Da nausea ver los noticieros, abrir los periódicos y ver como se ha legalizado la corrupción, la codicia y la avaricia de las élites políticas, de los banqueros y empresarios corruptos (no importa de qué tendencia religiosa o política sean ). El objetivo es hacer lo mismo que sus antecesores pero de manera más sofisticada en tanto los ciudadanos no mostramos nuestra vergüenza por tolerar tanto descaro a más de sentir una tibia furia moralista.
La Asamblea Nacional es una caterva de incompetentes que legisla y fiscaliza a cuenta gotas. Se impulsan juicios políticos pero ya se sabe de antemano el resultado: No censura. Todos reclaman jueces probos pero son de la misma argolla, se pone el grito al cielo por leyes más duras pero todo queda en la impunidad, la Fiscalía acusa selectivamente y sin todos los elementos de convicción. Los corruptos se declaran perseguidos políticos, fugan birlando las medidas cautelares y otros más avezados siguen en los puestos de elección popular con grillete y todo. Cada uno reclama para sí que se haga el debido proceso, más, los abogados que a la larga son tan o más corruptos que sus defendidos, con estratagemas dilatan los procesos con el propósito de que la opinión pública se canse y termine por decir ¡Qué me importa a mí, igual no van a hacer nada! en tanto la Fiscalía declara que el número de casos rebasó su capacidad de gestión.
Slavoj Sizek anota: “La corrupción no es una desviación contingente del sistema capitalista global, es parte de su funcionamiento básico”, se decir es un modus vivendi disfrazado de democracia. Si las cosas van mal, como en el caso ecuatoriano con la llamada Revolución ciudadana, la corrupción no invalida la idea en sí, sólo significa que no se implementó del modo correcto, a lo más es calificado como “errores de buena fé” y los sobornos o coimas son considerados como “acuerdo entre privados”.
Alianza Pais con un discurso populista de serpentina es una madriguera de camaleones, los morenistas cubren la retirada de los correístas afirmando que pudo haber actos de corrupción pero que el pueblo ecuatoriano debería estar agradecido con el prófugo de Bélgica por las megaobras (mal construidas y con sobreprecio) y con Lenin Moreno hermano siamés de Rafael Correa porque devolvió al país la democracia y la libertad de expresión.
Siguiendo a Žižek “El populismo no es un movimiento político específico sino lo político en estado puro: la ‘inflexión’ del espacio social capaz de afectar cualquier contenido político”. El discurso de la supuesta revolución ciudadana es intrínsecamente protofascista expuesto en sabatinas y cadenas nacionales, expresado en la persecución, enjuiciamiento asesinato y encarcelamiento de los luchadores populares. El populismo puede ser progresismo de derecha o de izquierda, pero nunca será revolucionario.
Las protestas a nivel mundial y más precisamente la de Octubre en el Ecuador no son otra cosa que el hastío de la humanidad que se ha dado cuenta que el sistema capitalista junto con el estado neoliberal de bienestar es el responsable de tanta injusticia, del calentamiento global, de la inequidad, de la desigual distribución de la riqueza. El estado defiende los intereses de los ricos cuando el pueblo ejerce su legítimo derecho a la protesta y a la resistencia. Echan mano del viejo recurso de tiranuelos y delincuentes de cuello blanco, incluso para justificar los crímenes de estado y de lesa humanidad llamándolo “golpe de estado”.
Los grandes medios de comunicación hacen su tarea al invisibilizar la esencia de la lucha social al crear un enemigo imaginario interno, no importa si anteriormente eran coidearios o andaban juntos de tarima en tarima en la campaña electoral. La aparente discordia entre correistas y morenistas hace posible que la impunidad siga reinando, que lo de “la cirugía mayor” y “recuperar lo robado” sea una apología del cínico romance entonces se abre el espacio para que se imponga la derecha populista” y encaje perfectamente el pensamiento fundamentalista y el soterrado regionalismo como el de Jaime Nebot u otro outsider de última hora o nuevos mercaderes de la corrupción que saldrán para terciar en las elecciones presidenciales del año 2021
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