Algunas opiniones críticas y cuestionamientos al proyecto “The Line”

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Para muchos profesionales, investigadores y posiblemente para muchos pobladores, leer lo que sería la ciudad The Line, podría concluirse como fantástica, su estructura llama la atención y hace emocionarse del aprovechamiento que se puede dar al desierto que se supone, sería imposible de vivir o por lo menos vivir con muchas limitaciones.

La construcción de La Línea se desarrolla, y paralelo a ello se movilizan varios dueños o promotores del proyecto a buscar financiamiento (¿será necesario? o que tendrán pensado), y al mismo tiempo los cuestionamientos y críticas al proyecto que se han hecho presentes, veamos algunos:

Los proponentes del proyecto dijeron que uno de sus propósitos es que no exista impacto ambiental, pero lo llamativo de esto es que el dinero que tienen proviene principalmente de la venta de petróleo y engrosarán las cuentas con las ventas de futuro.

La construcción de la ciudad requiere de cientos de máquinas, vehículos, tractores para mover la tierra o arena y requieren grandes cantidades de agua, todo este trabajo producirá desechos, se necesita materiales como hierro, cemento, vidrios, cables, etc., que se movilizan en vehículos que usan derivados de petróleo y que se usaran  durante el tiempo que dure la ejecución del proyecto ( más de 30 o 50 años), conociendo que estos trabajos se realizan veinte y cuatro horas al día.

A pesar de que The Line resuelva o al menos reduzca el problema de las emisiones de CO2 debido a que no existirá transporte privado, esta solución es solo superficial: la huella ecológica de su construcción será inmensa y una pequeña mejora no es el único parámetro para presumir de un proyecto sostenible.

La ciudad estará ubicada en el desierto donde las temperaturas sobrepasan los 50 grados centígrados, por lo tanto dentro de las viviendas, lugares de entretenimiento, trabajo, estudios, etc., necesitan aire acondicionado, para el desarrollo de actividades bajo techo y la conservación de alimentos, por ahora no dicen que tipo de energía usaran para ello y cuál será su impacto.

 

The Line tendrá una fachada de cristal que se extenderá por tres regiones ecológicas: montaña, valle, y la costa del desierto, cerca del Mar Rojo. lugares donde existen variedad de aves y animales, Aves como ruiseñores, collalbar, gangas, alondras, alimoche y halcón (en peligro de extinción), el orice orix del desierto, avutardas, algunas de las cuales están en peligro los espejos causaran desorientación a las aves y a los animales, en el caso de las aves su migración y posibles estrellamientos, y a los demás una desorientación.  Esto puede suceder a pesar de que la empresa, dice asegurar la preservación del 95% de la naturaleza

Veamos otras opiniones, unas tomadas de la página “Climática”; la investigadora Francesca Olivieri profesora en el Departamento de Construcción y Tecnología Arquitectónicas de la Universidad Politécnica de Madrid, dice “la planificación vertical de The Line le resulta poco natural para el ser humano: Estamos acostumbrados a desplazarnos de forma horizontal. Está claro que no podemos seguir construyendo en todos lados viviendas unifamiliares, carreteras largas y ciudades que ocupen una superficie mucho mayor de la que se necesita, pero yo creo que hace falta un término medio”, opina.

Otra de Daniel Sánchez Peinado, director técnico de la Plataforma de Edificación Passivhaus, empezando por su ubicación, parte de técnicos españoles  dicen,  Sánchez añade que, en un proyecto tan grande, “la construcción en diferentes niveles y con diferentes vuelos y retranqueos debe estar muy bien planificada, ya que puede ser difícil conseguir comunicaciones y desplazamientos de los habitantes de manera sencilla tanto en vertical como en horizontal. Además, parece complicado conseguir que la luz natural alcance los niveles más bajos en la parte central de una estructura que mide más del doble de alta que de ancha”.  Asimismo, el experto cree que una construcción vertical puede generar puntos ciegos que sean inseguros, o incluso zonas aisladas. Todo ello en un espacio donde, debido a la construcción en altura, aumentaría la densidad de población por metro cuadrado.

La nueva ciudad tiene como meta tener nueve millones de habitantes previstos, y Mohammed Bin Salman planea incluir turistas internacionales ahora que se ha aprobado una ley para impulsar el sector tras años de limitaciones para la gente extranjera. El objetivo: diversificar la economía y crear 380.000 puestos de trabajo para 2030. Ante esta perspectiva, surgen nuevas preguntas relacionadas con las reiteradas violaciones de derechos humanos de este país: ¿qué leyes se aplicarían en esta urbe?

En mayo del 2024, se conoce que se reducirán los kilómetros cerca de tres y que la población seria de 1,5 millones, Al parecer cada momento cambian lo planificado, no debería sorprendernos otro tipo de cambios que se podrían realizar.

El proyecto prevé establecer espacios micro climáticos para permitir la entrada de luz solar, sombra y ventilación natural, además de la construcción de espacios verdes abiertos en el interior de la construcción. Sin embargo, estas condiciones, totalmente artificiales, requieren un gasto energético muy elevado.

 

“Esto solo se podrá conseguir a costa de emplear grandes cantidades de energía que, si son de origen 100% renovable como indican, implican necesariamente una infraestructura de proporciones descomunales. Estas plantas de generación de energía también tienen su propio impacto ambiental para su construcción, así como los materiales necesarios para fabricar los componentes de los paneles fotovoltaicos y similares, y para su posterior reciclaje al final de su vida útil”, explica Sánchez.

Para Olivieri, este gasto es totalmente innecesario. Primero porque, aunque se usen todas las estrategias bioclimáticas posibles para acondicionar el espacio construido basándose en la naturaleza, sigue tratándose de un espacio interior, por lo que asegurar el mismo clima durante todo el año resulta complicado, sobre todo en un clima hostil como el de Arabia Saudí.

Segundo porque el cuerpo humano está adaptado a vivir las distintas estaciones del año y en diferentes lugares del mundo. Acostumbrarlo, por tanto, a las mismas condiciones de forma habitual, sin diferenciar estaciones o la noche y el día, solo hará perder la conexión con la naturaleza y deteriorar nuestro reloj biológico.

Asimismo, a pesar de que no se detallan qué materiales se utilizarán para su construcción, Sánchez tiene claro que, para levantar una estructura de semejantes dimensiones, serán necesario usar acero, hormigón o vidrio, los cuales generan una huella de carbono elevada en todo su ciclo de uso —construcción, demolición y cadena de suministro.

“Si el objetivo del proyecto es reducir el coste ambiental de las ciudades no parece que hacer una mega ciudad donde no la había sea la mejor solución. Siempre será mejor la rehabilitación y reorganización de las ciudades que ya están construidas, puesto que los recursos y materiales para su construcción ya existen y su impacto ambiental ya está siendo amortizado, en lugar de emplear nuevos”, concluye Sánchez.

Urbanistas manifiestan que pensar que el futuro de las ciudades seria esa propuesta no es adecuado y lo cuestionan y lo han publicado en la revista Nature, y pronostican que fracasara, su gran tamaño y la estructura lineal harán que la movilidad y la habitabilidad sea una pesadilla para sus ciudadanos.

La ciudad tendrá 170  kilómetros, y para el desplazamiento, sus habitantes tendrá que  realizarlo de acuerdo a los creadores de la ciudad, lo harán en un tren de alta velocidad, vemos algunos datos: se anuncia de que el tren tendrá  86 paradas , lo que significa que existirá cada 1,97 km, habrá una, para poder atender a los usuarios para su movilización  con facilidad , si esto es así, el  embarque y desembarque requiere de algunos  segundos que  se llegaría a 60 minutos más o menos  y  entonces entre parada y parada, el desplazamiento del tren no puede ser de alta velocidad, ni tampoco podría decirse es  deficiente

Según el estudio, esto será imposible en una ciudad de trazado lineal, donde la densidad de población será de 265.000 personas por kilómetro cuadrado, “Si eligiéramos a dos personas al azar estarían de media a 57 kilómetros de distancia la una de la otra. Y si escogiéramos una distancia de un kilómetro entre dos puntos cualquiera, sólo el 1,2% de la población se encontraría a esa distancia”.

El experto argumenta que, si en lugar de una línea, la forma de la urbe fuera un círculo con un radio de 3,3 kilómetros, la distancia entre dos personas cualquiera sería de tan sólo 2,9 kilómetros. Es decir, el 24% de la población estaría situada a una distancia cómoda para recorrer a pie o bicicleta   alrededor de 265.000 personas por kilómetro cuadrado (km2). “Unas diez veces la densidad residencial de Manhattan y cuatro veces la de Manila, considerada una de las ciudades más densamente pobladas de la Tierra”, quienes gustan de caminar será bastante difícil por las distancias y caminar o movilizarse en sentido vertical, casi sería imposible, por más facilidades que haya o cuando exista una emergencia.

Los impulsores de The Line no solo hablaron de alturas, dimensiones, diseños y servicios; ofrecieron también un objetivo de población: quieren que la ciudad acoja ni más ni menos que a nueve millones de personas. La gran pregunta es… ¿Resulta viable?, sería bueno saber si los nueve millones son de personas procedentes de Arabia o el proyecto está dirigido a migrantes con mucho dinero, y lo otro no se habla de costos de vivir allí o en que trabajarían quienes así decidan vivir allí. Sera de pensar el costo, los impuestos, pues creo que recuperar la inversión es prioritario, y que es bastante dinero,

El proceso de desalinización The Line se alimentará con energía renovable y la salmuera que se obtenga de la obtención de agua, en lugar de verterla al mar, se utilizará como materia prima industrial. Sólo hay un problema: el uso de energías renovables con plantas desalinizadoras nunca ha tenido éxito, y eso se plantea es un proceso costoso y el subproducto, una suspensión de salmuera y productos químicos tóxicos, se desecha en el mar, con consecuencias perjudiciales para los ecosistemas marinos. Arabia Saudita es un país árido y aproximadamente la mitad de su agua se produce a través de plantas de desalinización, una instalación industrial que extrae la sal del agua, que funciona con combustibles fósiles, también en mayo 2024 se  informa que  la planta desalinizadora  que costaría entre 1.500 y 2.000 millones de dólares que cubriría el 30 % de las necesidades , ahora  la considerarían innecesaria ( ¡ ) que iba a abastecer la ciudad y que reduciría también a 300.000 personas de los 1,5 millones tendría como población hasta el 2030, y que por eso ya no se necesita.

El muro de esta estructura, que estará totalmente recubierta de espejos reflectantes. “¿Qué ocurrirá con todas las aves que hay en la zona? Ya no es sólo que las estás obligando a modificar sus rutas migratorias, es que cientos de ellas pueden morir estampadas contra sus cristales”, señala Lope de Toledo, en referencia al hecho de que este gigantesco muro será invisible a estos animales

De hecho, Lope de Toledo se hace eco de lo que ha afirmado al respecto el director de la Escuela de Medio Ambiente de Sidney (Australia), Philip Oldfield: “No se puede construir un edificio de 500 metros de altura con materiales bajos en carbono, esto requeriría una cantidad fenomenal de acero, vidrio y hormigón”. De hecho, Oldfield calcula que la construcción de The Line produciría más de 1.800 millones de toneladas de CO2 incorporado, es decir, el equivalente a cuatro años de las emisiones totales de Reino Unido.

The Line asegura que ese trayecto se cubriría en sólo 20 minutos, pero eso implica, según los cálculos de Luis Lope de Toledo, que dicho tren “debería ir a más de 550 kilómetros por hora”, incluso sin realizar paradas intermedias, cuando el ferrocarril más rápido ahora existente está en Japón “y va a 460 kilómetros por hora”. “Tendrá que mejorar mucho la tecnología si quiere cumplir lo de los 20 minutos”, añade.

Tampoco parece que se haya pensado mucho en cómo resolver la iluminación de una ciudad encajada entre dos muros de 500 metros de alto y de sólo 200 metros de ancho. Del mismo modo, la ventilación que habrá en el interior es un misterio. “¿No se les ha ocurrido pensar que, en vez de una fachada llena de espejos, esa piel debería ser porosa, para que corra el aire”, se pregunta?

Están surgiendo más voces críticas. Un artículo publicado en la revista NPJ Urban Sustainability, critica abiertamente el diseño de esta megaconstrucción. Según sus autores, The Line es precisamente la forma menos eficiente posible de hacer una ciudad. De hecho, defienden el diseño circular frente al lineal.

Rafael Prieto-Curiel y Dániel Kondor, investigadores del Complexity Science Hub en Viena (Austria), autores del artículo, afirman: “El proyecto nace como la encarnación del sueño de comenzar desde cero y repensar completamente una ciudad, pero, para empezar, una construcción lineal es la peor manera de diseñar una ciudad, si recordamos por ejemplo que durante miles de años se han creado ciudades con estructura circular. Por algo la humanidad tiene 50.000 ciudades, y todas son de algún modo redondas”.

Como se puede ver las críticas, las visiones opuestas de la ciudad lineal aparecen desde varios ángulos y seguirán apareciendo otras mientras más se conozca del proyecto, al parecer los temas ambientales siguen siendo postergados en la ciudad lineal o las circulares.

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