La propuesta que nos dora la píldora

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La comisión Lasso presentó una propuesta de reestructuración del Seguro de pensiones que concluye que respeta el principio de suficiencia.  Pero la verdad es otra.

Augusto De la Torre, coordinador de la Comisión Interdisciplinaria creada por el presidente Guillermo Lasso para proponer reformas a la seguridad social, finalmente expuso las propuestas que han causado molestia en buena parte de los actuales afiliados pues conllevan el incremento de los años de trabajo y reducción de pensiones.

Sin embargo, en su exposición se adelantó en sostener que los derechos adquiridos se respetan y que los afiliados de hoy que están próximos a jubilarse no tendrán que cumplir esta disposición y que, además, todo esto será en un proceso gradual, por tanto, idealmente, imperceptible.

Lo que consiguen

Desde el punto de vista de los objetivos del gobierno lo que esperan conseguir es un proceso que divida a los asegurados entre quienes no son afectados y, por lo mismo, no protesten y los afectados que, por estar poco organizados, y recibir el golpe muy lejos en el tiempo, no protesten.

Quienes no serían afectados son los jubilados actuales que tendrían el mismo monto de sus pensiones y que, bajo esta teoría, no verían problema en los cambios propuestos.   El grupo de los afectados serían quienes se jubilen en adelante que, progresivamente, verían que sus pensiones se reduzcan, pero que al no ser parte de una organización que los respalde, su voz sería apagada.

Lo que no tienen en cuenta Lasso y compañía es que las organizaciones de jubilados, que son las más activas, tienen un alto grado de solidaridad y van a salir a exigir que los derechos de los futuros jubilados también sean respetados.  Lo cual es de esperarse, pues, entre ellos están hermanos, compañeros, hijos que, si no se hace respetar sus derechos ahora, tendrán un época de jubilación muy dura cuando les toque.

Al pasar de 30 a 35 años de trabajo el tiempo necesario para jubilarse consiguen, en los hechos, aumentar la edad de jubilación debido a la enorme dificultad que significa para el trabajador conseguir trabajo por cinco años adicionales.  Es probable que para cubrir este plazo adicional transcurran entre 5 y 8 años de tiempo o quizá más.  Aunque esto entraría en vigencia luego de diez años, cuando, según se anticipa, las tecnologías harán que la posibilidad de conseguir trabajo sea más difícil.  Esto es muy grave ya que, aunque la gente viva más, pasará mucho tiempo buscando trabajo y viendo que sus esperanzas de alcanzar una jubilación se alejan.  Es tan grave las consecuencias de este incremento que, si se aplicara hoy y no dentro de 10 años, más de un millón de afiliados no podrían jubilarse por no cumplir con la norma de 35 años de trabajo, lo cual les obligaría a seguir trabajando por sobre la edad de jubilación.

Otro aspecto que logran conseguir con esta propuesta es que el Estado deje de aportar a la seguridad social en los niveles que lo hace actualmente, limitando su aporte al seguro de Invalidez, Vejez y Muerte al 3% del PIB, un valor próximo a alcanzarse ya que actualmente bordea el 2%.  Esta es una consigna que proviene del Banco Mundial, FMI que, en la propuesta que analizamos, incluso supera las expectativas de esas instituciones ya que, en varios países el aporte estatal a la seguridad social va más allá del 10% del PIB.

Los tres pilares

La propuesta de la Comisión Interdisciplinaria de Lasso propone la creación de tres pilares de la seguridad social ecuatoriana.

El primer pilar es la denominada “pensión vitalicia” que a su vez, tiene dos componentes, el primero denominado “pensión variable” que es la pensión actual sin el 40% del aporte estatal, calculado en función de los años de aporte, la esperanza de vida, que modifica el actual cálculo reduciendo la tasa de reemplazo, por tanto, la pensión jubilar. El segundo componente denominado “pensión básica” tendrían todos los jubilados por igual, producto del reparto del aporte estatal. Acogiendo el análisis demográfico que realizan, se entiende que cada año habrá más y más jubilados, al punto que, sostienen, en el 2080 habrá tan sólo un afiliado por cada jubilado.  Pero, si nos acordamos que pusieron un techo del 3% del PIB al aporte estatal, entonces este componente y la propia pensión vitalicia cada año será más pequeña.

El segundo pilar es la expresión del egoísmo.  Radica en que se fortalezcan los mecanismos de ahorro individual, comenzando por el Fondo de Cesantía que solo se podría retirar al final de la vida laboral, que junto a otros como la jubilación patronal, el “matching” con el empleador y otros, conforman un mecanismo de acumulación que beneficia más al afiliado que tiene capacidad de ahorro.  El segundo pilar es tan grande y jugoso como lo sean los ingresos de los asegurados.

En realidad, es el segundo pilar con el que la Comisión Lasso, pretende “dorar la píldora” porque el Fondo de Cesantía ya existe, la jubilación patronal ya existe, el Fondo de Reserva ya existe, pero el “aporte” de la comisión es incluirlos en el cálculo de la pensión jubilar y llegar a una tasa de retorno alta, mientras por debajo, en el primer pilar, en el componente de pensión variable, reduce la pensión.

El tercer pilar es para los pobres que no dejarán de ser pobres.  Son los denominados “subsidios” que se entregan a través del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), que esta comisión recomienda que se mejore su funcionamiento, amplíe su cobertura y fortalezca su focalización.

La cobertura de la seguridad social a través del IESS

Una importante y positiva propuesta es que la afiliación a la seguridad social de los trabajadores ya no tenga un aporte mínimo, por lo tanto, será posible que cualquier persona que trabaje podrá afiliarse, lo cual conlleva la posibilidad de recibir las prestaciones por parte de personas que actualmente trabajan, pero que no son afiliados.

La oportunidad neoliberal

No podía faltar el componente de acumulación empresarial a costa de los recursos de los afiliados.  Este se lo puede encontrar en el segundo pilar que promueve el ahorro individual y que, sobretodo, abre las posibilidades de que otras instancias que no sean el BIESS inviertan esos recursos.

Tan importante es esta parte que De la Torre anunció que la propuesta de ellos es “potente”, que llevará unos dos años reestructurar el Mercado de Valores en Ecuador para que se parezca al de Nueva Zelanda.  Esto se lograría con “inversionistas institucionales de primera linea” a los que se les atraería con “volúmenes de ahorro de largo plazo enormes”, cuyos propietarios son los trabajadores ecuatorianos.

Henry Izurieta
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