De Carlos Marx, Federico Engels, Vladimir Lenin y José Stalin aprendió los principios y las leyes de la dialéctica marxista y su lógica, el materialismo dialéctico, el Materialismo Histórico y la Economía Política, convertidas en poderosas armas que moldearon su concepción del mundo y de la vida.
Este 17 de febrero se cumplieron 14 años del vil y cobarde asesinato de Jaime Hurtado González, revolucionario consecuente con su pueblo, fiel a los principios del marxismo-leninismo y luchador por la Patria Nueva y el socialismo; de Pablo Tapia, diputado alterno y de Wellington Borja, asistente de servicios legislativos. Crímenes cometidos a escasos metros de la Guardia de la Corte Suprema de Justicia, la Escolta Legislativa y frente a un Puesto de Auxilio Inmediato (PAI), en el que hubo manifiesta negligencia de los elementos de la fuerza pública para evitarlo.
Jaime Hurtado González nace el 7 de febrero de 1937 en la miserable y atrasada parroquia Malimpia del cantón Quinindé. La pobreza de su hogar se refleja en el analfabetismo de Esteban y Pastora, sus padres; en el trabajo duro para cultivar plátano, caña y la recolección del coco que enfrentó el mismo Jaime hasta los 10 años junto a sus 7 hermanos mayores; en el retraso en su ingreso a la escuela 21 de Septiembre en la ciudad de Esmeraldas y en el trabajo de lustrabotas y ayudante en el pequeño bar de sus padres.
Las condiciones de su pobreza, su extracción de clase humilde y campesina, su negritud y el trabajo productivo forjarían en él al futuro revolucionario, caracterizado desde joven como hombre de retos y disciplina, tanto en sus estudios secundarios en el Colegio Fiscal 5 de Agosto de Esmeraldas como en el colegio Eloy Alfaro de Guayaquil, con una beca; como en sus actividades de liderazgo ligadas siempre con importantes y significativas responsabilidades como Presidente de la Asociación Escuela de Derecho de la facultad de Jurisprudencia y candidato a la presidencia de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE) en la Universidad Santiago de Guayaquil. A todo ello se sumaría su afición al atletismo y al básquetbol que lo convirtieron en gran deportista en 110 vallas, 1500 planos, jabalina, disco y medallista de oro en salto triple y en seleccionado de básquet de los clubes Atlético y Emelec, de la provincia del Guayas.
Un salto cualitativo en su vida constituyó para este idealista su contacto con los clásicos del Marxismo-Leninismo a quienes leyó y estudió y a cuyo pensamiento se adhirió desde muy joven, identificándose plenamente en medio de su práctica social y política y por su extracción de clase. De Carlos Marx, Federico Engels, Vladimir Lenin y José Stalin aprendió los principios y las leyes de la dialéctica marxista y su lógica, el materialismo dialéctico, el Materialismo Histórico y la Economía Política, convertidas en poderosas armas que moldearon su concepción del mundo y de la vida. Por la célebre obra El Capital de Carlos Marx, se enteró de que los esclavos negros, como aquellos cientos que conducía el barco que naufragó en tierras parte de su natal Malimpia, eran fuerza productiva que serviría para la acumulación originaria del capital del naciente sistema capitalista mundial. Ello explica su profundo conocimiento sobre este sistema de explotación al que cuestionó y criticó siempre en toda tribuna y en el Congreso Nacional como una de las principales cadenas históricas, porque en su conciencia maduró la cita de Marx de que el capitalismo “llegó al mundo chorreando sangre”.
De esos clásicos aprendió que la naturaleza y la sociedad y todo cuanto existe tiene un carácter cambiante y que toda sociedad muere para ser remplazada por otra más desarrollada; que el capitalismo será remplazado por el socialismo y el comunismo, por el mismo mejoramiento cualitativo de la humanidad y la lógica de su desarrollo. Por ello su convencimiento revolucionario y práctica social junto a los obreros, con quienes fundó la Unión General de Trabajadores del Ecuador (UGTE), su vinculación con campesinos y montubios, con maestros, pequeños comerciantes, estudiantes secundarios y universitarios, con la juventud, con los explotados y oprimidos, a quienes educó, organizó y orientó sobre la necesidad de una Patria Nueva y el socialismo y en combate abierto contra gobiernos civiles y dictaduras militares.
Como revolucionario consecuente militó en una organización de nuevo tipo, como lo señalara V.I. Lenin; por ello es que en 1966 forma parte de las filas del Partido Comunista Marxista-Leninista del Ecuador (PCMLE), en el que por su entrega a las tareas revolucionarias llegaría a ocupar importantes puestos de dirección. Su actividad política ligó estrechamente con las de su profesión de abogado en la defensa de litigios laborales de obreros y campesinos, de pequeños comerciantes y gente pobre sometida al abuso y prepotencia de los gobiernos burgueses de turno.
Como respuesta política organizada frente a la dictadura del triunvirato militar de finales de la década de los 70, junto a la FTP, la FEUE y la FESE, Jaime Hurtado González cumple una de las tareas más significativas de su vida al participar como miembro fundador del Movimiento Popular Democrático (MPD), el 17 de marzo de 1978, en el local del Sindicato Único de Choferes de Pichincha, y así al recoger el planteamiento del Programa de Gobierno de los trabajadores, campesinos, maestros y estudiantes, como el antecedente más cercano y significativo para su constitución; propósito claro e histórico de luchar por las necesidades tantas veces postergadas de los pueblos del Ecuador; de los explotados y oprimidos y en medio de la consigna que plantea la “conquista de un gobierno popular, patriótico, democrático y revolucionario que aplique resueltamente su programa y siente las bases para la conquista del socialismo”.
En esta parte de su vida y para aquel mismo año 1978, Jaime Hurtado es propuesto como candidato a la Presidencia de la República por el Movimiento Popular Democrático (MPD); sin embargo, por el boicot del Tribunal Supremo Electoral al no aceptar la inscripción del partido, su candidatura no se oficializó. Hechos como este y otras zancadillas por parte del Estado de la burguesía y de otras fuerzas políticas se repetirán en la trayectoria histórica del MPD. Con posterioridad, en 1979, por sus méritos y entrega al trabajo entre los sectores menos favorecidos, recibiría el encargo de representarlos como diputado nacional por primera vez, al instalarse el primer Congreso Nacional luego de las dictaduras militares con el “Retorno al régimen de derecho”. En 1998 es electo una vez más como diputado nacional y como candidato a la Presidencia de la República, lucha electoral en la que participaría por dos ocasiones, convirtiéndose en ambos casos en el primer diputado y primer candidato negro a la Presidencia de la República en la historia del Ecuador. En sus intervenciones combatió la corrupción y la explotación. Planteó la necesidad de una conducción solvente del país porque los ecuatorianos “Necesitamos un capitán de barco que sepa donde llevar el barco y, en segundo lugar, que tenga la experiencia y capacidad suficiente para poderlo llevar a puerto seguro en un mar encrespado como es el que vivimos actualmente.”
Desde 1990 a 1994 fue director nacional del Movimiento Popular Democrático, conduciéndolo con decisión; realizando cambios cuantitativos y cualitativos y fortaleciendo su unidad en la construcción y ampliación de sus filas. Fue implacable contra quienes pretendieron atentar contra la Línea Política y disciplina del Partido camuflándose como de izquierda, cuando en realidad medran a la sombra de las posiciones seudo revolucionarias.
Su hogar estuvo formado con Siria Angulo Alcívar, abogada de profesión, y sus hijos: Pastora Amira, doctora en bioquímica y farmacia, Fernanda Stalina, Ingeniera en Alimentos, y Jaime Lenin, abogado, quien con sobrados méritos y entrega continúa llevando la posición política revolucionaria de su padre.
Aquel miércoles “de ceniza”, 17 de febrero de 1999, el macabro y detestable crimen quedó grabado en la mente y el corazón de miles de seguidores, de sus compañeros y camaradas, afiliados y simpatizantes del MPD, de la gente sencilla de los pueblos del Ecuador, de comunidades, etnias y nacionalidades. La forma irresponsable como el gobierno de Jamil Mahuad presentó el “informe” en cadena de TV, a 48 horas del nefasto suceso, quedó como show mediático en su afán de responsabilizar a grupos paramilitares de Colombia de su cometimiento, show acompañado por sus ministros de Gobierno y Defensa, Vladimiro Álvarez y José Gallardo, el presidente del Congreso, Juan José Pons, y el comandante de Policía, Jorge Villarroel.
Desde aquel funesto día los encargados de “hacer justicia” en el país acumularon cientos de versiones, testimonios, diligencias y decenas de providencias, en 9 mil páginas, 40 cuerpos de proceso tramitados por siete jueces, sin establecer con precisión y certeza los autores intelectuales del triple crimen, aunque muchos sospechosos como autores materiales recibieron prisión.
De Jaime Hurtado González recordamos su amplia y sincera sonrisa, su franqueza y honestidad; su apego al trabajo político revolucionario, su valentía, su entusiasmo sin tiempos de reposo y sus posiciones inclaudicables porque “Los emepedistas –decía- no podemos hacer una lucha con pañuelitos blancos, el MPD no puede ante un golpe que le den en una mejilla virar la otra. El MPD es consciente de que no puede tratar con mano blanda a quienes, permanentemente, atropellan al pueblo violentando los derechos fundamentales de los sectores populares…”, demostrando en los hechos dignidad y radicalidad en defensa de los pueblos y en salvaguarda de sus derechos humanos.
Nunca olvidaremos su sobria frase: “Srta. Presidenta, quiero hablar hoy, y no mañana”, antes del asesinato de un revolucionario.
Por: Fermin Ande
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