revista rupturas Quito Ecuador opinion analisis
Revista de investigación, análisis y opinión
Hablando para todos
Fisuras
Rupturas
Recrearte
Cruzando el charco
Desempolvando
Parageeks
Crónicas
staff
Por: Diego Velasco Andrade.
Fotos: Internet
III
CON LAS MISMAS PALABRAS
Desde aquellos ya legendarios 60s, Alfonso Murriagui, perseveró en la esencial propuesta Tzántzica: situar su poética, -no solamente su poesía-, en el corazón de la vida y de las cosas; asumió su compromiso con la realidad social inmediata: la calle, la plaza, el barrio, la ciudad cada vez más inhóspita; recobró la memoria de su infancia perdida en los barrios legendarios de Quito: La Tola, La Loma Grande y la Mama Cuchara; dejó atrás el Quito ampuloso y artificial de las torres de marfil, que terminaron por devorar al …MEJOR TROMPÒN DEL MUNDO, -entrañable personaje de su libro de relatos-; pero a la vez, fue incorporando en su poética, todo su bagaje vital, sus ricas experiencias personales, para proyectarlas en un poema mayor, en el meta poema de su vida: aquel que teje vínculos trascendentes entre poesía, memoria cotidiana y vida colectiva:
Es así como en su siguiente libro, que constituye un continum de su obra tzántzica, invocará como en un mantra o rezo personal, premeditadamente y con alevosía, a sus raíces:
… “El recorrido siempre fue igual
desde la lengua del caracol
hasta la barba del maíz.
…No debemos quedarnos
sobre las mismas huellas,
ni mirarnos
en las mismas aguas.
Tenemos que cambiar,
ir hasta las raíces,
dar un salto
al follaje nuevo;
porque todo está listo
y ya nos han brotado
los dedos necesarios”.
Sí, el paso de los años patentiza lo intangible de aquella espiral inagotable que constituye nuestra memoria, Murriagui también hace visible esos “pequeños momentos, pequeños espacios, pequeños tiempos, millares de segundos…de los que estamos hechos…”, como dijera a su tiempo su gran amigo y camarada “el poeta: Rafael Larrea Insuasti. Alfonso Murriagui, junto a él y al también desaparecido Alfonso Chávez, imaginan el Taller de Literatura Joaquín Gallegos Lara y el recordado Centro de Arte Nacional, impulsando la colección Huellas y el café El Quiteño Libre, en los perdidos 80s; y fue allí seguramente, en ese ambiente en donde quizás los jóvenes poetas matapiojos, utópicos y “patojos de entonces”, los conocimos por primera vez; y entre la admiración y asombro de nuestros años juveniles, los escuchamos hablar de los años posteriores al naufragio tzántzico, del desencuentro y desencanto de algunos “ex reductores de cabezas” que terminaron, -como decía Rafael Larrea-, “con la cabeza reducida”:
..“Un día
vinieron los lobos
y empujaron mi aurora
con su sombra.
Luego asomaron
los que dicen
que gozan de la vida
y quisieron venderme
su fórmula secreta.
Después se acercaron
los que obstinadamente
aman la tierra
y me dijeron “vamos”.
Aquí estoy desde entonces,
junto a los vientos nuevos
y llevando en mis manos
los mensajes secretos,
que encontré en las tumbas
de los viejos abuelos”
En los 70s y 80s, Alfonso Murriagui, retoma la escritura y se declara consecuente C O N L A S M I S M A S P A L A B R A S, renueva los textos de su época juvenil pero ahora como si hablará con mayor sigilo, aunque siempre cauteloso y DESDE EL OJO DEL ÁRBOL: “Agazapado, tenso, / con el huracán en el ojo,/ camin(a) sobre el mundo”…y persevera en su posición estética, ética y política: no quisiera que se mantenga quieto el rascacielos/ que juega en la sombra/ del agua”.
El poeta se sabe voz de la corriente social, de la gran ola que transformará este mundo y toma su opción de trabajador de la palabra, de anunciador de LAS HUELLAS DEL FUTURO:
“Toma tu verdadera ruta,
corta los siete pies al gato
y date prisa,
te están buscando
para curtir tu piel
y hacer monedas
con la fuerza asombrada
de tus brazos”.
…
“Busca la luz que te hace falta,
y descubre la música
que tienes en tu barro
y en tu limpia mañana.
Todo lo que reclamas
está en tu propia sangre,
en la nube espectral
que dejó tu presencia
en la piedra ignorada.
Vas sin buscar respuestas,
sin preparar tus dientes,
ni dar las dos puntadas
que faltan
al paladar del agua.
¡Deja de reclamar
el sol:
toma tu voz y canta!”
Así el poeta, EN BUSCA DE RESPUESTAS, nos invita a mantenernos despiertos, a no caer en la inacción como EL BUZO ADORMECIDO, pues cada día: “Amanecemos/con la misma cara / sin ver/ (en nuestro derredor) que hay ojos tumefactos / y gargantas cortadas”…:
“…Todos vieron ayer
como cayó asombrado
el voceador de peces
para el aire;
lo vieron por la calles
con su rostro
de buzo adormecido,
estaba ahí
cuajada la mirada
y los pies en silencio”…
Por eso, también Alfonso Murriagui nos habla con ironía de aquellas tentaciones y pesadillas, ante las cuales, algunos de sus camaradas claudicaron, y los caricaturiza como a cocodrilos; burlándose de aquellos colmilludos seres que lo tientan maquillados con las últimas modas poéticas de París y se vieron tentados a desviar su sendero:
“Los cocodrilos
muerden la madera
con dientes de hojalata
y me impiden buscar,
en el tatuaje,
la soledad del búho
y el golpe circular
de su mirada.
Los cocodrilos
suben la escalera
mientras que yo,
en suspenso,
defiendo mis lunares
y me cubro del golpe
que descarga
la mano lateral
contra la otra mejilla.
Los cocodrilos danzan
seguros de que nunca
seré libre.
Entonces me preparo,
me quito las agujas
que me atan contra el muro
y me abrazo del río
con su mil ojos de agua.
Los cocodrilos
danzan en las sombras
mientras yo les cerceno
sus dientes de hojalata”.
En tanto, en otra parte del mismo libro, titulada: LA VIDA Y OTROS PAISAJES, el poeta se bifurca hacia otra vertiente de esencial de su obra y que es también evidente en la poética contemporánea; el poema de tono epigramático, aforístico, minimalista, siempre exteriorizando su afán de libertad, en contracorriente, de imitar el vuelo del diminuto y sagrado colibrí:
“Yo no nací
para quedarme quieto,
clavado como señal
de kilometraje
en el camino.
Necesito viajar
en las manos del aire”
…
“Desde la ventana
miro el bosque,
el vuelo
de los pájaros;
el enjaulado
soy yo”
…
“Excéntrico señor,
dueño del bosque,
suspendido en el aire
el colibrí se baña
con la miel del geranio
y la luz de la tarde”
Pero es también una arista poética de Alfonso Murriagui, la de aquel quien canta al amor, mas a una visión simple, trascendente y tierna del amor:
“El beso
es una pluma
o la dulce expresión
de una manzana;
es la luz detenida
en el instante
en que la vida
canta”
Y refiriéndose a Marina, su compañera de toda la vida le dice:
“Nombre de mar,
sonrisa de ternura,
mi compañera
teje la mañana
mientras los colibríes
chupan la miel
en sus pupilas claras.
….
…Mantente despierta:
si cierras los ojos
se me apaga
el mundo”.
Sí, Alfonso Murriagui nos habla de un amor vinculado al mundo, porque también su visión del amor es tremendamente integrada a la naturaleza, es panteista y por qué no, también húmeda y acuática, porque:
“Si buscamos
algo que se iguale
al amor,
encontraremos
que no hay un beso
tan envolvente y tierno
como el beso
del agua”.
Revista Rupturas © 2015 Derechos reservados