La vida de los que sobran

publicado en: Opinión | 0
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Crisis en la Salud,

“LA VIDA DE LOS QUE SOBRAN”

 por Damián Briceño.

 

“El Baile De Los Que Sobran” es el título de una de las icónicas canciones de Los Prisioneros, obra del grupo musical chileno en la que evidencian la exclusión que sufren los sectores empobrecidos de su país, referencia que hoy la podemos tomar para denotar la extrema crisis que vive el sector de la Salud en el Ecuador.

Días atrás, mientras el presidente Noboa paseaba con bermuda por las calles de Europa, Juan Sánchez Jara, ex ministro de Salud, presentó su renuncia al cargo, a continuación, los medios de comunicación y las redes sociales pretendieron construir una falsa narrativa de que su dimisión respondía a supuestas denuncias de corrupción hechas por Sánchez o a una falta de apoyo a su gestión, ¿nos creen incrédulos?

La realidad es que el sistema de salud en nuestro país vive una dura crisis desde hace varios años, situación que se ha visto agravada en el gobierno Daniel Noboa. A Sánchez, ex viceministro de Édgar Lama (actual presidente del directorio del IESS y ex ministro de salud), le quedó grande el puesto, igual que a su antecesor, los dos son corresponsables de la crisis sanitaria que atravesamos, basta con ver lo que ocurrió en su breve paso por el ministerio.

En 37 días de gestión se presentaron un sin número de problemas, entre ellos: crisis en el principal hospital público del país, la muerte de una niña en la comunidad de Shuirmamus, en el cantón Taisha, provincia de Morona Santiago y la denuncia hecha por los pacientes con enfermedades crónicas y raras.

Mediante un informe realizado por directores médicos del Hospital de Especialidades Eugenio Espejo de Quito, se conoció que hay desde bombas de agua dañadas hasta la falta de ejecución de 523 procesos de compra de insumos y medicamentos; pacientes y profesionales de la salud denunciaron la falta de aparatos de rayos x, el daño de los equipos para resonancias magnéticas, la ausencia de medicinas, problemas con la alimentación para las personas hospitalizadas y hasta la falta de jabón en los quirófanos, lo que ha provocado problemas en la atención y la suspensión y reducción de cirugías programadas, lo que ocurre en el Eugenio Espejo evidencia el abandono a las instituciones de salud del país, ni imaginarse lo que ocurre en el resto de hospitales o en el centro de salud de tu barrio o del mío, ya ni siquiera nos dan el paracetamol.

La muerte de una niña de dos años en la Amazonía, la que se suma a ocho menores fallecidos meses atrás, indigna y duele tanto, duele saber que aún hay sectores geográficos que no tienen acceso a una atención oportuna en salud, duele la muerte de infantes por enfermedades que se pensaban superadas y que hoy reaparecen, entre otros motivos, por el abandono estatal, e indigna que días después, ministros de Estado, cual campaña electoral, acudan a las comunidades indígenas a vanagloriarse de brigadas sociales y médicas y a tomarse fotos y a hacer tiktoks por cumplir con su deber como si no hubiera pasado nada.

El mismo día de la renuncia del exministro, la Alianza Nacional por la Salud (ANS), que agrupa a 38 organizaciones de pacientes con enfermedades catastróficas, crónicas y raras solicitaban que se declare en emergencia al sector de la salud por el desabastecimiento de medicinas en los hospitales y la falta de ejecución presupuestaria en los mismos al cumplirse el primer semestre del 2025.

Lo ocurrido en el Hospital Eugenio Espejo, con la muerte de la niña en Taisha y la exigencia de la ANS, evidencia que la Salud para el gobierno de Noboa no es una prioridad, es “la última rueda del coche”, denota que no le importa “la vida de los que sobran”, de las amas de casa, de los desempleados, de los comerciantes autónomos, de los estudiantes que dependemos del sistema público de salud para atender nuestras enfermedades, dolencias y emergencias médicas, de los niños y niñas cuyo “pecado” fue nacer y crecer en comunidades indígenas alejadas de las grandes ciudades, de los hombres y mujeres que día a día pelean por sobrevivir a enfermedades difíciles, de todos aquellos que no cuentan con seguridad social y peor aún con seguros de salud privados, demuestra su improvisación al ubicar a personas que no han tenido la capacidad de conducir el MSP, a quienes debemos recordarles que el primer acto de corrupción de un servidor público es aceptar un cargo para el que no están preparados ni son capaces.

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