Sobre el sentimiento doloroso de la mala vida

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No hay nada más doloroso que los humanos practicando la inhumanidad en sus conductas. Aunque no es novedoso el conflicto social que vivimos los ecuatorianos a diario, hay quienes alimentan el odio y el rencor, explotando la bipolaridad del correismo y anti correismo como el mal cósmico de nuestro subdesarrollo. Sin embargo, he revisado viejos libros para retomar la lectura de un clásico de la filosofía, el sentimiento trágico de la vida, del doctor Miguel de Unamuno. Nos recuerda, cómo ante tiempos conflictivos y de fascismo, cuándo la vida se nos escurre entre los dedos de la mano, el ensayar con principios y razón, es un deber de quién se considere un trabajador del conocimiento.

En estas letras ensayaré inspirado en este maestro, y señalaré algunos puntos que son imprescindibles sobre lo que percibimos todos los días por nuestros sentidos, ese sentimiento doloroso, trágico, negativo que como sociedad nos endurece el corazón perdiendo la ternura. Al parecer, el incesante tráfico de datos e información al que nos exponemos a diario no hace otra cosa que persuadirnos sobre los supuestos enemigos cuidadosamente seleccionados, presuntos delincuentes que nos sentencian los noticieros y al que el sistema de justicia parece ser sumiso, selectivo y coincidente con los hechos coyunturales, ahora son los narcotraficantes, adeptos al crimen organizado y terroristas (marcándoles con tendencias políticas), que nos llevan a la barbarie.

Antes fueron los socialistas, comunistas y anarquistas, quienes eran responsables de todo mal que surge en el país, en particular, aquellos que no guardaban el perfilamiento físico de un hombre de bien, y que, por lo general, tenían pelo largo, escuchaban música rock o no asistían a misa. Cuestión que no ha cambiado mucho en la actualidad, aunque los nuevos estereotipados, pertenecen a las clases económicas más vulnerables, viven en la miseria, escuchan reguetón o música urbana y no tienen más conocimiento y oportunidades que el mundo delincuencial. Aspiran a mucho, pero les alcanza poco, a lo que el mercantilismo y los restos que las clases económicas superiores les boten desde arriba de la pirámide social, como si fuera el tesoro más codiciado.

La verdadera tragedia es el incumplimiento al acuerdo de sociedad que hemos construido y seguimos edificando en la sociedad ecuatoriana, y que permitimos que la casta política nos siga enterrando niños y niñas en los brazos de la miseria de lo económico, familiar y social. Muchos dirán: ¿Pero el gobierno esta tomando decisiones para enfrentar al crimen y los traidores a la patria? ¡Mano dura con la delincuencia! ¡Arriba España! Perdón, ¡Viva el Ecuador! Sin entender, en lo más mínimo, el fenómeno que están enfrentando, que la delincuencia verdaderamente se combate con políticas sociales, invirtiendo en obras públicas e invirtiendo en los ciudadanos para que alcancen el buen vivir. No se logra importando armamento para dispararnos los unos y los otros. ¿Cómo entender de otra forma que las armas de policías y militares sean encontradas en manos de los reos de las cárceles del país? Es evidente que la inseguridad es un negocio, siendo lo que el gobierno debe impedir. Y, que la Constitución solo se aplica cuando me conviene o si tienes corbata. ¿Cuándo los delincuentes de cuello blanco serán quienes estén en la prisión de la Roca?

El odio ciego, producto del sentimiento doloroso, nos vuelve invidentes con escopetas mediáticas, sin que medie la razón que no pide fuerza. La generalización es el primer síntoma, nos persuaden con la idea de que el empresario es el enemigo, sin determinar si es el pequeño, mediano o grande, y en la otra esquina que el socialista es quien destruye la sociedad, a quien solamente defiende las libertades democráticas y inclusive su propiedad privada. ¿Quiénes son los referentes? Vivimos en una crisis ética, en el que los verdaderos referentes de nuestra sociedad no participan en el sistema democrático, y son los ídolos de barro quienes detentan las cámaras, micrófonos y el poder, estando atrás el ventrílocuo económico satisfaciendo sus objetivos.

¿Cómo impedirlo? ¿Será la cobardía de no meterse en la política o esa errónea idea de que “la política es para ladrones”, lo que aparta a la honestidad y la integridad sobre lo público? Lo que no avizoran es que tarde o temprano, la política del mal gobierno terminará tocando sus puertas o ¿Creo que ya nos ha tumbado la puerta y los muros? Si la indignación no es el suero suficiente, aún no hemos tocado el fondo que recalcitre los instintos más básico de la autodefensa de la comunidad.

En estos años la casta política y la élite económica han deslindado la responsabilidad de sus acciones mediante el abuso de los referéndums y consultas populares, confundiendo la verdadera democracia participativa que consiste en la participación ciudadana en la generación de las políticas de gobierno, con el mero hecho de votar por preguntas planificadas calculadamente para los intereses privados de los poderes económicos. El problema no es de esta institución, que es importante y excepcional, sino su abuso y la falta de gestión y control de las autoridades de gobierno, interpretando antojadizamente la Constitución. Caso contrario ¿Por qué no preguntar si están los ciudadanos de acuerdo con imponer penas draconianas a los grandes grupos económicos que no pagan impuestos?

A más de ser un instrumento de medición electoral y del ego del político, han sido utilizados para destruir la razón sobre temas tan complejos y técnicos. En este caso, con la inseguridad, qué madre o padre que ha perdido un hijo por manos del delincuente de la miseria, no estaría de acuerdo en aprobar la pena de muerte para el responsable del asesinato. En este caso, no estaríamos hablando de justicia sino de venganza, y parece que el desdibujar las líneas de lo uno y lo otro, es a lo que nos esta llevando el mal gobierno los últimos años, a la final, por intereses económicos.

En épocas de dolor y sufrimiento, la casta política vive del conflicto entre sus pares, y el país queda olvidado y a su mala suerte. No nos hemos preguntado ¿Cuantas vidas se han perdido por la falta de servicio de luz? Y, no es justo culpar al clima, sino a los malos gobernantes que, en vez de supervisar, planificar, prever, gestionar y ser responsables, se han dedicado a defender sus intereses propios frente a los colectivos, eso sí, bajo el cargo de representar el poder público. Tampoco se encontrarán estas respuestas en los medios de comunicación corporativos, pues los primeros contratos públicos que se celebran son los de sus pautas y franjas comerciales, y si llegan a referenciarlos, le dedican unos cortos minutos para cuidar las formas.

¿Será necesario invadir una embajada para demostrar el poder? El poder se demuestra ejerciéndolo con virtud, buscando mejorar la vida de las personas y la unidad frente a la división. Pasar la página sobre los garabatos de la vergüenza será muy difícil en esta ocasión para el Ecuador. Este será un capitulo que la historia no lo absolverá.

Si hablamos de educación como el verdadero gestor del cambio y progreso de los pueblos, con el discurso populista de derechas, que busca eliminar las instituciones del control de la educación superior para el libre ingreso a la universidad, que llevamos casi siete años escuchándolos con ardor por los oídos, no se observan resultados. ¿Lo han logrado? No, porque es necesario para garantizar el orden y control en la educación pública. ¿Han construido universidades públicas o unidades educativas secundarias y primarias? No, falta mucho para satisfacer la necesidad de la sociedad ecuatoriana, aunque el modelo económico plantea reforzar su privatización. En vez de enfilar a la juventud a las aulas, están entrando a las puertas de los delitos, siendo los mejores egresados quienes dirigirán las empresas criminales, y las sucursales transnacionales.

El dolor debería ser intenso ¿No sientes lo mismo? Cómo alguna vez señalo Fernando Savater, refiriéndose a aquella Atenas que edificó miles de ideas para el pensamiento occidental, nos encontramos con humanos que sienten más humanidad por un perro o cualquier otro animal que por sus semejantes. Se ha perdido el norte, y la frágil memoria social nos lleva al abismo como especie, una vez más, buscando que la razón sea esa ultima frontera entre el cuerpo y el cielo. Al parecer, en esta ocasión, quedan pocas fuerzas, más aún, cuando la academia cómoda y expectante, mira como el país se destruye a golpe de mallete.

Cómo no sentir dolor y mala vida, a pesar de no vivir esas condiciones de miseria ¿Para algo debe servir la empatía? Sin la empatía no seriamos humanos, es el sentimiento que nos permite diferenciar lo correcto e incorrecto, son algunos bloques en la construcción de la equidad y la justicia. ¿No te duele ver como madres y padres con sus hijos deambulan por las calles mendigando para alimentar a su familia a diario? Sinceramente, si no hay dolor, deberías cuestionarte la necesidad de repensarte como humano. Si no hay autocrítica el cuadro es más grave de lo esperado.

La crisis que vivimos en la actualidad va más allá de lo económico, político y social, es una crisis en valores, ética, sentimental y cognitiva, se han levantado falsos referentes, sentimientos e ideas, que solo alimentan a los detentadores del poder político y económico, cosechando de la división y bipolaridad nuestra riqueza, y llevándonos a la sociedad las migajas que son la miseria, que no nos avanza para construir este proyecto de país que hemos heredado como sociedad. ¿Es momento para el resentimiento doloroso?

Pedro Martín Páez Bimos

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