¡Asesinaron a Milton Reyes!

publicado en: Crónica | 1
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Parte 1: El rescate

El grito recorrió todo Quito, llegó hasta el corazón de las barriadas populares, se clavó en el alma del pueblo, de los estudiantes universitarios de la central de Quito y de los militantes comunistas que habían gravado la bravura del Presidente de la FEUE de Quito.

Su rostro firme, su mirada directa, su empuje en la conducción de los combates estudiantiles universitarios y populares, su sensibilidad y ternura cuando organizó a los betuneros y voceadores de periódicos pareció hundirse en el alma del Quito de los pobres, de los trabajadores y en el corazón de los campesinos.

  • La policía dice que lo encontraron en una cañada
  • ¡Miserables! ¡Ellos mismos fueron! –dijo de adentro del pecho Washington Álvarez- El reguero de fuego de la noticia del crimen se concentró en la Casona Universitaria centro de coordinación y lucha de los estudiantes contra la política del gobierno del Loco Velasco. El rostro del Washo se irrigó de dolor y coraje. De inmediato, él y otros compañeros de la FEUE se reunieron para recabar información: Un grupo de estudiantes universitarios llegaba del Cuartel de La Mideros: No los habían dejado entrar.
  • Dicen que lo encontraron muerto en una cañada –dijo uno.
  • Tienen secuestrado el cadáver y no lo dejan ver –dijo otro.
  • ¿Dónde? ¿Dónde lo tienen?
  • En la Morgue de la Policía dice la gente de los alrededores –soltó otro.
  • Cínicamente dicen que murió como consecuencia de una caída al barranco.
  • ¡Hay que ir a rescatar el cadáver de Milton! –casi gritó, enrojecido de la indignación el rostro: Washington Álvarez.
  • ¡Es cierto! ¡Tenemos que quitárselo a la policía y enterrarlo como Milton se merece –acentuó con lágrimas en el rostro uno de los compañeros allegados a él quien se irguió con una resolución que se captaba en el pecho hinchado, en la venas al explotar y en el rostro irrigado, cruzado de sangre. Un colérico reguero de orgullo revolucionario irrigó el pecho de los presentes quienes se dispusieron a la operación.
  • ¿Cómo hacemos Hochi? – Era el nombre de combate con el que se conocía al Presidente Nacional de la FEUE por su firmeza, claridad política y combatividad con la cual alentaba el espíritu de la juventud universitaria.
  • ¡Hay que hacer algo! ¡No podemos dejarlo allí en manos de esos miserables! ¡Llevemos un grupo de médicos de la Universidad para exigir que le hagan una autopsia! ¡Algunos de los nuestros se disfrazan de médicos y mientras se distrae a los chapas apoyándonos en la movilización universitaria y en la gente del pueblo entramos y rescatamos el cadáver del compañero Milton!
  • ¡Eso es! ¡Vamos compañeros y compañeras! ¡A la carga carajo! ¡Viva Milton Reyes!
  • ¡Viva carajo!
  • ¡Hay que llevar esa camioneta Ford 250! –señaló el Washo- ¡Rescatamos a Milton y lo metemos en el balde! ¡Con rapidez, coraje, bien puestos los guevos carajo! ¡Sin pensar dos veces! ¡Apenas nos ven llegar con el cuerpo del Milton nos ayudan a meterlo en la camioneta! ¡Tú manejas! ¡Ustedes lleven alguna cosa para haber bulla! ¡Si los chapas nos quieren joder no queda otra que enfrentarlos del mismo modo conque ellos asesinaron a Milton!

Una marejada de universitarios se dirigió por su lado al Cuartel de La Mideros encabezados por algunos médicos jóvenes y otros estudiantes de medicina vestidos con sus mandriles blancos. Por otro lado la camioneta Ford donde iban Washington Álvarez, el Hochi, y el equipo de rescate del cadáver de Milton Reyes, raudamente se dirigió al mismo destino: El Cuartel de La Mideros.

La masa de universitarios se agolpó frente a la puerta del Cuartel. A ella se sumó cantidad de gente de la barriada pobre agitada por el crimen.

  • ¡Somos médicos graduados de la Universidad Central! ¡Exigimos ver el cadáver de Milton Reyes para practicarle una autopsia y determinar las causas de su muerte! – gritaron a pleno pulmón los médicos y estudiantes de medicina frenteando a los chapas que hacían guardia.
  • ¡Yo no se señosh! ¡Aquí las oshdenes que hemos recibido de mi coronel y mi teniente esh que she informe que se enconchó al ciudadano mueshto en una cañada y que naide puede veshlo!- Con su habladito el chapa que estaba a cargo respondió a los médicos. Atrás, la masa de estudiantes universitarios y la poblada barrial se arremolinaba presionando para entrar.
  • ¡Abajo los asesinos de Milton Reyes!
  • ¡Entreguen el cuerpo de nuestro compañero Presidente de la FEUE de Quito!

La policía tuvo que reforzar la entrada con más chapas. Mientras tanto, aprovechando la gritería que acompañaba a las discusiones que se elevaban de tono, el Hochi y los demás compañeros de grupo de rescate se introdujeron por otra entrada y subieron a la Morgue de la policía donde estaba el cadáver de Milton Reyes.

  • ¿Cómo es eso que el cadáver de nuestro Presidente de la FEUE de Quito de la Universidad Central del Ecuador ustedes no lo dejan ver? –dijo uno de los médicos.
  • ¡Ayer estaba encabezando la marcha de los universitarios contra este Gobierno del Loco Velasco y hoy aparece muerto en una cañada –dijo otro- ¿¡Y hay que aceptarles que se cayó?! ¿Qué? ¿Estaba lerdo, borracho, que, después de encabezar la marcha se lanzó a la quebrada y se mató? ¿Quién les va a creer eso a ustedes?
  • ¿¡Se echó de loco, de suicida, abajo?! ¿A la quebrada? –gritó otro estudiante universitario- ¿Nos creen cojudos? ¡El compañero Milton no bebía un trago! ¡Y no era ningún pendejo! ¡Era nuestro respetado dirigente de la FEUE de Quito! ¡Déjennos entrar que queremos retirar el cadáver y hacerle la autopsia!
  • ¡Si, queremos el cadáver de nuestro Presidente de la FEUE, Milton Reyes! –coreó la multitud las palabras iracundas que lanzaban los médicos, estudiantes de medicina y dirigentes universitarios. La gente se apretujaba y presionaba sobre el enjambre de policías que se aglomeraron para acordonar la puerta principal.
  • ¡Yo no sé señosh! ¿Usté dice que es doctor? ¿Dónde está, elé, el documento que demueshtre? –soltó uno de los chapas.
  • ¡Aquí están mis papeles de médico de la República! –Uno de los jóvenes doctores sacó la cartera y mostró un documento emplasticado que evidenciaba el título de Doctor en Medicina- ¡Ahora, déjenos entrar!

 

*   *   *

 

Mientras tanto, por el otro lado del Cuartel, Washington Álvarez y los demás complotados en el rescate ya habían abierto la puerta donde debía estar el cadáver de Milton Reyes: Allí estaba: Tendido, rígido, con marcas de quemaduras de cigarrillos en el cuerpo, los brazos y en el rostro. El cuerpo inerte de Milton Reyes estaba allí. En tanto, la chapería se arremolinada para enfrentar a la multitud de universitarios y gente del pueblo que se aglomeraba en la puerta principal.

-¡Déjennos entrar, le digo, o nos veremos forzados a echar abajo las puertas! – la apretujada multitud realizaba un intenso forcejeo que había obligado a reforzar la puerta principal del Cuartel descuidando la Morgue de la Policía donde estaba el cadáver de Milton Reyes. Con esta hábil y vigorosa acción distractora lograban que el Hochi y el grupo de rescate recuperaran el cadáver de Milton.

– ¡Le digo que no podemos señoresh! ¡Entiéndannos y no nos amenacen poshque entonces tendremos que emplear ochas medidas!

– ¿Cuáles medidas carajo? ¡A ver: ¡mátennos ahora pero al menos a la luz del día no entre sombras como hicieron con nuestro Presidente Milton Reyes!

– ¡No acuse señosh! ¡No acuse! – Los chapas, agüevados, agachaban la cabeza mientras repetían la retintila- ¡No pueden entrash, son óshdenes de mi Coronel! ¡Así sean médicos! ¡El dio la orden de que naiden enche!

– ¿Y porque no está el maricón Coronel ese que dio la orden de impedir la autopsia de ley al cadáver de Milton Reyes? ¡Vamos a ver! ¿Qué dicen compañeros y compañeras? ¿Entramos o no a retirar el cadáver de Milton?

– ¡Entramoos carajooo! –contestó a coro la multitud alzando los puños y empujando para abrir la puerta principal.

 

     *   *   *

 

Mientras tanto, el Hochi y los compañeros ya habían levantado el cadáver de Milton Reyes. Lo habían sacado y bajaban por la escalera.

  • ¡Se llevan al mueshto por la otra escalera! –exclamó uno de los chapas.
  • ¡Boom, boom! –El grupo de rescate que cubría a quienes bajaban el cadáver tuvo que disparar al aire. Los compañeros aceleraron el tranco, salieron por la puerta y metieron el cuerpo rígido de Milton en el balde de la camioneta.
  • ¡Boom! – los tiros al aire del grupo de rescate que encabezaba el Hochi para ganar tiempo hicieron retumbar el ambiente del Cuartel de La Mideros.
  • ¡Eshtan ashmados mi sargento! ¡Eshtán disparando!

La camioneta Ford arrancó como bólido atravesando las calles apoyada por los universitario y la gente del pueblo que hizo una poblada cubriendo la salida del grupo de rescate que volaba en la camioneta gritando a favor del rescate del cadáver.

  • Berracos los guambras carajo! ¡Así no más hay que ser! –gritaba la gente.
  • ¡Vivan los estudiantes!
  • ¡Abajo el gobierno asesino del loco Velasco!

En la parte trasera, sostenido por dos compañeros universitarios, el cadáver de Milton resistía la marcha acelerada que cruzaba calles superando el tráfico hasta que logró llegar a los predios de la Universidad Central. Sorprendida por la audacia revolucionaria la policía no pudo detenerlos. Se vio obligada a regresar al Cuartel. La multitud de estudiantes universitarios se agolpó alrededor de la camioneta. La noticia había cundido como reguero de pólvora.

  • ¡Tres glorias por Milton Reyes!
  • ¡Glooriaa, Glooriaa, Glooriaa! ¡Milton Reyes!
  • ¡Tres Glorias por la FEUE!
  • ¡Glooriaa, Glooriaa, Glooriaa! ¡FEUE!

La multitud universitaria alzaba con dolor y coraje sus gritos de rebeldía en honor al dirigente caído y a la organización estudiantil universitaria combatiente que él había liderado con capacidad, honor y valentía.

Parte 2

Antonio Guerrero