El Guasón una controvertida película norteamericana

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La reciente película norteamericana, el Guasón, ha generado entre los círculos de cineastas y cinéfilos de ese país críticas respecto de su irreverencia hacia el tratamiento “marginal” que soportan algunas capas sociales de la sociedad estadounidense que oscilan entre la indigencia y la desocupación disfrazada, o “subocupación”, así calificada por algunos teoréticos defensores a ultranza de la posibilidad de que con un trato distinto hacia estas franjas sociales hundidas en la indigencia social pueda mantenerse incólume el sistema capitalista, la concentración de la riqueza social en pocas manos que oscila entre el 1% y 2% comparada con la concentración de la pobreza que supera al 90% de la población del mundo capitalista, aquella realidad injusta les cae con un peso ideológico que los somete cultural, ideológicamente, a la falsa idea de una condición de “inferiores” frente a la minoría de grandes ricos y potentados del planeta, que, por sus fortunas afloran como seres superiores; fenómeno que también ocurre en los países dependientes particularmente de América Latina.

Guasón una controvertida película

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Los Estados Unidos es el clásico país del denominado mundo occidental, que alberga en una parte, la acumulación en un polo de la sociedad de ultra-multimillonarios y en la otra la pobreza y miseria material y espiritual en los barrios del Bronx, Harlem o ciudades pobre como Flint y en general de aquella sociedad capitalista una de cuyas franjas son los sub-ocupados representados por el Guasón que en esta película cuestiona dicha gran brecha económico-financiera derivada de la anarquía en la producción.

Lo atrayente de esta cinta irreverente es que desmitifica a uno de los íconos de la mitomanía de los súper-héroes –que no mitología dada la vulgaridad y decadencia de los comics-: a Batman, cuya identidad real es Bruce Wayne hijo de un multimillonario que junto a su esposa es asesinado, en apariencia sin ninguna justificación, por un maleante de Ciudad Gótica lo cual desmitifica esta cinta norteamericana.

En represalia y ya mayor de edad con la asesoría y cuidado de su mayordomo, el multimillonario Bruce Wayne, hijo, usa su fortuna para convertirse en el más implacable ajusticiador de los maleantes de Ciudad Gótica que representa a una de las ciudades de los Estados Unidos: “Justicia” que derrocha con esplendor tecnológico Batman no para combatir a los delincuentes sino al producto nato del sistema capitalista y hez de esta sociedad, el lumpen, el gánster.

Todo el aparataje tecnológico que empieza por un traje que puede deslizarse, volar por los aires en persecución de dichas bandas de delincuentes; la caverna bajo su gran mansión tecnológicamente adaptada para que de allí pueda salir en su Bati-Móvil súper moderno, o en su helicóptero de similares características, a cumplir con su misión de súper gendarme de Ciudad Gótica cuando es llamado por la Policía a través de un gran proyector de su imagen de hombre-murciélago: Ha creado la idea de que los grandes multimillonarios pueden convertirse en auténticos defensores del bien, en altruistas defensores de la paz, la ley y el orden.

Esta idea introducida entre los niños, adolescentes y adultos que asisten multitudinariamente a admirar a uno de los súper héroes de la multimillonaria multinacional del espectáculo de diversión masificada, Marvel, es desmitificada por la película El Guasón que muestra la verdadera realidad de los multimillonarios personificados en Bruce Wayne Padre quienes acrecientan sus fortunas explotando a las mayorías trabajadoras y se presentan como honestos y serviciales para los pobres para ganar las elecciones y cuando lo logran incumplen sus ofertas electorales; cultura que irradian a los países dependientes y a los gobiernos títeres bajo su dominación.

En la película se muestra a los verdaderos delincuentes de Ciudad Gótica: los grandes potentados multimillonarios que en la franquicia cinematográfica de Batman se los oculta, presentando al lumpen proletariado, producto nato del desempleo y subempleo del sistema capitalista como los maleantes; cuando ese subproducto hez del capitalismo: la prostituta, el delincuente brotado de los denominados barrios bajos, es creado por la acumulación de riqueza en pocas manos y la pobreza y miseria material y moral de las grandes mayorías a las cuales la clásica mitomanía de Batman combate y no a los verdaderos delincuentes que manejan el Estado, sus leyes, sus contratos ominosos sobre-preciados con corbata, cuello blanco, carros de lujos, grandes mansiones, vida de boato apologizada por los grandes medios televisivos, radiales y escritos como benefactores del pueblo que en la película el Guasón son puestos metafóricamente al descubierto.

Guasón una contravertida película

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Este paradigma capitalista del cual ha brotado el súper héroe mítico Batman es remecido transgresoramente en esta película: El padre del súper héroe de la moderna mitología norteamericana, por supuesto de apellido Wayne, en la cinta es un político que ha hecho fortuna como la hacen todos los multimillonarios: explotando a los trabajadores; el Guasón resultaría ser el hijo no reconocido por el corrupto candidato a Alcalde de Ciudad Gótica, Wayne Padre, quien es repudiado masivamente por el pueblo donde juegan un papel los payasos con sus máscaras quienes convierten al Guasón en su verdadero héroe debido a la identidad de aquellos desarrapados con las peripecias de una infancia de privaciones junto a su madre también con problemas mentales, cuidada por el Guasón, con quien el politiquero Thomas Wayne habría tenido relaciones siendo empleada doméstica en su mansión; relaciones sexuales de las cuales habría nacido el esperpento hijo ilegítimo, Guasón, convertido en un hombre que sufre graves dolencias nerviosas quien en realidad es un psicópata social maltratado por todos: Un grupo de wambras le arrebatan el letrero con el que cumplía sus labores al servicio de una empresa y a quienes éste persigue solo para terminar siendo golpeado por aquellos en el suelo; en tanto la empresa que lo contrata le deduce y cobra el valor del letrero de su paupérrimo sueldo; otro empleado le da un revolver con municiones para que “se defienda” de una sociedad cargada de violencia; revolver que se ve obligado a utilizar cuando en un Metro es golpeado por tres atrofiantes burócratas de oficina a quienes asesina a balazos; asesinato de aquellos tres burócratas cometido por el Guasón que es repudiado por el multimillonario candidato a Alcalde, Wayne Padre; situación que, por el contrario, despierta una reacción de identidad y congratulación por aquel crimen cometido por el payaso Guasón entre la amplia franja social de sub-ocupados y segregados sociales quienes lo convierten en su estandarte como representante del maltrato que soportan, igual que aquel payaso, aquellos, y en general la población marginada de la riqueza de la sociedad capitalista, que, en irreverencia hacia los medios de comunicación que presentan al Guasón como un asesino de oficinistas pulcros, honestos, conduce a que los marginados se vistan como payasos con sus máscaras llenas de colorido quienes desfilan por la ciudad realizando marchas, destrozos, un verdadero vandalismo social de repudio a la candidatura del multimillonario, Wayne Padre, quien termina siendo asesinado junto a su esposa, a tiros, por un payaso, mientras su hijo, el niño Bruce Wayne, observa totalmente paralizado: Es la sociedad marginal maltratada la que en realidad asesina al multimillonario político corrupto.

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A partir de aquel suceso el payaso Guasón busca a la bella mujer trigueña con quien a diario se encuentra en el ascensor del viejo, maltrecho y pobre condominio en que ambos viven: Le estampa un beso y duermen juntos (en su mente); verse convertido en un héroe de una sociedad segregada lo impele al desquite social de donde emerge una psicopatía que culmina matando a tiros al compañero de trabajo que le dio el revolver; a su madre a quien ahoga en la cama con una almohada y finalmente al propagandista icono de la televisión mercantilista, quien ha hecho mofa de él, a quien le desarraja tres tiros en la cabeza y el cuerpo, mientras la Ciudad Gótica se alza, se encabrita, toma las calles, destruye carros, todo lo que encuentra a su paso erigiendo al Guasón como su líder en desquite por el maltrato social que le infiere la sociedad de los multimillonarios potentados y politiqueros representada por Thomas Wayne.

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La cinta ha remecido a la sociedad de los ultra-multimillonarios  norteamericanos pero su salida caótica muestra que el alzamiento vandálico, sin proyección hacia la recuperación verdadera de los derechos sociales, económicos, humanos de los trabajadores y los pueblos, no puede ser representada por el subproducto social lumpen; la sociedad en que la riqueza social retorne hacia los trabajadores y pueblos que la crean es una sociedad donde se respeta el trabajo fabril en ciudades y campos cuya dirección solo puede llevarla a cabo una sociedad de trabajadores claros, conscientes de la necesidad de un sistema social en que el trabajo creador de la riqueza social retorne hacia quienes crean  dicha riqueza social para que la producción fabril y de la tierra se desarrolle de manera planificada, éticamente, al servicio de las masas trabajadoras, los cuales, por supuesto deben luchar y alzarse organizadamente contra los responsables de la crisis de la sociedad capitalista como hoy está ocurriendo en la mayoría de los países de América Latina, que contrasta con el estallido social de los preteridos, de los marginados que destruyen Ciudad Gótica en expresión de rechazo a la marginación, a la segregación, al maltrato derivado del desempleo y subempleo a que son sometidas grandes franjas de la sociedad capitalista que son lacras brotadas de su sistema de producción anárquico creado para enriquecer a los dueños de las fábricas y del comercio capitalistas que es el que genera el desempleo, el subempleo, la miseria, la pobreza y la psicopatía propias, naturales del capitalismo que se exacerba en mayor grado en la sociedad imperialista norteamericana; psicopatía que es producto nato de dicha sociedad donde regularmente adolescentes entran a sus colegios, disparan y asesinan a sus propios compañeros de aula; sociedad belicista hacia los pueblos y países de la tierra que explotan y oprimen inmisericordemente; sociedad injusta para las grandes mayorías que enriquece a un polo minoritario de la misma que no trabaja en la producción; sociedad capitalista frente a la cual solo una auténtica, planificada y organizada revolución social puede terminar con estas injusticias derivadas del modelo de explotación capitalista sea éste reformista y/o neoliberal.

Antonio Guerrero

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