La titularización de préstamos hipotecarios y quirografarios se presenta como una alternativa para obtener liquidez, pero oculta otras intenciones y otros beneficiarios. ¡Cuidado!
Desde el inicio del gobierno de Lenín Moreno se anunció la intención de “titularizar” los préstamos quirografarios e hipotecarios con el objetivo de brindar liquidez al BIESS. Dado que se utilizan palabras técnicas resulta poco entendible al común de afiliados y jubilados, razón por la cual no asumen una posición al respecto y, con relativa facilidad, pasa por alto una decisión al respecto, que, como se verá, es muy importante.
Si bien es cierto que hasta el momento no se ha concretado tal titularización, no es menos cierto que sigue en la agenda de los “tomadores de decisiones” de Carondelet, ministerio de Finanzas, IESS y BIESS, mientras los dueños, “ni se las huelen”.
Esta decisión se vuelve urgente a la luz de las actuales realidades que se desprenden de la pandemia, es decir, contar con dinero en efectivo para el sinnúmero de problemas a resolver. Analicemos.
¿Qué es la titularización?
Para la Bolsa de Valores de Quito, “La titularización es un proceso de jurídico que convierte las expectativas de flujo de fondos futuros en títulos negociables hoy. Todo buen proyecto futuro puede obtener recursos al momento actual.”. Definición que tampoco ayuda mucho a entender.
Poniéndolo fácil es el mecanismo por el cual un dinero que usted prestó a José para que se lo devuelva, por ejemplo, luego de un año, lo puede titularizar y recibir ese dinero hoy mismo de parte de Eduardo, que será en adelante quien se encargará de cobrar lo que usted prestó. El objetivo suyo es tener en sus manos el efectivo ahora, obtener liquidez; mientras que el objetivo de Eduardo, quien le compró esos “títulos valores”, es obtener una ventaja que, a su juicio, compense el riesgo de entregarle a usted ese dinero en efectivo y quedarse con el problema de cobrar la deuda a José.
Aquí es donde la situación se comienza a complicar. Si usted, prestó mil dólares al 5% anual se esperaría que lo recupere de José, luego del año, 1050 dólares. Usted titulariza su “cartera” por mil dólares y le plantea a Eduardo que la compre, este acepta y pone sus propias condiciones, Te la compro con un castigo del 10%, le dice, lo que significa que no le pagará 1000, sino 900. Más tarde Eduardo le dice que el castigo será del 40% debido a que ha investigado y encontrado que José se quedó sin trabajo y que el proceso para que pague será muy dificil, pudiendo Eduardo correr el riesgo de perder todo.
Finalmente usted acepta, recibe 600 dólares ya!, a costa de perder 450 que los podría tener luego de un año. Por su lado, Eduardo, que no es ningún tonto, habla con José y le condiciona a que ponga garantías por los mil dólares o pague todo por la fuerza de la ley. Esto le asegura a Eduardo no perder, sea que José le pague en efectivo o lo haga con la garantía. Otendrá el 75% de ganancia, pues, solo invirtió 600 y luego de un año le llegaron 1050 dólares. Las urgencias de usted le brindaron esa oportunidad. El tercero, Eduardo, obtuvo ventaja del acreedor, usted, y del deudor, José. Así funciona el sistema.
Necesidades de liquidez
La principal justificación que tienen el IESS y BIESS para titularizar su cartera es la urgente necesidad de dinero, de liquidez para enfrentar los requerimientos principalmente de pago de pensiones jubilares, sostener el seguro de salud, más ahora en época de pandemia. Presentadas así las cosas reciben la aceptación de la mayoría. Pero es falso.
Según documentos del BIESS se planea tener permanentemente en efectivo en caja entre 80 y 460 millones de dólares para solventar los imprevistos, luego de cubrir los egresos para préstamos y los requerimientos del IESS. Es cierto que las inversiones realizadas le impiden al banco obtener rápidamente liquidez, pero también es cierto que con el efectivo en caja más unos doscientos millones que mensualmente recupera del pago de los préstamos realizados, más la posibilidad de volver líquidos unos 300 millones en certificados de inversión en menos de unos dos o tres meses, hacen que las necesidades de efectivo puedan ser cubiertas, con dificultades si, pero cubiertas, con los ingresos que obtiene el IESS por aportes que son unos 350 millones mensuales.
Si a esto se incorpora que el gobierno cumpla con la entrega del 40% para las pensiones, el problema de liquidez se lo puede superar.
Pero el caso es que el gobierno no paga sus aportes para pensiones desde octubre del año anterior, lo que mes a mes se incrementa y hasta julio 2020 superan los 1650 millones de dólares. Es decir, el responsable de los problemas de liquidez del BIESS es el gobierno.
Pero eso no es todo. La preocupación de falta de liquidez del banco de los afiliados que se la presenta como preocupación por la falta de dinero para pagar pensiones, en realidad es la necesidad que tiene el gobierno que el BIESS tenga dinero contante y sonante para seguir con la práctica de todos los gobiernos, tener el IESS, en este caso a su banco, como proveedor de fondos, “caja grande”.
El gobierno pagó la deuda externa con dineros que ahora hacen falta, pero no paga el aporte a pensiones y, por si fuera poco, está a la expectativa para extraer cualquier liquidez que tenga el BIESS para disponer de ella, sin considerar las necesidades de afiliados y jubilados.
Si el gobierno cumple el BIESS no tiene problemas de liquidez para cubrir las necesidades del IESS.
Titularizar una mala decisión para el BIESS
A febrero de 2020 el BIESS tiene en préstamos quirografarios 3727 millones y en hipotecarios 7100 millones de dólares. Esa es la cartera a titularizar.
Cabe analizar las condiciones del mercado financiero y del país. A nivel internacional las tasas de interés que se pagan son bajas, en torno al 4% o menos. En cambio, las tasas de interés que tienen los préstamos quirografarios del BIESS están en promedio en el 12.7%, mientras en los hipotecarios en el 8.3%, lo cual vuelve sumamente atractiva una cartera titularizada con tan altas tasas de interés.
El riesgo país, que algunos analistas de la bolsa sostienen que en este caso no jugaría ningún papel, influye a favor de quienes compren esa cartera para presionar a elevar el castigo. A esto se integra la actual situación de crisis que deviene de la pandemia. Aumenta el riesgo de cobro debido al incremento del desempleo y reducción de salarios, impuestos por la recientemente aprobada Ley de Apoyo Humanitario.
La salida de trabajadores formales de los registros del IESS podría llegar incluso a los 850 mil personas, según la OIT, mientras se estima que la recuperación económica se alargará en el tiempo, superando la década. Esto conforma un escenario sumamente difícil para la economía ecuatoriana, quien le preste a Ecuador corre el riesgo de no recuperar su dinero, eso es lo que las calificadoras de riesgo dicen al mundo a través de la calificación.
En esas condiciones quien compre esa cartera tendrá dificultades en recuperar los dineros, especialmente de parte de aquellos créditos entregados a personas que perdieron sus trabajos. En consecuencia el castigo será alto, expertos señalan que superaría el 50%, esto es que los 7100 millones en hipotecarios se podrían vender en menos de 3500 millones, -y olvidándose de los intereses-, lo cual debería ser inaceptable para los altos funcionarios del BIESS, IESS y gobierno, pero ellos tienen otros intereses, por ello los afiliados y jubilados son quienes deben reaccionar ante esta situación.
El Subprime ecuatoriano
Pero el caso es que aunque el castigo sea pequeño, que siempre habrá castigo, la titularización de la cartera del BIESS no es conveniente a los intereses de afiliados y jubilados.
Por un lado se dejaría de recibir los intereses de los préstamos realizados, lo cual deja sin recursos a la seguridad social provenientes de las inversiones en esos rubros. Pan para hoy, hambre para mañana. Y esto es grave pues mañana es cuando más dinero se necesitará.
El comprador de la cartera, concretamente de la maś grande que es la hipotecaria, al no recibir los pagos y ver que sus condiciones no son cumplidas por parte de los deudores, iniciará la ejecución de garantías, lo que se traduciría en que un alto porcentaje de las más de 50000 personas que tienen créditos hipotecarios impagos perderían sus viviendas, mismas que pasarían a su propiedad para luego ser ofertadas a otros compradores que tengan capacidad de pago. En una suerte de reproducción de la crisis mundial que se originó en Estados Unidos en 2008 por las hipotecas, conocido como subprime.
Un buen negocio para el dueño de la cartera, pésimo para miles de afiliados y jubilados que lo pierden todo.
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