Propuesta para una Orientación Vocacional y Profesional desde la pedagogía crítica

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“Pero la juventud tiene que crear. Una juventud que no crea, es una anomalía”
Che-Guevara.

Luego de la crítica y el análisis al que fue sometido el OVP, es necesario que, a partir de los elementos problematizados, se plantee una propuesta en la cual se evidencie una praxis revolucionaria, que permita repensar las prácticas de orientación vocacional desde una perspectiva situada y crítica de la realidad, estas perspectivas deberán analizar elementos económicos, políticos e ideológicos, por tal motivo, se plantearán 3 temas a tomar en cuenta para un OVP encaminado a la liberación de los pueblos.

1. El rol del estudiante ¿un ente económico o la construcción de un intelectual orgánico?

A partir del análisis socio-histórico que hemos realizado, podemos llegar a una conclusión, el OVP, desde su creación, ha caído completamente en un paradigma economicista y ha sustentado su accionar en ramas del conocimientos tales como la psicología, por tal motivo, percibe al estudiante como un sujeto netamente económico, mismo que tiene una sola tarea, producir, consumir y reproducir, esto lo ha reducido a un ser que dedica todo su tiempo disponible al trabajo (físico o mental), recibiendo a cambio un salario que, en la mayoría de los casos, su única finalidad es la de evitar que la masa de obreros de extinga (capital variable), este proceso ha contribuido a la constante y continua deshumanización o dicho de otro modo, a la completa enajenación de los trabajadores, los ha convertido en sujetos de rendimiento a favor del capital.

En torno a esto, Marx (1946) nos diría que “el obrero sale constantemente de este proceso igual que entró, como fuente personal de riqueza, pero despojado personalmente de todos los elementos necesarios para realizar esta riqueza en provecho propio” (p. 480), por tanto, el OVP, tal como está pensado, obedece a las necesidades de la clase dominante, puesto que busca perpetuar un sistema en el cual los trabajadores, cedan pasivamente la principal fuente de riqueza de la sociedad, su trabajo.

¿Cuál es el problema de pensar al estudiante como un sujeto netamente económico? El reduccionismo actual del OVP presenta múltiples problemas, el primero de ellos y como ya se mencionó, es la enajenación, el segundo problema gira en torno a la cosificación del otro, la extinción de la otredad, es ya conocido que la forma en que producen las sociedades va a determinar la forma en la cual los seres humanos interactúan y conviven, por tanto, las bases éticas de este sistema y la forma en la cual se está educando, predispone a la explotación del hombre por el hombre, o dicho de otra forma, el hombre sigue siendo el lobo del hombre, por último, debemos recordar que, bajo la sociedad del rendimiento, los estudiantes con Necesidades Educativas Específicas (NEE) sean estas asociadas o no asociadas a una discapacidad, quedan relegados de estos procesos, (muy a pesar del termino orientación ocupacional), basta con revisar la historia para percatarnos que, bajo estos enfoques, las “minorías” son relegadas

Teniendo en cuenta este hecho, el OVP desde la pedagogía crítica deberá deshacerse de este paradigma tan cerrado y posicionar, en su lugar, un paradigma en el cual se aprecie al ser humano como un sujeto bio-pisco-social, esto significa, cambiar totalmente la concepción tan arraigada que tenemos del OVP, puesto que, actualmente, la finalidad principal de este proceso es encausar al estudiante a una determinada actividad laboral (empezando este proceso por la “correcta” elección de una carrera universitaria), cuando realmente, se debería pensar al estudiante como un sujeto capaz de elegir el tipo de sociedad en la cual desea habitar y que, en función de ello, se movilice en la continua construcción de esa sociedad, teniendo claro que eso significa la superación del actual modo de producción.

El orientador, por su parte, no puede pretender ser ese ente “omnisciente” que, en base a test psicométricos y en función de enfoques como el de rasgos y factores, le dicte al estudiante que hacer o que elegir, el orientador primero debe desaprender, debido a que las universidades son actualmente el principal centro del epistemicidio, puesto que se dictan paradigmas, modelos y enfoques pensados desde el centro para la periferia. Por tanto, el OVP, desde la pedagogía crítica, deberá reflexionar junto con el estudiante aspectos económicos, políticos e ideológicos, mismos que posibiliten la formación de una sociedad nueva, la cual, a su vez, necesite de un hombre nuevo, que es a lo que realmente debe apuntar el OVP.

¿Para qué un intelectual orgánico? Para una nueva sociedad necesitamos a un hombre nuevo, este se construye con una educación que impulsa, entre tantos aspectos, el trabajo colectivo, el cual posibilita la vida en sociedad, ya lo diría el Che-Guevara (1968)

Esta es la forma de educación que mejor cuadra a una juventud que se prepara para el comunismo: la forma de educación en la cual el trabajo pierde la categoría de obsesión que tienen en el mundo capitalista, y pasa a ser de un grato deber social” (p. 293)

Por consecuencia, la pedagogía crítica aplicada al OVP, busca superar la actual perspectiva economicista para alcanzar un pensamiento biofílico, que acepta la multiplicidad del ser humano, dando como resultado el cese de las relaciones de opresión entre individuos y clases, esto nos llevará forzosamente a la superación del actual modo de producción, y hará de esta meta, una tarea de todos, un objetivo en común. Todo esto mediante métodos dialógicos en los que existe una relación horizontal entre orientador/alumno, fortaleciendo el pensamiento crítico y la construcción de conocimientos de forma colectiva.

2. Superar el modelo Escuelo-centrista

Al inicio de esta crítica, argumentamos que el OVP debe tener, sobre todo, un sustento pedagógico, pero esta propuesta puede dar a entender que la escuela es el único lugar en el que se puede desarrollar el OVP, y esto es un error sumamente perjudicial, por tanto, vamos a clarificarlo. La escuela no es el único lugar que educa, por el contrario, la escuela es uno de los tantos lugares en los cuales se lleva una batalla continua de ideas, recordemos una de las máximas en psicología, el ser humano es un ser social, por tanto, la sociedad y sus estructuras (instituciones, medios de comunicación, redes sociales, internet, la familia etc.) depositan en los sujetos, una serie de valores, pensamientos, contenidos y, sobre todo, ideologías.

Marx (s.f) ya escribiría sobre este aspecto y nos mencionaría que “las ideas dominantes en cada época histórica, no han sido otra cosa que las ideas de la clase dominante” (p. 102)  por tanto, la finalidad principal de las diferentes instituciones sociales, es difundir y naturalizar estas ideas, es por ello que, en la pedagogía crítica, autores como Henry Giroux, introducen el concepto de lo que hoy conocemos como el currículo oculto, este currículo oculto posee un conjunto de normas, conocimientos y en definitiva, ideologías que llevan el sello de la clase dominante y que son asimiladas por los estudiantes en los espacios educativos “formales” (escuelas, colegios y universidades) y en definitiva, en la súper-estructura.

La pedagogía crítica aplicada al OVP, es, por tanto, una resistencia al discurso oficial de la clase hegemónica y sus instituciones que validan las ideologías con prácticas educativas eurocéntricas y reduccionistas, de acuerdo con Catherine Walsh (2013) “Las luchas sociales también son escenarios pedagógicos donde los participantes ejercen sus pedagogías de aprendizaje, desaprendizaje, reaprendizaje, reflexión y acción” (p. 28), el OVP, al estar pensado únicamente desde las escuelas, no permite aprovechar las vivencias y sucesos que ocurren fuera de los recintos escolares, vivencias que en múltiples casos, enriquecen aún más el aprendizaje, puesto que su construcción es colectiva y amplia, más no individual y reduccionista.

Así como el OVP es un contrapoder, una resistencia, es también una herramienta que nos permite re-existir, el estudiante, bajo esta propuesta, puede concebir otra forma de vivir y cuestionarse a sí mismo, cuestionar el sistema en el cual está inmerso y como cambiarlo, bajo este paradigma, se puede llegar a un verdadero auto-conocimiento, puesto que sus referentes son más amplios y enriquecedores (referentes colectivos), esto nos permite pasar de un modelo cognitivista-individualista, a un modelo situado, problematizado, histórico-social, mismo que ayuda a descolonizar las mentes de la clase dominada, esto facilita el pasar de una clase en sí a una clase para si.

Por tanto, si reconocemos que el acto de educar no se reduce netamente al recinto educativo como el único espacio que se tiene para formar a los estudiantes, esto nos lleva, forzosamente, a reconocer la importancia de retomar el control, de recuperar y descolonizar las instituciones y espacios externos a la institución educativa, partiendo desde la célula más básica de la sociedad, la familia, hasta los medios masivos de comunicación y entretenimiento (internet y medios de comunicación), que de forma directa e indirecta, perpetúan practicas dominantes. De forma paralela, se debe reconquistar las propias instituciones educativas (escuelas, colegios, universidades etc.).

 

Ahora, debemos pensar entonces, ¿quién puede emprender este camino? Por lo general, se considera que pedagogos, psicopedagogos, psicólogos etc. tienen un campo laboral sumamente amplio, pero, si hilamos fino, nos damos cuenta que es amplio siempre y cuando su labor/accionar se límite a ser productivo dentro de una determinada institución (escuelas, colegios, universidades, centros de atención etc.) esta concepción es netamente institucentrica y niega completamente la oportunidad de contemplar otras formas de intervención (educación popular, escuela para padres situada etc.), así mismo, bajo este modelo, las mal llamadas “minorías sociales” quedan excluidas o son las primeras víctimas de una educación pensada para ellos, no con ellos (recomendamos estudiar el congreso de Milán y la oralización de las personas sordas).

3. La construcción de un proyecto país

Toda educación es un acto político, por tanto, la educación y el OVP no pueden permanecer indiferentes ante la construcción del proyecto país, hoy en día la aristocracia ecuatoriana ha configurado el tablero político/educativo, empleado a la educación, como una herramienta para que las mayorías sigan al servicio de las minorías, esto mediante una democracia burguesa, una educación que tiene como principal objetivo el desarrollo de habilidades duras por sobre las habilidades blandas, para de esa forma impulsar la competencia como medidor de eficiencia, todo esto da como resultado un estudiantado con una profunda crisis de valores, donde su más grande sueño es migrar países del norte o europeos, un estudiantado al cual, la palabra revolución le parece hueca/imposible, dicho de otro modo, ha generado a un estudiantado que ha caído en una indefensión aprendida.

El modelo actual del OVP propone el emprendimiento y la competencia como caminos viables para mejorar la matriz productiva, estableciendo como aspecto central al mercado y luego al ser humano, nosotros, por el contrario, consideramos que la burguesía ha generado a su antítesis (el proletariado, campesinado, intelectuales, etc.) mismos que han de superar este modo de producción, pero, para lograr esta tarea, es necesario la existencia de un partido, el cual, organice y lleve a cabo una práctica revolucionaria junto con el pueblo, teniendo siempre en cuenta el proyecto país al que se desea alcanzar.

Por ello, desde la pedagogía crítica, aceptamos y somos enfáticos en reafirmar que la educación y el OVP, por si solos, no cambiaran a los hombres que han de cambiar al mundo, más sin embargo, los partidos que no lleven a cabo procesos de formación política mediante metodologías críticas y dialógicas, tampoco lo podrán lograr, por tanto, el camino que nosotros (a diferencia del currículo oficial) proponemos, es la una unión entre el partido revolucionario y la pedagogía critica como principal instrumento de cambio, para de esa manera, formar políticamente a los pueblos, dotando primero a los estudiantes con conocimientos y pensamientos críticos.

Este apartado es de gran importancia, debido a que es en este momento, donde se intersectan los 2 planteamientos anteriormente propuestos (una educación y orientación que supere a la visión economicista y un modelo que supere a la visión escuelocentrica) y pasan a convertirse en una praxis revolucionaria, la cual, se encuentra conectada con el accionar de un partido, mismo que ha de guiar al pueblo en la lucha contra la clase dominante, cumpliendo así con una de las máximas del marxismo, “la historia de todas las sociedades, no ha sido otra cosa que la historia de la lucha de clases”. Pero esto no se puedo lograr, si de parte del pedagogo, psicopedagogo o psicólogo, no existe criticidad, reflexión y rebeldía para con la clase opresora.

 

Referencias

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William Josué Topón Toledo

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