Parte 2
Estallidos de rabia, dolor y lágrimas estallaron entre la multitud de jóvenes universitarios mientras el cadáver descendía de la camioneta. El rostro de las jóvenes estudiantes estaba enrojecido y húmedo de lágrimas. Hace pocos días Milton Reyes avivaba y encabezaba las manifestaciones universitarias encendiendo el corazón y la energía de esos jóvenes y ahora estaba yerto. Pálidos unos, todos secándose los mocos, enardecidos de dolor y rabia, sin embargo, se empezaron a levantar los ánimos de la juventud estimulados por algunos de ellos que, resentidos por la muerte, levantaban con fuerza gritos de honor.
- ¿Quiénes son ellos y ellas que a pesar del dolor y las lágrimas se ven tan firmes? –preguntó una joven universitaria cuyo rostro estaba encarnado y empapado de llanto.
- Son militantes del mismo partido de Milton. Les dicen “los chinos”. Son marxistas-leninistas. Ellos, encabezados por Washington Álvarez, uno de sus dirigentes a quien le llaman Hochi rescataron de la policía su cadáver – respondió un estudiante.
El Hochi y los compañeros bajaron con dolor y solemnidad el cuerpo de Milton Reyes y se encaminaron a un quirófano improvisado en la Facultad de Filosofía para practicarle la autopsia que mostraría las causas de su muerte.
- ¡Abajo el gobierno asesino de Velasco Ibarra!
- ¡Abajoo!
- ¿Cuál es la consigna de Milton Reyes?
- ¡Luchar y estudiar! ¡Luchar y estudiar junto al pueblo por la revolución!
Las consignas, los gritos, las lágrimas aflorando al rostro de las jóvenes y jóvenes universitarios fueron transformándose en llamamientos al combate, a continuar la lucha. De pronto, al fondo, apareció una bandera roja cruzada por un martillo y una hoz, enarbolada por una joven combatiente universitaria que gritó:
- ¡¿Cuál era el partido de Milton Reyes?!
- ¡Partido Comunistaa, marxista-leninistaa, del Ecuador! Corearon enardecidos los y las militantes del partido acompañados solidariamente por la emoción y gritos de la multitud de jóvenes universitarios de ambos sexos.
La autopsia arrojó que Milton Reyes había sido torturado brutalmente utilizando colillas de cigarrillo prendidas, golpes con toletes de hierro cubiertos de goma y otras formas criminales. Se trasladó el cadáver de Milton al Paraninfo Che Guevara y se instauró una asamblea dirigida por la FEUE Nacional que inicialmente recibió las palabras de Washington Álvarez, El Hochi, quien denunció el crimen.
- ¡Responsabilizamos de este crimen al gobierno de Velasco Ibarra! ¡Su odio a la lucha justa de los universitarios de la Central liderada por nuestro Presidente de la FEUE de Quito, Milton Reyes, lo llevó a ordenar la ejecución de este vil crimen! ¡Nosotros, la FEUE Nacional, acusamos al Ministro de Defensa, sobrino del Presidente Velasco Ibarra, Jorge Acosta Velasco, de ejecutar la orden de su tío, el Presidente Velasco Ibarra y de las torturas y asesinato de nuestro querido y respetado líder y combatiente revolucionario, a Noé Guarderas, Jefe del SIC de Pichincha.
La multitud de jóvenes universitarios que copaba el Paraninfo Che Guevara escuchaba y acompañaba con gritos, entre lágrimas de angustia, rabia encendida y dolor que apretaba el pecho, las denuncias vibrantes llenas de coraje y afecto profundo hacia el combatiente asesinado. Asumiendo con indignación la responsabilidad por las denuncias, el Hochi señalaba a los responsables del asesinato de Milton Reyes.
- ¡Hijos de puta! ¡Asesinos miserables! ¡Pero no han de parar a la FEUE ni a la lucha del pueblo! –dijo un estudiante lleno de rabia- al terminar el acto los camaradas del Partido se reunieron en un aparte con apretones de manos y abrazos combatientes. Sus rostros estaban apretados y algunos dejaron brotar lágrimas de coraje Ante el terrible crimen.
- ¡Bien Hochi, chucha! ¡Así, verracamente, es como se debe enfrentar a estos asesinos!
- No podíamos dejar a Milton en manos de sus sicarios. Hubiésemos sido unos cobardes y timoratos. ¡Milton no se merecía esa muerte miserable! ¡Su actitud y decisión ante las torturas fue heroica! Lo muestran las bestiales torturas. Teníamos que rescatarlo para que su cuerpo esté junto a nosotros, sus compañeros y compañeras de combate. ¡Lo enterraremos después de una altiva jornada de solidaridad y denuncia aquí en los suelos, bajo la hierba de la Facultad de Derecho para gloria de la Universidad Central, nutriendo la tierra herida de la FEUE por la que luchó hasta su muerte!
- ¡Viva el Partido Comunista marxista-leninista! –corearon los militantes y los universitarios que se habían agolpado.
- ¡Vivaaa!
Cerrando el día, con las luces de neón que rodeaban la Universidad Central que contrastaban con el celaje oscuro de la noche que empezaba a cubrir el cielo de Quito, los camaradas se reunieron para organizar al día siguiente el velorio y entierro del camarada caído.
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