El extractivismo es despojo y dependencia en América Latina

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Por: Ezequiel Rojas

La opresión contra la naturaleza y sus bienes, es un hecho histórico, impuesto con espada, caballos y cultura en el pasado y desarrollado con armas de fuego, gas lacrimógeno o pimienta y una nutrida manipulación mediática en el presente. Los neoliberales, socialdemócratas y/o progresistas que gobiernan en la región, para justificar la ampliación del extractivismo en territorios indígenas y en la cercanía de fuentes hídricas han manifestado, “no podemos ser mendigos sentados en un saco de oro”; “no permitan que un grupo de conchudos y atrasa pueblos quieran parar el desarrollo”, esto en el caso ecuatoriano. Diferente sintaxis, un solo mensaje, permitir que las trasnacionales mineras, petroleras y agroindustriales arrasen con las tierras y sus recursos con la falacia de «mejorar la vida de los pueblos», con estrategias de participación e involucramiento de las comunidades en el trabajo extractivista para “mejorar” su condición de pobreza.

Despojo territorial y acumulación capitalista

La violencia generada por las necesidades del desarrollo económico en el avance de la producción mercantil para transformarse en producción capitalista, expresa que, la médula de la acumulación originaria del capital es el cambio de la explotación feudal en explotación capitalista. Marx señala que “la acumulación originaria es el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción”. La misma surge como originaria porque forma los albores del capital y del sistema capitalista vigente.

En los siglos XVIII y XIX se utilizó el cercado (paredes, vallas, muros), implementado en Inglaterra, Países Bajos y casi todo el norte de Europa a medida que se extendía la industrialización, para tomar la tierra de propiedad común disponible para el pastoreo de animales y el cultivo de alimentos, y convertirla en propiedad privada. Así los productores directos fueron; la acumulación originaria, desintegró sus comunidades y obligó a familias enteras a vender su fuerza de trabajo a fin de sobrevivir.

En tal sentido, el capitalismo en su lógica de acumulación, encuentra nuevas formas para expropiar los bienes comunes, Rosa Luxemburgo conceptualizo como “acumulación del capital por desposesión”, el geógrafo David Harvey retomando este concepto, señala, “acumulación por desposesión como dinámica inherente al capitalismo actual en una perspectiva territorial y espacial”. La violencia engendrada en la acumulación originaria, se ha desarrollado con nuevas formas impuestas por ley, o no, para aumentar las ganancias a través de la explotación de los trabajadores y la naturaleza, esa es la esencia del capitalismo.

El Extractivismo, dependencia y atraso

El agotamiento de los recursos no renovables a nivel mundial, atiza, para que los países imperialistas, impongan nuevas reglas, usen, la violencia desproporcionada, la descalificación a los pobladores rurales e indígenas para cumplir su propósito de extraer todas las reservas naturales. Busca afirmar a América Latina y el Caribe como proveedora de materias primas, dependiente y sujeta a quienes demanden sus recursos. Las reservas existentes y la importancia estratégica que adquieren en el marco de la globalización, lo ahondan mucho más.

“Los países de Sudamérica poseen una de las mayores reservas minerales del planeta: un 65% de las reservas mundiales de litio, un 42% de plata, un 38% de cobre, un 33% de estaño, un 21% de hierro, un 18% de bauxita y un 14% de níquel. Se estima que el potencial minero es aún mayor ya que la información geológica disponible es parcial. También son importantes sus reservas petroleras, sobre todo tras la certificación de los crudos extra pesados de la Faja del Orinoco en la República Bolivariana de Venezuela. La región posee además alrededor de un 30% del total de los recursos hídricos renovables del mundo, lo que corresponde a más del 70% del agua del continente americano, y al 21% de la superficie de los bosques naturales del planeta”. (Portillo,2014, p.13)

Estas reservas mineras y petroleras, están siendo explotados conforme los cambios científico-tecnológicos desarrollados en los países imperialistas, utilizando técnicas no convencionales. “El fracking y la explotación de hidrocarburos a profundidades cada vez mayores, la minería hidroquímica a gran escala, las plantaciones inteligentes y los transgénicos, la nanotecnología, la geo y bio-ingeniería, los mercados de carbono y las diversas formas de flexibilización laboral”. (Acosta y Cajas, 2016, p. 395). Los grandes volúmenes de recursos extraídos, pone en riesgo, la renovación de los recursos renovables y no renovables.

El extractivismo acentúa la matriz productiva basada en entregar materias primas a gran escala (petróleo, minerales, forestal, pesquero, agrícola), sin ningún valor agregado, volviendo crónica la exportación en “crudo y al peso” de los recursos naturales, enterrando a los países en la dependencia a las empresas internacionales, las mismas que, alzan y bajan de acuerdo a su interés los precios de los commodities.

En esta parte, cabe un paréntesis, es necesario separar la noción de que extractivismo significa lo mismo que extraer “determinados recursos de la naturaleza, protegiéndola, y al mismo tiempo, respondiendo a necesidades concretas de los pueblos donde esos recursos están asentados” (Isch L, 2013).

Cuando los precios de los commodities están a la baja la tendencia de los países dependientes, obligan a elevar los volúmenes de extracción. De esta manera pretenden sostener los ingresos provenientes de las exportaciones. Para la burguesía eso es “desarrollo”, “crecimiento económico”, “progreso”, nos “sacara de la pobreza” publican en primeras planas los medios privados de comunicación; la diversificación de la matriz productiva, la industrialización, no cuenta, están cómodos con su rol de proveedores. Esta realidad beneficia a los países imperialistas y las transnacionales, a mayor suministro de materias primas, cuando el precio está a la baja, crea una sobre oferta, reduciendo aún más sus precios. De esta manera se mantiene la desigual distribución de la riqueza, bajos salarios, frente a las gigantescas ganancias de la banca y empresas.

No es justo que las generaciones presentes, en particular, los niños, niñas y adolescentes, vivan en un ambiente económica y ambientalmente empobrecido.

La Minería metálica en Ecuador

El 5 marzo del 2012, el gobierno de esa época, firmó el primer contrato de explotación minera metálica a gran escala en Ecuador. La empresa minera Ecuacorriente, (ECSA), filial de la Joint Venture China Railway Construction Corporation y Tongling Nonferrous Metals Group Co. Ltd (segundo productor de cobre en China), es la encargada de la extracción masiva de cobre, oro y otros metales en el megaproyecto Mirador, localizado en la provincia de Zamora Chinchipe.

El catastro minero indica que el año 2005 estaban concesionados el 2,75%, de territorio del país, a, agosto del 2021, se incrementó, a 8,94%. De las actuales concesiones minera, y según la Agencia de Regulación y Control Minero (ARCOM), en 2018, casi la mitad (49,4%) de las concesiones mineras se asientan sobre bosques nativos, dentro de este porcentaje, el 96,4% de la superficie corresponde a minería metálica; el 40% está sobre tierras agropecuarias; y el 5,2% en páramos.

De las 17 nacionalidades y pueblos, en 13, existen concesiones mineras. En la mayoría el Estado no realizó consulta previa, libre e informada, conforme el Art. 57.7, Constitución de la República. Incluso, donde se efectuó consultas, populares y ambientales, la arrogancia presidencial, no ejecuta el mandato del pueblo, (Yasuni, Chocó Andino). No se respeta la voluntad popular en defensa del medio ambiente, ni los derechos colectivos y territoriales de las nacionalidades y pueblos. Otro dato importante, el 53,79% de las concesiones han sido otorgadas dentro del régimen de gran minería; el 22,74% para la pequeña minería; y el 12,33% dentro de lo que se define como régimen general; y finalmente un 8,66% constituye la mediana minería.

Del 2007, al 2024, han pasado 4 gobiernos con distinto ropaje. Todos han coincidido en la necesidad de la expansión extractiva, su argumento, “es imprescindible para obtener los recursos (renta petrolera y minera) para invertir y atender las demandas sociales, “el desarrollo”, “el progreso”, es el discurso de la ilusión desarrollista.

El anterior gobierno a través del decreto ejecutivo 151, (2021), violentando la Constitución, intentó subordinar los derechos humanos, colectivos y de la naturaleza a los derechos de los inversionistas mineros. Como resultado del  levantamiento indígena y popular de junio 2022, “el gobierno emitió un nuevo decreto ejecutivo el 468, en su texto deja intacto el decreto ejecutivo 151, y establece los siguiente: 1) no impulsar actividades mineras en áreas protegidas, en zonas declaradas como intangibles, en territorios ancestrales y zonas arqueológicas (obviando las áreas de protección hídrica); 2) elaborar un instructivo de consulta pre legislativa con Pueblos Indígenas para actos normativos de la Función Ejecutiva; 3) impulsar un proyecto de ley de consulta previa, libre e informada para pueblos indígenas; 4) reformar el reglamento del Código de Ambiente para aplicar la consulta ambiental”. (Amazon Frontlines, a propósito de las Mesas de Diálogo del Paro Nacional, junio 2022).

Luego salió a luz el decreto ejecutivo 754, (2023), que pretendió Reformar al Reglamento del Código Orgánico del Ambiente. Mediante demanda de inconstitucional de la CONAIE, apoyado por varias organizaciones, el Pleno de la Corte Constitucional resuelve: “Declarara la inconstitucionalidad por la forma del decreto ejecutivo 754, que contiene una reforma al reglamento al Código Orgánico del Ambiente, por transgredir el principio de reserva de ley” (…) “hasta que la Asamblea Nacional emita la ley correspondiente”. (Sentencia 51-23-IN/23)

Producto de la crisis institucional y la pérdida de credibilidad, el gobierno decidió decretar la muerte cruzada, razón por la cual la Asamblea Nacional, tampoco, el ejecutivo, ha presentado una propuesta de ley, según sentencia de la Corte Constitucional. Bajo este argumento, -no hay ley-, el actual régimen, ávido neoliberal, dispone al Ministro de Energía subrogante elabore un manual, para operativizar la consulta y consentimiento previo, libre e informada mediante Acuerdo Ministerial 002, suscrito, el 6 de marzo del 2024. Violando una vez más, la Constitución y los tratados internacionales, todo esto, mientras, la ministra y el presidente se encontraban en Canadá, negociando nuevas concesiones territoriales en beneficio de las empresas mineras.

Es importante puntualizar que un acuerdo ministerial no es un instrumento para zanjar el desacuerdo de las comunidades de Palo Quemado y Las Pampas, (Cantón Sigchos, Provincia de Cotopaxi) quienes mantienen la desaprobación y resistencia a la minería, solo una ley podría hacerlo según el artículo 57.7 de la Constitución. No se puede hacer una consulta a la fuerza, demuestra un nuevo intento de despojar los territorios de agricultura comunitaria para beneficiar la expansión minera. Un Ministerio no puede decidir a quién consultar o no, violenta la participación de todos los miembros de las comunidades, mucho menos desconocer el derecho a la resistencia y el no consentimiento. Este manual refleja el nivel de autoritarismo de un gobierno envanecido con el poder.

Por esta y otras razones es justa y necesaria la resistencia de los agricultores, las comunidades de Palo Quemado y Las Pampas, también, la solidaridad de los pobladores urbanos y rurales.

Como es lógico la respuesta del Estado ha sido intensificar el ataque violento con gases, armas e incendiaria propaganda, tratando de generar en la opinión publica que están enfrentando a “terroristas y violentos” que no quieren el “progreso”. La coincidencia de argumentos, con los “progresistas”, para criminalizar y calumniar a líderes indígenas, campesinos y populares; a sencillos agricultores, raya en el cinismo que encubre la vulneración de derechos de los pueblos y nacionalidades y la impunidad a la fuerza pública por el uso indebido de la fuerza que deja varios heridos graves, en Palo Quemado y Las Pampas. Marx tenía razón en decir que la historia se repite una vez como tragedia y otra como farsa.

En resumen, el extractivismo, es despojo, dependencia y desigualdad, daña el medio natural y social donde actúa; en particular, los megaproyectos fragmentan los elementos sustanciales de los ecosistemas, frenando su renovación. “Cabe citar el ejemplo de la mina a cielo abierto del proyecto Mirador para darse cuenta de esta magnitud: al final de la vida de la mina, el cráter tendrá al menos 1,2 km de diámetro y 250 m de profundidad; se habrá generado 325 millones de toneladas de desechos5 (una cantidad equivalente a 4 Panecillos y 400 años de basura de la ciudad de Guayaquil) y se habrá contaminado una cantidad de agua que corresponde a un volumen cercano al del Lago San Pablo; todo ello para producir el equivalente de 8 días de consumo mundial de cobre”. (Sacher, 2012, p. 94).

Ahora, salir del extractivismo masivo, violento y sin trasformaciones productivos reales con un simple decreto es imposible, “dejar de explotar los recursos naturales. Obviamente es una falacia” (…) Entonces, esta debería ser, al menos, una elección a asumirse democráticamente, estableciendo las bases para transiciones que nos liberen de las ataduras extractivistas, sin arriesgar la vida digna de la población ni los ciclos vitales de la Naturaleza” (Acosta, Cajas, 2016).

Edgar Isch (2013) desarrolla lo siguiente: “A nadie se la ha ocurrido plantearse el terminar con la extracción de metales necesarios para las sociedades humanas. Lo que se cuestiona son los temas fundamentales como la matriz de desarrollo del país (extractivismo, reprimarización o economía de servicios y conocimiento); qué tipo de minería (mega o pequeña y mediana); en dónde (sí o no es una zona de lata biodiversidad como el Cóndor); en qué relación con la naturaleza (en Mirador, por ejemplo, se pone la piscina de desechos tóxicos en la zona alta de la montaña y no en el abaja, para reducir costos, lo que demuestra la prioridad que se da a  los metales); con qué medidas de protección del agua (en el Mandato minero de la Asamblea Constituyente se ordenaba revertir las concesiones mineras en nacientes de agua, pero no se actuó contra los grandes proyectos en esas condiciones); quién se quedará con las ganancias (en la Asamblea se denunció que Aurelian tras haber invertido 40 millones, vendió la concesión a Ecuacorrientes por 940 millones, una ganancia que tal vez ni el narcotráfico ofrece);  dónde se procesa el metal (desde el mirador solo saldrán concentrados de metal para ser procesados en otros países, donde se quedarán mayores capitales que en Ecuador, que es quine provee la materia prima); en fin, cuestiones que hablan del destino del país y que no pueden ser descalificadas como voces de quienes quieren regresar al pasado”

La lucha y resistencia de los pueblos y nacionalidades, la solidaridad activa de las pobladores urbanos y organizaciones sociales y populares, el impulso de las consultas populares, ambientales y comunitarias, son mecanismos lícitos para exigir se respete los territorios y la voluntad mayoritaria de los pobladores urbanos y rurales que niegan el extractivismo como forma de “progreso”.

 

Referencias

Acumulación originaria, resumen, Marx

Patologías de la abundancia. Una lectura desde el extractivismo, Alberto Acosta y John Cajas Guijarro

Extractivismo clásico y neoextractivismo, dos tipos de extractivismo diferentes?, Luis Hernando Portillo Riascos.

 

Https://correismo.wixsite.com/elcorreismoaldesnudo/pablodavalos

El extractivismo y la violación de derechos básicos, Edgar Isch L.

Minería metálica a gran escala en Ecuador: las cuentas alegres del gobierno, William Sacher

 

 

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