Lecciones imperecederas nos deja la muerte de Alfonso Yánez

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Golpe muy duro sentir que un compañero querido, admirado, respetado, de pronto en la flor de su vida política muere, porque Alfonso Yánez era de esos árboles centenarios enraizados en los barrios populares, en la idiosincrasia de nuestro Quito rebelde siempre alzado.

Nuestro inolvidable “Alfonsito” era una raíz viva, un abejorro tenaz, una hormiga incesante, un quinde cuyas alas en apariencia estáticas aleteaban veloces; una vida altiva e intensamente activa de aquellos quiteños y quiteñas, ecuatorianos y ecuatorianas afincados en estas tierras cosmopolitas, que heredan el espíritu de Eugenio y Manuela Espejo, Peralta, Montalvo, del viejo luchador Alfaro; hijo de un padre consecuente en la defensa de lo progresista y patriota de la misma rama fértil de sus hermanos y hermana.

Alfonso era de aquella generación de los Jaime Hurtado, Washo Álvarez, Rafael Larrea que nunca dejaban las cosas revolucionarias que había que hacer, a medias, de aquellos que, como él siempre anotaba: hasta las últimas consecuencias; aquella generación que nos hizo afirmar a cientos y miles de jóvenes, hombres y mujeres en las ideas que enarbolaban y echaban a rodar vigorosamente en su praxis incesante, incansable, durante sus charlas, en las asambleas, mesas redondas ante los micrófonos, en la apertura que lograban debido a su defensa de lo justo que se veían obligados a darles los canales de la televisión.

Era de aquellos dirigente plenos de energía que rugían como volcanes en erupción, que estallaban con fuerza inusitada a la cabeza de los combates populares, que se volcaban con esa alegría popular que brinda la batalla de calles y plazas, las marchas y movilizaciones que se esparcían cual torrentes incontenibles para echar, como echaron abajo en vigorosos alzamientos reciamente unidos a las luchas de los trabajadores, de las juventudes irreductibles, de los pueblos de las nacionalidades indígenas, de las mujeres trabajadoras manuales e intelectuales, de los intelectuales demócratas, de los artistas y escritores patriotas y revolucionarios, de los dirigentes de las izquierdas y de la izquierda revolucionaria: aquella alegría desbordante que no cansa, que nutre los pulmones, los cuellos, las gargantas, los brazos y puños, las extensiones vitales de los cuerpos enardecidos, henchidos en los combates populares durante los cuales se templó el grito altivo: ¡Fuera! con el que echamos abajo de Carondelet a los Bucaram, Mahuad, Gutiérrez, con el que arreciamos contra el demagogo, represivo y corrupto Correa y su Banda de Maleantes encaramados en el poder.

Combatió aquel poder que se impone cuando la gente sencilla va a los bancos a pagar los intereses de los créditos de los cuales viven los estafadores de cuello blanco que prestan billetes y cobran altos intereses por esos billetes prestados: economía bursátil parasitaria sobre la que se levanta el poder omnímodo de los Egas, Acosta Velasco, Lasso, Panchano y más familias que acumulan en su minoría agiotista la riqueza producida por los trabajadores de nuestras ciudades y campos; que tiene bajo su control la exportación de camarón, flores, banano, cacao; y también a través de los gobiernos bajo su dominio, el negocio con las transnacionales norteamericanas y chinas nuestro petróleo, cobre, plata, oro; que trafican con el dinero chulquero a gran escala incrementando la deuda externa que aprovechan sucretizándola en su favor como lo hicieron durante los gobiernos de Oswaldo Hurtado y Febres Cordero descargándola sobre el Estado y los pueblos; haciéndose de miles de millones de dólares al imponerle a este gobierno inmoral a través de su equipo al servicio del actual Ministro de Economía, Martínez, el pago de esa deuda ignominiosa entregándole una jugosa tajada pues los papeles desvalorizados de la deuda externa que estaban al 30% los “pagan” al 100%: atraco sin nombre con los tenedores de esos papeles; asalto anti-patria de los recursos del Estado que no entregan a los pueblos para cubrir las necesidades imperiosas de esta pandemia; negociado cínico para supuestamente “impedir quedar en default” cuando el Banco Mundial, el FMI, han aceptado posponer el pago de la deuda para atender la crisis mundial de salud generada por el Covid-19.

De la manera más abyecta el Gobierno de Moreno, los organismos del Estado encargados de la Protección y Defensa de nuestro Medio Ambiente y particularmente quien funge como Ministro de la Defensa de la Patria, Jarrín, declaró, favoreciendo la depredación de nuestros tiburones: “China no ha tocado nuestra territorialidad”.

Ni Jarrín ni Moreno representan la soberanía del Ecuador pues en ningún momento han mencionado el derecho inalienable a la restitución de nuestras 200 millas de mar territorial remachando así la miserable entrega de nuestros mares firmada por ese otro enemigo de nuestra soberanía, Correa, quien firmó reduciendo ese derecho histórico a 12 millas a través del conocido CONVEMAR que fuera denunciado con la misma fuerza que Jaime Hurtado por el diputado del MPD Jorge Escala.

Defensa de nuestras 200 millas que fueron defendidas por la generación de los Hurtado, Larrea, Álvarez, quienes recogieron la siembra de Milton Reyes, Miguel Pozo, Rosita Paredes, Jorge Tinoco, David Guevara que llenó de sangre y acero limpio nuestras luchas emancipadoras: ¡No nos callarán jamás! que ha mantenido en alto la nueva generación de combatientes populares cuya línea de acción basada en nuestra verdadera historia ha nutrido las voces y acciones de la fusión de estas dos generaciones que representó hasta el fin nuestro Alfonso Yánez durante la cual han caído otros combatientes revolucionarios: Alfonso Cedeño, Pedro Défaz, Edwin Tite.

Hay algo más contundente de estas muertes que nos sangran, de este otro crimen de Estado, porque a nuestros compañeros recientemente caídos durante esta pandemia y particularmente a nuestro Alfonso los mató el Estado igual que a los miles de muertos que la pandemia a propósito mal atendida por todos estos Ministros del Crimen ha llevado a la muerte a miles de ecuatorianos y ecuatorianas al ahondar la ya destruida Salud Pública y del IESS agravada por sus descarados negociados que se expresa en el alto número de contagiados que no para de crecer igual que las muertes de nuestro pueblo que aumentan cada día, porque, no tener una cama ni equipos de cuidados intensivos para nuestro hermanos y hermanas ecuatorianos, como no la hubo para Alfonso, es un crimen de Estado que lo vengaremos, porque así como el más altivo combatiente revolucionario de los Yánez ha muerto para vivir eternamente con mas plenitud luego de haber hecho brillar los ojos, los rostros, las bellas arrugas de nuestros ancianos y rejuvenecerlas convirtiendo una justa lucha en una bandera de respeto a las generaciones que hicieron vivir, que educaron a tantas otras generaciones, se ha fundido con las nuevas generaciones brotadas de aquella que en Octubre dió el campanazo de la vida patriótica y popular que ahora con mayor fuerza y energía recuperando esa tradición irrevocable e invencible de nuestra histórica combatividad proviene de Rumiñahui, Quisquis, Calicuchima, Eugenio Espejo, Mejía Lequerica, Joaquín de Olmedo, Manuela Espejo, Manuela Cañizares, Manuela Sáenz, Manuela León, Jumandi, Kiruba, Crispín Cerezo, Ascensión Lastre, Ivanoth Tigasi, Nelson Mina, Mari Mosquera.

La fusión de estas dos generaciones uno de cuyos firmes y ardiente combatientes, Alfonso Yánez, ha caído mientras levantaba la bandera de la lucha irreductible de nuestros jubilados y en defensa de la Seguridad Social, funde la experiencia robusta, el forjado temple, la juventud eterna que luce en la visión clara, serena y fustigante que nos concita ir hacia adelante para echar abajo el poder de los banqueros y de la burguesía imperialista transnacional que nos deja la vida y dolorosa muerte de quienes no dejaron de combatir durante esta pandemia y de quien no debía morir así debido a la estulticia del Estado sobre el cual se ha encaramado inconstitucionalmente uno de los gobiernos más corruptos y odiados de nuestra reciente historia.

La vida y muerte de nuestro Alfonso Yánez muestra la fusión de estas dos vigorosas generaciones pujantes por un cambio social libertario que terminará con aquel diálogo de sordos de aquellos “economistas” de la antipatriótica y antipopular economía empresarial de Correa y Moreno: los Ortiz, Pozo, Flores, Núñez, del cual es hijo putativo Martínez, quienes vergonzosamente difunden la supuesta, cínica e inhumanitaria maestría con la que manejan la deuda externa: El pago a los corruptos tenedores de aquellos papeles y al FMI dizque para evitar el antipatriótico, antipopular y corrupto “default” por el cual este gobierno miserable no paga el 40% de Ley para las pensiones jubilares, ni la deuda que tiene con el IESS, peor el asalto de los recursos de la seguridad social conquistada por los pueblos y los jóvenes militares de la revolución juliana; no paga a los jóvenes doctores quienes evitan las muertes de los contagiados por el coronavirus, ni a los servidores públicos, a los servidores judiciales, a los maestros y maestras mientras la insulsa y cínica Ministra de Educación, Creamer, amenaza con despedir a los maestros y maestras que reclaman el pago de sus sueldos reclamándoles desvergonzadamente “sacrificio” al gobierno de Moreno y Martínez insulso pagador de la gordiana deuda externa que el Gobierno de Alfaro no pagó, mientras lanza a niños y jóvenes a volver presencialmente en Septiembre a las escuelas y colegios enviándolos a contagios con el virus del Covid-19 y posiblemente a la muerte.

Dos generaciones que convocan a los pueblos indígenas, a los trabajadores de ciudades y campos, a las juventudes trabajadoras y a estudiosas de todo nivel, a los pueblos indígenas, a las vigorosas mujeres que en medio de su lucha contra la violencia, los crímenes en su contra, se alzan por la libertad, la soberanía: ¡El voto es poder! Si: ¡El voto es poder popular!

¡El voto es poder! ¡A no venderlo! ¡A no dejarse engañar por la adelantada y agresiva, demagógica campaña electoral millonaria sin control del mal menor con que se presenta el banquero Lasso que no es controlada por el CNE; por la habilidosa jugada de la burguesía empresarial de colocar al politiquero Sonnenholzner alternativa de los multimillonarios criollos que cuenta con el respaldo de Nebot rechazado por los pueblos, mucho menos de los candidatos chimbadores como Isidro Romero o Gutiérrez, o peor Álvaro Noboa otro miserable explotador.

El Voto es Poder Popular y debe darse al mejor de los candidatos de los pueblos indígenas para conquistar un Presidente Popular y Patriota como Yakú Pérez, o Leonidas Iza.

Para llevar a la Asamblea limpiándola de la corrupción política: A los dirigentes de los trabajadores, del movimiento indígena, de la juventud, del magisterio, de la mujer popular y democrática: A Pachacutik y a la impetuosa y joven Unidad Popular que se fusionó con el MPD de Jaime Hurtado y Alfonso Yánez Montero que recoge la herencia de aquella generación impetuosa e insobornable.

Antonio Guerrero

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