Aniversario fatal: la prensa amarilla está de cumpleaños

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Periodismo amarillo es un estilo en el que se exageran noticias sin importancia, o se emplea información falsa, exagerada, con fines  mercantiles o  políticos.

El 25 de noviembre de 1896 aparece en Nueva York lo que se llamaría la Prensa Amarilla.

Era una época de brutal crecimiento capitalista-imperialista, caracterizado entre otras cosas por una despiadada competencia industrial a la que no tardó en llegar el periodismo.

El país recibía millones de migrantes, especialmente de Europa, lo que producía un incremento permanente de consumidores. Había también enormes masas de pobladores en la más absoluta indigencia pero que compraban un periódico en busca de empleo.

Los ciudadanos requerían informaciones y de allí devino la existencia de muchos periódicos, de los cuales los más importantes fueron el New York World (propiedad de Joseph Pulitzer, húngaro) y New York Journal (del millonario William Randolph Hearst, de ascendencia alemana).

Los Estados Unidos se hallaban en una etapa de expansión y vio como oportunidad tomarse varias zonas del mundo. Se encontró con la debilitada monarquía española, que venía de perder las guerras de la independencia en América del Sur, el Caribe, y las Antillas.

El 15 de febrero de 1898 estalla en la Bahía de La Habana el acorazado Maine de lo cual se responsabilizó al gobierno español y a los patriotas  cubanos que libraban una tenaz lucha por la independencia. Con este pretexto los Estados Unidos declaran la guerra a España, pero también porque existía un clima de animadversión absoluta en la opinión pública norteamericana contra españoles y cubanos, creada por la prensa amarilla en todas las ciudades del país del norte.

 

La prensa amarilla atiza la guerra

La rivalidad entre los dos más grandes periódicos les llevó a crear efectismo y contenidos sensacionalistas, sin ningún asomo de ética. Uno de los procedimientos era publicar suplementos o viñetas a un solo color, muy llamativo, o a varios colores. Y de esta manera aprovecharon la confrontación en Cuba y el hundimiento del Maine.

Una tira cómica de gran éxito fue creada por el guionista y dibujante Richard Felton en el diario de Joseph Pulitzer (New York World), que narraba las travesuras de un chiquillo que aparecía con una túnica amarilla y en ella aparecían frases, pensamientos, sentencias, arengas, la mayor parte en contra de los españoles y los cubanos. Lo llamaron The Yellow Kid. Fueron tan famosas y exitosas estas publicaciones que terminaron convenciendo a las masas acerca de la “peligrosidad y descaro” del gobierno y pueblo español, con lo que quedó listo el terreno para la guerra.

Justificada emocionalmente la guerra, no fue sino cuestión de tiempo para que España pierda (renuncie según el lenguaje diplomático) a Cuba y las islas Filipinas. Previamente el gobierno yanqui quiso comprar a Cuba por 300 millones de dólares. Se cumplía también la doctrina Monroe “América para los americanos”, que no ha sido sino la justificación para tantas invasiones.

Un año más tarde, Hearst, el dueño de New York Journal, “se robó” a Richard Felton, con el ofrecimiento de una mayor paga. El sensacionalismo, la falta de escrúpulos éticos, el falseamiento de la información, las noticias falsas con la que trabajaban al Yellow Kid y toda la información en general se llamó “Prensa amarilla”, que con el paso del tiempo ha servido para calificar a la prensa comercial-capitalista.

La prensa amarilla goza ahora de muy buena salud porque engaña y pervierte a centenares de millones de personas. Está en la primera fila de la noticias y opiniones sobre las guerras y la violencia urbana. Para ello se vale ocasionalmente de gobiernos, abogados y legisladores para impedir control  o verificación de los contenidos. Ahora lucha febrilmente para evitar que se legisle la Inteligencia Artificial y la publicidad, de ahí que es de capital importancia analizar los contenidos de la gran prensa, especialmente en elecciones.

Marco Villarruel A.

 

 

Marco Villarruel
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