Una mirada a la teoría marxista de la educación.

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El fin de la educación marxista consiste en contribuir a los procesos de liberación  de los pueblos del mundo, de la alienación a la que están sometidos “
Juan Duran Molina

La educación es una bisagra clave en los procesos de reproducción social, es por este motivo, que debemos tener en cuenta que la educación jugará un rol fundamental en la tarea revolucionaria que tiene el proletariado y la clase obrera en general, pero, somos conscientes de que la educación, por si sola, no cambiara al mundo, creer lo contrario, sería caer en un materialismo mecanicista, puesto que, como decía Marx

La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado

Más sin embargo, es innegable que el proletariado debe educarse, debe formase políticamente, por tanto, la teoría Marxista de la educación, a diferencia de otras teorías de aprendizaje y modelos pedagógicos, tiene un amplio frente de acción y busca, en esencia, colaborar con la eliminación de la opresión de una clase sobre otra, pero ¿Cómo plantea hacerlo?

Primero, debemos partir del hecho de que el acto de educar, no se limita a las instituciones educativas, por tanto, diferentes ambientes externos a las instituciones educativas también proporcionan lecciones que, en la mayoría de los casos, nutren de mejor forma a los estudiantes (luchas sociales, colectivos, medios de comunicación/difusión etc.) la teoría marxista de la educación aprovecha estos espacios para formar a los estudiantes y mediante el acercamiento a la realidad, generar en ellos, criticidad, reflexión y empatía para con las clases oprimidas ¿Con qué finalidad? desarrollar conciencia de clase en los estudiantes, es debido a esto que, el trabajo practico (que encare al estudiante con su realidad), mediatizado por el docente, es un factor fundamental para despejar del estudiantado, cualquier rezago de fatalismo en el que todo está dado y nada debe ni puede ser cambiado, sino que, por el contrario, queda mucho por hacer, la juventud aprenderá que el deber principal de la clase obrera, campesinos, intelectuales y sectores populares en general, es el de interactuar de forma activa en la transformación de la realidad, pero, ¿Con qué medios?

La teoría marxista de la educación comprende que las clases oprimidas deben estar presentes en los espacios de lucha tradicionales (huelgas, levantamientos, militancia etc.) pero también, es un deber fundamental de la juventud revolucionaria, crear nuevos espacios de lucha, que contemplen los cambios socioeconómicos y políticos actuales, esa será la labor de la juventud, integrarse y emplear su intelecto para pensar y repensar la lucha proletaria.

Esto nos lleva, como segundo punto, a la comprensión de la dialéctica, es necesario que, tanto docentes como alumnos comprendan, analicen y discutan diversas formas para superar las contradicciones que se presentan en las instituciones educativas como consecuencia del presente modo de producción. Una de las principales contradicciones es la separación que existe entre el micro-sistema y el macro-sistema, contradicción que se evidencia en como los representantes y padres de familia necesitan trabajar arduas jordanas laborales para lograr sustentar al hogar, por tanto, en la mayoría de casos, los estudiantes quedan a cargo de otros familiares (abuelos, tíos o hermanos mayores). La teoría marxista de la educación, debe aprovechar estas contradicciones para direccionar el malestar de la comunidad educativa y encausarlos en el que hacer practico, esto se puede lograr, por ejemplo, en asambleas populares, debates comunitarios, grupos de estudio y actividades extracurriculares en las que se reflexione sobre estas contradicciones y se planteen acciones prácticas para superarlas.

En el caso de los docentes, se exige la aplicación de metodologías ligadas al pensamiento crítico y la meta-cognición en aulas donde existe un hacinamiento de estudiantes (40-45 alumnos por aula) lo cual es totalmente antipedagógico y afecta al proceso de enseñanza-aprendizaje, siendo esta, la consecuencia de una contradicción aun mayor, la formación universitaria descontextualizada, en la que la teoría impartida en los salones de clase universitarios (currículo), no es compatible con la realidad institucional, la posible solución a esta contradicción, es la aplicación del materialismo dialectico e histórico en el estudio y análisis de la realidad y la educación, para de esa forma, como lo menciona Flores (2023) “comprender los fenómenos  en su movimiento, cambio, pero también en su interacción con el sujeto y esta no es una relación pasiva” (p.20) de esa manera se contextualizará las prácticas educativas, comprendiendo a fondo la importancia de un currículo pensado con las clases oprimidas, más no para las clases oprimidas, teniendo en cuenta los aspectos característicos de cada sociedad.

Así mismo, se presenta una contradicción en la finalidad de la educación, debido a que el actual sistema educativo, tiene como finalidad perpetuar el modo de producción o en algunos casos, simplemente mejorarlo, lo cual genera que los estudiantes se integren a una sociedad en la cual ya todo está dado, reduciendo al estudiantado a un ente pasivo, esto se puede evidenciar en la forma de evaluar a los estudiantes, aplicando reactivos y pruebas de base estructurada donde se evalúa la capacidad memorística, más no el cómo aplicar los conocimientos adquiridos a problemas reales de su comunidad y de igual forma, en la elección de una carrera profesional (temática que ya fue abordada en otros artículos), por tanto, una posible solución a esta contracción es la creación de proyectos educativos que estén pensados desde las problemáticas de la comunidad (de ahí la importancia, por ejemplo, de elementos como el PEI institucional), donde el producto y fruto de esos proyectos, sea compartido con el micro-sistema que rodea a la institución educativa.

Es por todo lo ya estudiado, que podemos establecer que la teoría marxista de la educación, al basar sus prácticas en postulados del materialismo histórico y dialectico, nos brinda una mayor amplitud para el análisis y ejercicio de la pedagogía emancipadora, comprendiendo la historia y sus cambios, pero sobre todo, comprendiendo la labor que ha tenido el ser humano dentro de esos cambios históricos, así mismo, también cambiará la forma en que la aprendemos, puesto que la educación responderá a los intereses de la clase proletaria, misma que contemplará al ser humano como una totalidad que no puede ser enajenable según las conveniencias del capital y del imperialismo.

Bibliografía

Flores, E. (2023). El método marxista filosofando a martillazos. Editorial subversión.

William Josué Topón Toledo

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