El pasado miércoles 6 de noviembre el Presidente Lenín Moreno mediante cadena nacional se refirió a la necesidad de revisar el examen “Ser Bachiller”, requisito para obtener un cupo en las universidades públicas del país, Moreno señalo: “Vamos a revisar exhaustivamente el examen ‘Ser Bachiller’. Qué doloroso, qué doloroso, es ver tantos jóvenes, sobre todo del campo y los barrios periféricos, deambulando por las calles, con la frustración de no haber podido seguir la carrera de sus sueños”.
No es nada nuevo que miles de jóvenes están fuera de la educación superior. Datos oficiales de la Secretaria de Educación Superior, Ciencia Tecnología e Innovación presentados en estos días a la Asamblea Nacional a propósito de sus comparecencias en la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, señalan que desde el II semestre del 2012 hasta el II semestre 2019, 2’241.732 jóvenes – bachilleres demandaron un cupo para el acceso a la educación superior, a nivel nacional. De esta cantidad de postulantes, se asignó un cupo a 1´197.451 durante el periodo 2012-2019, lo que implica que a 5 de cada 10 postulantes obtuvieron un cupo. Mientras 1´044,281 no accedió a la educación superior.
Si a la sociedad ecuatoriana no le preocupa conocer qué sucedió con ese 1´044,281 de jóvenes y sobre todo qué hacer, estamos condenando nuestro presente y futuro que son nuestros jóvenes. Entre otras situaciones debemos reflexionar si contar con un examen único, para juzgar y calificar a todos nuestros bachilleres, por igual es justo y/o discriminatorio.
Las declaraciones de Moreno se producen en medio de un escenario de debilidad para su Gobierno, donde las encuestas reflejan esta situación, el 81,47 tiene una imagen negativa de Lenin Moreno, el 84% califica de negativa su gestión; el 86% no le cree a Moreno cuando da los discursos o hace declaraciones públicas.
Por otra parte, el jueves 31 de octubre la CONAIE, FUT, FRENTE POPULAR, FEUE, FESE, UNE, entre otras organizaciones entregaron su propuesta económica, dentro de este importante documento en lo referente a políticas sectoriales se señala que el Estado debe:
“Garantizar el derecho a la educación superior, reemplazando exámenes de ingreso por procesos de nivelación integral en universidades públicas y privadas. Así como aumentar su capacidad para cubrir la demanda de estudiantes y que se respete el presupuesto establecido en la Constitución para la educación”.
Al final de cuentas quien tiene la capacidad para adoptar una decisión frente a este tópico es el Gobierno lo que permitirá ver si es puro discurso político construido para recuperar inactiva, niveles de popularidad o existe voluntad política para analizar un examen que en los hechos se ha constituido en un filtro, este último señalamiento es el dominante pues se acaba de anunciar los primeros cambios referente al número de preguntas y tiempo sobre el examen Ser Bachiller, dejando ver que los problemas de fondo no serán analizados. Por lo que es necesario presentar algunas realidades, reflexiones, datos y propuestas que permitan a la sociedad insertarse de mejor manera en este tema.
Algunos antecedentes
En noviembre del 2011 el correísmo, mediante la Secretaria Nacional de Educación Superior Ciencia, Tecnología e Innovación- SENESCYT, presentó al país el SISTEMA NACIONAL DE NIVELACIÓN Y ADMISIÓN a las universidades públicas –SNNA.
Dicho sistema, según el documento de ese momento presentado por la SENESCYT, (Sistema Nacional de Admisión a las Universidades, 2011) se sujetaba al objetivo número dos del entonces Plan Nacional del Buen Vivir. “Mejorar las capacidades y potencialidades de la ciudadanía para construir la sociedad del conocimiento justa y solidaria”.
En este sentido es menester preguntarnos: ¿Cuál fue la concepción que tuvo el correísmo respecto a la denominada sociedad del conocimiento justa y solidaria?
La denominada Sociedad de la Información o Conocimiento, no fue autoría del anterior régimen, es fruto de un proceso histórico que surge a mediados de la década del 70 y se caracteriza por la consolidación de la denominada “Revolución Científico- Tecnológica Mundial”. En el caso de Ecuador y América Latina se insertaron en esta famosa era, desde un sector marginal, dependiente y consumista.
El discurso acerca de que vivimos en la época del conocimiento, la tecnología, ciencia e información, y de que esta habría superado a la industria, de que hoy el conocimiento y el saber son las palancas fundamentales del progreso material, tiene como propósito afirmar la idea de que “quien posee el conocimiento es dueño del poder”. En estos supuestos el rol de los trabajadores como sujeto principal del proceso productivo estaría relevado a posiciones secundarias, los protagonistas de los nuevos tiempos serían los científicos y técnicos, los administradores y ejecutivos de empresas.
Efectivamente, la ciencia y tecnología sean han desarrollado a pasos gigantescos; los nuevos descubrimientos científicos, las innovaciones tecnológicas están dinamizando la producción de bienes de consumo, de máquinas – herramientas, potencian la productividad, promueven las comunicaciones, la cibernética, la robotización y la ingeniería de la vida, generan una mayor acumulación y concentración del capital monopolistas. Eso nadie lo niega. Pero ni mucho menos la ciencia y tecnología, las maquinas – herramientas, la cibernética, la informática, anulan el papel del ser humano en el proceso productivo y en especial el papel de los trabajadores.
Los saltos gigantescos que ha logrado la ciencia y tecnología son resultado del esfuerzo físico e intelectual de cientos de científicos y de técnicos, que dedican su tiempo y conocimiento a la investigación en todo el planeta; evidentemente esa labor se hace por encargo de los monopolios; la investigación y experimentación para la labor personal, ha sido prohibida en este mundo. Hoy, este tipo de actividades se desenvuelven en busca de lucro, de la competencia entre transnacionales. La ciencia, el desarrollo del conocimiento, de la tecnología e información, son producto del ingenio de los trabajadores, de los técnicos y científicos, es fruto de la creatividad de los pueblos; creatividad que es aprovechada por unas cuantas transnacionales. Los resultados de los avances científicos y tecnológicos son rápidamente apropiados por los monopolios, quienes los utilizan en su beneficio. Los monopolios no solo que se apropian de esos frutos, sino que los patentan y los convierten en parte de su capital.
A través de varios eventos y textos, el correísmo fue afirmando que “la sociedad del conocimiento justa y solidaria”, será resultado de la “maximización de los talentos y las capacidades personales y colectivas, del esfuerzo por aprender y superarse, concepción que el actual régimen la mantiene. Estos enunciados buscaron generar la ilusión de que la garantía del éxito es el emprendimiento personal, la voluntad de salir adelante, bastaría con proponérselo. Este pensamiento pomposo desconoce el carácter concentrador y excluyente del capitalismo. Sistema donde miles de hombres y mujeres son explotados y oprimidos, donde es muy difícil que el emprendimiento y esfuerzo personal sea la respuesta de raíz a tanta pobreza y exclusión.
Por otra parte, ser un “buen estudiante” o un “joven emprendedor”, dentro de la actual sociedad inequitativa, no es suficiente ya que esto no garantiza obtener una plaza de trabajo, un autoempleo o cupo en la universidad. Si proyectamos una mirada al campo comercial, un negocio propio no se monta solo con voluntad, se requiere recursos económicos, es decir, endeudarse con la Banca o caer en manos de los denominados chulqueros. En la actualidad, muy pocas ciudades en el país cuentan con instituciones que respaldan o promuevan proyectos de trabajo e investigación presentados por la juventud; en ciudades donde existe dichas instituciones, en su mayoría, brindan accesoria jurídica o de capacitación.
En el plano educativo está demostrado que, por más ímpetu emprendedor o puntajes que un joven desarrolle, su acceso a la educación superior no está garantizado ya que la demanda supera la capacidad de las Instituciones de Educación Superior.
Un doble discurso sigue encubriendo el ingreso a la educación superior.
El Sistema de Admisión a las Universidades mantiene como objetivo general: Garantizar la igualdad de oportunidades, la meritocracia, transparencia y acceso a la educación superior… (Reglamento LOES, 2019)
Igualdad de Oportunidades
¿Es posible alcanzar igualdad de oportunidades con la actual política que se viene aplicando en nuestro país? El Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe, divulgado en Quito por la ONU, el 10 de noviembre de 2011, determina que el Ecuador es el tercer país con mayor desigualdad en Latinoamérica, después de Bolivia y Haití, comparte esta posición con Brasil con un 56%.
En estas condiciones, el sistema de educación no deja de ser un fiel reflejo de la sociedad inequitativa en la que vivimos, caracterizada por una profundad desigualdad, en la que luego de 10 años de la denominada “Revolución Ciudadana” y tres años de este Gobierno neoliberal, siguen existiendo escuelas y colegios de primera, segunda y tercera categoría, Los primeros, unidades educativas particulares que cuentan con suficientes recursos humanos y materiales, aulas, laboratorios, espacios deportivos y de recreación, que garantizan mejores condiciones de aprendizaje a sus estudiantes.
En el segundo y tercer grupo encontramos a establecimientos públicos, existiendo diferencias entre aquellas instituciones tradicionales que, al estar ubicadas en las capitales de las principales provincias – polos de desarrollo (Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja), han recibido una mayor atención económica del Estado, en relación a aquellas escuelas y colegios del tercer grupo, que al pertenecer a provincias y pueblos olvidados, no tienen la misma infraestructura para garantizar una buena educación.
El proceso de ingreso a la Universidad aplicado de manera oficial desde el 2012, se han encargado de demostrar que las y los jóvenes provenientes de colegios públicos en especial aquellos ubicados en la zonas rurales son los grandes excluidos, en su mayoría muchachos y muchachas provenientes de estratos económicamente deprimidos, mismos que no pueden alcanzar un rendimiento satisfactorio debido a la crisis y a la pobreza, puesto que no tienen las condiciones mínimas materiales, alimentación, salud, vivienda; muchos de ellos ni siquiera cuentan con la presencia física de sus padres, quienes se han visto obligados a migrar a otros países en busca de trabajo. En estas condiciones el rendimiento de los niños y jóvenes es deficiente, repiten el ciclo, se ven obligados a desertar de sus estudios o simplemente se educan en desventaja.
Frente a esta realidad inequitativa en el sistema educativo, es ilógico que igualdad de oportunidades este atada a la rendición de una prueba estandarizada de ingreso; igualdad de oportunidades es garantizar en la diversidad y condiciones actuales el derecho que tiene toda persona a acceder al sistema de educación superior.
Meritocracia
El correísmo y el actual Gobierno, insisten que toda su política respecto a la designación de cargos, derechos, entre otros aspectos está basada en la meritocracia, según esta concepción, esto garantiza que personas “aptas” accedan a puestos de trabajo o estudio.
Si nos apoyamos en la historia vamos a encontrar que palabra meritocracia fue usada por primera vez, hace cincuenta y tres años, en un texto de Michael Young titulado “El ascenso de la meritocracia”. En esta obra se analiza cómo una sociedad determina el futuro de una persona según su posición social, la cual era determinada por su coeficiente intelectual y esfuerzo. Young cuestionó a esa sociedad obsesionada en el talento. Fue un golpe inicial de una guerra exitosa contra los denominados “11-plus”, un examen del sistema escolar británico que dividía a los niños entre una élite talentosa destinada a instituciones de educación secundaria especiales y aquellos enviados a escuelas secundarias comunes.
Una situación similar se vivió con el pasado Sistema Nacional de Admisión, solo los que alcanzaban a situarse dentro del GAR – Grupo de Alto Rendimiento, tenían el derecho a escoger la universidad que deseaban o salir del país. Para llegar a este grupo se debía sobrepasar los 800 puntos; si el bachiller seleccionaba una universidad en el extranjero debía hablar inglés u otro idioma, ya que luego estaba obligado a someterte a una prueba de suficiencia en idioma alguno, entre otros requisitos.
Etimológicamente meritocracia proviene del latín “mereo”, que significa merecer, obtener, y de “cracia”, que significa gobierno. Es decir, es el Gobierno del mérito. Desde esta perspectiva se piensa a la sociedad como un escenario en el que los más aptos sobreviven (por eso se relaciona mucho con el darwinismo social), aquellos que están en capacidad de someterse y “superar” exigentes pruebas de selección son los que tienen éxito y son reconocidos como ciudadanos modernos, becados o premiados, los demás no hay razón alguna para garantizar sus derechos básicos como sucede en la actualidad. El propio presidente Lenin Moreno admitió en su informe a la nación el pasado 24 de mayo del 2018, que más de 60 mil jóvenes se quedaron sin estudiar y trabajar.
En ese sentido es necesario señalar que la meritocracia ha servido en la actualidad para encubrir grandes actos de corrupción académica que han circulado en las altas esferas de este y el anterior gobierno. Un claro ejemplo es el plagio de la tesis de titulación del ex vicepresidente, Jorge Glas.
Un derecho sujeto a un examen estandarizado
“Por primera vez el Ecuador ha implementado una prueba que incluye ejercicios similares a los del SAT (Scholastic Aptitude Test) o el PAA (Prueba de Aptitud Académica) que se toma en Estados Unidos, México y otros países desde hace varias décadas y que son la medida que usan las mejores universidades para admitir alumnos”. (Revista Vistazo, No 1071, abril 2012).
El sistema de ingreso y nivelación a la universidad ecuatoriana es, desde su origen y hasta la actualidad, un examen estandarizado aplicado cada cierto periodo. W. James Popham, profesor de UCLA, señaló años atrás que: “Las novedosas pruebas de ingreso a la universidad no son más que exámenes estandarizados que la SENASCYT está aplicado en nuestro país”.
Una prueba estandarizada es un examen que se administra y califica siguiendo un procedimiento estándar predeterminado. Hay dos tipos principales de pruebas estandarizadas: las pruebas de aptitud y las pruebas de logros. Las pruebas estandarizadas de aptitud “predicen” cuán bien es probable que los estudiantes se desempeñen en algún espacio o nivel educativo subsiguiente. Recordemos que las pruebas estandarizadas llevan consigo todo un historial negativo antes que positivo, las primeras pruebas estandarizadas se utilizaron en Norteamérica con el fin de segregar de la educación a los negros. Estas pruebas o exámenes nacieron para alimentar y sustentar el discurso neoliberal de que la educación no es para todos.
Vale preguntarnos ¿Quiénes o qué instituciones diseñaron las pruebas estandarizadas de ingreso a la universidad en nuestro país? ¿Son estas el único camino que tenemos para garantizar una educación superior de calidad? ¿Las pruebas de admisión eliminaron la deserción estudiantil en la Universidad pública? ¿Son una garantía para seleccionar una carrea adecuada y formar buenos profesionales en el futuro?
Para responder algunas de estas interrogantes, me permito informar, que el diseño del ENES – Examen Nacional de Educación Superior que se aplicó en nuestro país por varios años fue diseñado por Harvey Spencer Sánchez, profesor de la Universidad Autónoma de México.
Por otra parte, los resultados que se obtuvieron de las diferentes aplicaciones del SNNA, y en la actualidad del denominado examen Ser Bachiller, son una radiografía que expresa cuán enfermo está el sistema educativo ecuatoriano; aquellos jóvenes que provienen de colegios de primera categoría les va mejor en la prueba de aptitud o aquellos jóvenes que lograron cubrir un curso de nivelación.
También encontramos que el aprendizaje y conocimiento están uniformemente repartidos en esta sociedad. Aprender bien, implica haber contado con tecnología, libros y profesores de calidad, todo eso demanda recursos económicos.
El SNNA, hoy Ser Bachiller, se ha configurado como lo que es, un sistema discriminatorio que impide a cientos de estudiantes pobres que tienen habilidades – pero no tuvieron acceso a conocimientos globales – continuar una carrera profesional que mejore en algo su calidad de vida. Este régimen sigue cometiendo un grave error al obviar, de que no hay instrumento o prueba alguna que mida cien por ciento el conocimiento y habilidad de una persona.
Cómo y en qué contexto surge el examen ser bachiller
A partir del primer semestre de 2017, el Ministerio de Educación y la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación unificaron el examen de grado Ser Bachiller, que deben rendir los estudiantes de tercero de Bachillerato, con el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES). El examen conjunto mantiene la denominación Ser Bachiller y es diseñado por el Instituto de Evaluación Educativa (INEVAL).
El examen Ser Bachiller permite a las y los estudiantes de tercero de Bachillerato graduarse y postular a las universidades públicas en un solo proceso (Escolares). Permite también a los bachilleres graduados en años anteriores que aspiran acceder a la Educación Superior regulada por la Ley Orgánica de Educación Superior, postular a una universidad pública e institutos técnicos tecnológicos públicos (No escolares).
El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval), y la Secretaria de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), durante estos días han comunicado las nuevas disposiciones de ingreso a la universidad pública mediante la prueba Ser Bachiller. Las declaraciones y comunicados de varias carteras de Estado, han girado en lo referente al número de preguntas de la prueba, tiempo establecido, entre otros aspectos de carácter logístico. Sin embargo, nada se ha dicho sobre qué va a hacer el Gobierno para garantizar el acceso de miles de jóvenes a la educación superior mediante estos nuevos cambios.
El examen seguirá evaluando habilidades, aptitudes y destrezas; con las modificaciones anunciadas el examen dejaría de contener 155 preguntas de respuesta cerrada y opción múltiple, y 5 preguntas piloto que no son consideradas para la calificación. Actualmente el examen Ser Bachiller considera cinco dominios: Matemático; Lingüístico; Científico; Social y Aptitud Abstracta.
Sigue basado en los estándares de calidad educativa del Ministerio de Educación que datan del año 2012. Estándares que han sido fijados sin la participación de la comunidad educativa. El examen es de aplicación digital off line, de respuesta cerrada y opción múltiple.
Es menester recodar que las universidades públicas vienen desde años atrás con presupuestos recortados y congelados. Este Gobierno y el anterior se han preocupado de encontrar políticas y mecanismos que limiten el acceso a la educación superior y no en construir nuevas aulas para que las universidades públicas puedan brindar más cupos, su capacidad no alcanza para satisfacer la demanda de los miles de bachilleres que buscan un cupo.
Los cambios que se producen sobre el examen Ser Bachiller, es un reconocimiento de los errores cometidos en el acceso a la educación superior que, sin embargo, no son corregidos en lo más mínimo. Son una clara expresión de que la improvisación y desconocimiento de la realidad educativa del país por parte del Gobierno sigue presente. Valdría preguntamos: ¿Han evaluado los distintos funcionarios del régimen las reformas realizadas en su política de acceso a la universidad durante 13 años de aplicación de evaluaciones estandarizadas?, ¿Han hecho cruces de información entre SNNA y el Ser Bachiller?, ¿Qué hacer cundo el examen Ser Bachiller tampoco resolvió los problemas de fondo y de acceso a las universidades públicas?
Seguimos transgrediendo el derecho humano a la educación. Cuatro años atrás el correísmo señalo que la prueba no puede basarse en conocimientos, sino solo de aptitudes. Hoy afirman todo lo contrario mediante la prueba Ser Bachiller, en medio de una educación que sostiene todavía las desigualdades entre el campo y la ciudad, entre los miles de establecimientos educativos con problemas de infraestructura. Sin duda alguna y con los cambios anunciados el examen Ser Bachiller sigue siendo un filtro que tiene un doble objetivo determinar si el bachiller está apto para graduarse y para ingresar a la universidad.
Acceso a la educación superior 2012 – 2019
Datos oficiales permiten conocer que respeto al acceso a la educación superior desde la implementación del Examen Nacional de Acceso al Sistema de Educación Superior – ENES y Ser Bachiller (II Semestre 2012 a II semestre 2019), a nivel nacional, han postulado para acceder a un cupo a la educación superior 2´241.732 estudiantes, de los cuales el 3.32% (71.983) corresponde a postulantes de pueblos y nacionalidades indígenas. A nivel nacional, al 53% (1´197.451) de los postulantes se les asignó un cupo; mientras que 47% (1’044.281) restante no se le asignó un cupo. Para pueblos y nacionalidades indígenas, al 62% (44.273) de los postulantes se les asignó un cupo, mientras que al 38% (27.710) restante no se les asignó un cupo. (Registros administrativos SAES)
La situación de la educación ecuatoriana demanda un cambio global y no solo de forma, necesitamos que todos los colegios y escuelas sean de primera categoría, solo así se podrá mejorar la calidad y tipo de estudiante. Junto a estos cambios, la universidad ecuatoriana necesita de mayor espacio físico; la demanda supera su capacidad. No hay aulas suficientes para la cantidad de jóvenes que desean ingresar a la universidad; esta parte es la que el Gobierno no quiere tocar y es por eso que se insiste en seguir manteniendo filtros.
¿De qué ha servido a nuestros jóvenes rendir las pruebas y obtener buenos resultados? si al final no existen los cupos suficientes para todos. Los puntajes de ingreso que se mantienen en cada Carrera son una cortina de humo que oculta la falta de infraestructura en la Universidad.
La falta de docentes universitarios y de infraestructura, es uno de los inconvenientes de raíz a resolver, por esta razón es menester que el Estado fortalezca la inversión para las universidades, que se destine un mayor presupuesto para contratar nuevos profesores y se construya nueva infraestructura en los centros de estudio de carácter superior, la mayor parte de la infraestructura universitaria no ha cambiado desde hace 40 años, mientras que, con el paso de los años la demanda de bachilleres va creciendo. Por otra parte es urgente revisar el Bachillerato General Unificado y realizar los cambios que sean necesarios. No basta reducir el número de preguntas y tiempo, verlo así es pura demagogia, más aun cuando más de un millón de jóvenes están sin universidad y donde el porcentaje de jóvenes que no estudian, ni trabajan (Nini), tiende a crecer. En 2007 los denominados Nini eran de 252.831 personas, entre 18 y 24 años, si extendemos estos datos hasta los 34 años la cifra aumenta a 433.932 jóvenes. Doce años después, con cifras del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC) y bajo el estudio de la Corporación Andina de Fomento (CAF), se estableció que en el primer grupo, hasta los 24 años, el número de Ninis subió a 642.763 personas. Mientras que incluidos hasta 34 años se llegaba a 1.120.468 de ecuatorianos.
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