Sí, Ecuador aplaude a todos los que ponen en riesgo sus vidas empezando por médicos, enfermeras, y demás personal de la salud que están en la primera línea haciendo frente a la emergencia sanitaria, por pandemia, Como aplaude a todos aquellos que no dejan de trabajar para que tengamos alimentos desde el campesino y atravesando toda la cadena de distribución hasta quienes los ponen en las tiendas y supermercados, por supuesto a los que no dejan de laborar para que tengamos los otros servicios como agua, energía, etc.
A los verdaderos comunicadores que también se arriesgan por darnos a conocer las informaciones actualizadas, veraces y contrastadas y nos libran de la infoxicación, esa sobreabundancia de datos que nos paraliza. A la fuerza pública. Aplauso para quienes se ocupan de dar protección a los rechazados de la sociedad y los proveen de insumos, medicinas, alimentos. Menos a ciertos personajes que viven de la politiquería y renta ociosa, que sin esa carga se podría mejorar el sistema de salud y educación, también el reproche a esos otros elementos de la sociedad que han demostrado la irracionalidad, el egoísmo, y más tipo de infestación moral.
A propósito de educación, “un oficio imposible” según Sigmund Freud, pero; en esta coyuntura dada por el covit-19, compañeros-as docentes que desde su opción vocacional demuestran gran compromiso alineados con los procesos de humanización.
Nos impone la emergencia sanitaria, enfrentar al magisterio nuevos retos que los hemos aceptado pese a un horizonte profesional incierto, presión laboral, falta de reconocimiento social, y otras carencias, docentes que demuestran su compromiso compartiendo ideas, aconsejando y motivando.
En épocas de riqueza cognitiva, vemos la necesidad del uso de las TIC como parte de la programación didáctica, -se infiere crecimiento profesional- y para responder a la circunstancia conviene revisar las competencias digitales del docente del siglo XXI. Resulta obvio que en esta semana hemos experimentado lo que se denomina: un nuevo entorno laboral.
El reto, junto a autoridades educativas, lo hemos asumido con estoicismo, es decir; con la voluntad de capacitarnos, (veamos la irrupción de ofertas académicas de último momento), colaborando y creando relaciones positivas con la comunidad educativa, a veces más allá de un horario de trabajo por una sociedad más equilibrada.
Es verdad, que no estamos en el frente de la batalla, sin embargo damos la vida en manera diferente porque podemos enseñar al niño, al joven y aprender de ellos, tenemos que reinventar y debemos inspirar, pues no es menos cierto que: el hombre (la sociedad) es lo que la educación hace de él (Mora, 2016). Por eso, también para los docentes; un voto de aplauso.
Nos reencontraremos y espero más unidos, con metas claras de enriquecer el espíritu, los valores de quienes son nuestro norte: Niños-as y adolescentes.
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