“la arremetida imperialista en la América latina, los problemas de la izquierda y la necesidad de llevar adelante la transformación ideológica, cultural y tecnológica de los partidos de izquierda en América latina”.
Introducción:
En el mundo contemporáneo, desde la revolución de Octubre, que ya cumplió sus cien años, han ocurrido muchas revoluciones que se pueden destacar por sus éxitos y otras tantas fracasadas por los errores cometidos en la concepción e implementación del desarrollo de las mismas. En algunos países fracasó el socialismo y se restauró el capitalismo, ya hace varios años se desintegró y desapareció la Unión Soviética. Ante esta situación, los imperialistas y otros reaccionarios hablaron con mucho ruido como si el capitalismo hubiera “triunfado” y el Socialismo hubiera llegado a su “fin”. Esto casusa confusión ideológica a personas que no tienen clara conciencia de la realidad y acarrea graves consecuencias para desarrollar la revolución mundial. Sacar lecciones de lo que ocurrió en aquella época, aprovechada muy bien por los imperialistas, requiere de reconstituir el movimiento socialista sobre nuevos fundamentos e imprimir auge a la causa del socialismo, viene a ser hoy una tarea histórica imperiosa.
Esta es una misión justa llamada a realizar la independencia de las masas populares, y que la humanidad avance por el camino del socialismo deviene una ley irrevocable del desarrollo de la historia. Puede haber altibajos en el proceso de avance del socialismo, pero jamás se variará la dirección de la marcha de la historia. Afirmar que el ideal socialista fuera equivocado, y la revolución socialista errónea, en vista del fracaso de este sistema en algunos países, como si hubiera cambiado el curso de la historia, es un sofisma reaccionario de los imperialistas y de los renegados del marxismo-leninismo.
El 1° día de 1959 surge la primera gran revolución socialista de Cuba de José Martí, Fidel y del Che Guevara, situación que agitó las conciencia revolucionaria de millones de Socialistas en América Latina, bajo ese influjo y a partir del movimiento de los países no alineados ascendieron al poder gobiernos progresistas y de izquierda, la situación pre revolucionaria se hizo extensiva a casi todos los países, en Chile llegó la Unidad Popular y el gobierno de los Socialistas con Salvador Allende en 1971 para implementar medidas socialistas bajo el firme apoyo de la revolución cubana, en el Perú el 3 de Octubre de 1968 surge la Revolución militar de Juan Velasco Alvarado que trató de implementar un programa antimperialista concebido en el llamado Plan Inca, le siguieron gobiernos militares en otros países con tendencias muy moderadas, en muchos de esos procesos progresistas y revolucionarios los partidos de izquierda carentes de una visión más amplia en muchos casos luchaban al lado de sus enemigos de clase y no tuvieron una lectura correcta de la coyuntura para desarrollar un proyecto socialista de largo aliento, las contradicciones internas en los gobiernos progresistas y revolucionarios, el extremismo, el burocratismo, las limitaciones de las FF.AA. latinoamericanas formadas por los EE.UU. en las llamadas operaciones UNITAS, generó un antídoto anticomunista de corte fascista para traerse abajo estos intentos revolucionarios, de independencia y soberanía, a partir de 1973 la CIA dirigió golpes de Estado impusieron a Videla, Stronner, Pinochet, Meza y Morales Bermúdez como gobiernos fascistas y represivos, implementaron el Plan Cóndor ´para desaparecer a los líderes comunistas latinoamericanos y europeos.
Esta experiencia histórica, parece que se repite hoy en día, bajo otro mecanismo intervencionista a través la política del neoliberalismo y la globalización, no se sacaron experiencias del pasado, la derecha internacional promovió su propio movimiento “izquierdista” o llamada “nueva izquierda” que era en realidad una organización solventadas por los organismos de la CIA para engatusar al pueblo cuando en realidad la ideología de dichos partidos estaban muy lejos del Marxismo-leninismo y de tener entre sus objetivos el Socialismo para la felicidad del pueblo. En 1979, surgió el FSLN en Nicaragua a través de una revolución del pueblo en la lucha directa de masas contra el sanguinario Somoza, está revolución aun transita con dificultades provocadas por el imperialismo yanqui y sus aliados del mundo que han encontrado en el bloqueo y el sabotaje a la economía de los países un arma fundamental para traerse abajo cualquier intento progresista, junto a ello se destaca el ascenso del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador (FMLN) de corte socialista, lo que llama poderosamente la atención es la actitud de los antiguos militantes de izquierda de América Latina que prefieren hablar de cualquier cosa menos de los problemas de estos países donde el imperio les ha puesto toda su artillería para derrotarlos. Sin embargo, donde hay una revolución de las masas, el poder imperial no podrá derrotarlos, son las masas debidamente preparadas y dirigidas por su vanguardia y gobiernos revolucionarios capaces de derrotar al enemigo por más poderoso que este sea. Así lo viene demostrando Cuba por más de 60 años, el Chavismo en Venezuela, Nicaragua, y Corea del Norte.
Sacar las lecciones de la historia, requiere de responder con toda la jerarquía revolucionaria que señaló en vida el Che Guevara “los socialistas hemos nacido para triunfar”. Este seminario con mucho acierto busca debatir “El combate revolucionario contra la derechización y el fascismo”, ello implica analizar las estrategias y nuevos mecanismos de poder del imperio y sus lacayos con el pueblo y sus partidos revolucionarios. El marco internacional en América Latina muestra el ascenso de los partidos revolucionarios si estos asumen la defensa de millones de trabajadores explotados y oprimidos por sus gobiernos ultraderechistas de Bolsonaro en Brasil, Macri en Argentina, Lenin Moreno en Ecuador, Abdo Benitez en Paraguay, Sebastian Piñera en Chile, Vizcarra en el Perú e Iván Duque en Colombia, actúan como títeres del imperialismo yanqui a través del llamado Grupo de Lima para golpear de manera artera la independencia y soberanía de las masas populares y los trabajadores.
El Entreguismos de dichos gobiernos es el caldo de cultivo de un nuevo proceso revolucionario, Bolivia con Evo Morales nos está demostrando que es posible desarrollar un programa de gobierno popular, honesto, sencillo y útil al desarrollo económico de su país. México con AMLO está obteniendo resultados a favor de un cambio sustancial de la vieja política entreguista de sus antecesores, sin embargo todo esto terminará si no se construye las herramientas políticas que nos enseña el marxismo leninismo.
Hoy debemos de trabajar por reorientar el trabajo político e ideológico de la izquierda latinoamericana, muy venida a menos por múltiples factores, que es la razón del trabajo a realizarse en el 23 seminario del SIPRAL.
A. Algunos apuntes básicos para la lucha antimperialista contra la derechización y el fascismo.
El marxismo lenismo una guía rectora para la construcción y el desarrollo de las actividades partidarias.
La ideología del proletariado del siglo XXI sigue siendo el marxismo-leninismo, por ende la necesidad de organizarnos para la tarea revolucionaria de liberar a la clase obrera del yugo capitalista y hacer la revolución sigue siendo el m-l, en cualquier parte del mundo una revolución no triunfará si se aparta de su ideología. Muchos proyectos interesantes han fracasado por apartarse de las tesis fundamentales del m-l, de las tácticas y estrategias diseñadas y llevadas a la práctica por sus pensadores y principales líderes, cayendo en la falacia de los ideólogos de la derecha que pregonan a todos los vientos del fracaso del socialismo y el comunismo
Tanto Lenin, Mao, Kim Il Sung, Fidel y otros revolucionarios, valiéndose de su extraordinaria clarividencia ideológico-teórica, primero fortalecieron sus partidos revolucionarios plenamente identificados con las masas populares, sirviéndoles fielmente a ellas, disciplinados por la ideología, combativos, leales al pueblo y poderosos para alcanzar las proezas que todos admiramos.
Ellos impregnaron un liderazgo a la lucha revolucionaria de sus partidos y pueblos, para que estos se conviertan en organizadores y orientadores de todas las victorias del pueblo e impulsaron el proceso revolucionario por un camino recto al triunfo y la implantación del Socialismo.
Nada de lo que haga un partido revolucionario debe de estar apartado de la ética revolucionaria, ellos fueron ejemplo de dedicación al fortalecimiento y prosperidad de sus países y la felicidad del pueblo, por quienes trabajaron hasta el último día de su muerte. Estos ejemplos son muy escasos en la actualidad y de los pocos que se encuentran en lucha, el imperialismo les crea la aureola de corruptos e inventan millonarias fortunas en los paraísos fiscales para desprestigiarlos y perseguirlos.
Por lo tanto defender con firmeza la causa del socialismo en el mundo y llevarla adelante victoriosamente, se presenta hoy como un problema de suma importancia relacionada con el destino de la humanidad.
Los problemas del marxismo después de implantado el socialismo.
Durante largo tiempo las masas populares anhelaban vivir en una nueva sociedad independiente, libre de explotación y opresión, y han venido desplegando una penosa lucha para verla realizada. En este transcurso de creó el marxismo, doctrina del socialismo y del comunismo, y tomándola por guía, se condujo al triunfo la Revolución Socialista de Octubre. Posteriormente, el Socialismo se extendió a escala mundial y los países socialistas alcanzaron, en un corto espacio de tiempo, trascendentales progresos socio-económicos, que ni en cientos de años habría podido obtenerse bajo el capitalismo. Este proceso de desarrollo de la historia mostró que es justo el ideal del socialismo y que éste posee una superioridad incomparable con respecto al capitalismo.
Desde el punto de vista del curso principal del avance de la historia, el hecho de que en algunos países fracasará el socialismo y resucitara el capitalismo, no pasa de ser un fenómeno parcial y temporal. No obstante, nosotros no podemos considerarlo casual en modo alguno, ni creer, simplemente, que es consecuencia de un factor exterior.
La Revolución se da en medio de un agudo enfrentamiento y lucha contra el imperialismo, razón por la cual es inevitable tropezar con dificultades y pruebas, así como puede producirse acontecimientos imprevistos.
El marxismo nos ha enseñado, que cuando ocurre un problema, hay que buscar su causa, no en el factor objetivo, sino en el subjetivo. Solo cuando, desde este punto de vista y actitud, analizamos la razón del fracaso del socialismo y sacamos sus lecciones, podremos defender y llevar adelante la gran obra del socialismo.
La causa fundamental del desmoronamiento del socialismo en algunos países que lo estaban construyendo, radica en pocas palabras, en el hecho de que en este proceso no se dedicaron los esfuerzos primordiales al fortalecimiento de sus sujeto y a la elevación de su papel, por no comprender la esencia de esta sociedad, preferentemente en atención a las masas populares, artífices de la historia.
La Socialista es una sociedad, cuyas dueñas son las masas populares, y que progresa en virtud de las fuerzas creadoras de estas, cohesionadas y unidas como un solo hombre. Su esencia, que la distingue de todas las explotadoras, y la fuerza motriz que la impulsa adelante, radican precisamente en el hecho que las masas populares, unidas por lazos camaraderiles se esfuerzan con alta conciencia y capacidad en calidad de protagonistas. Por eso, la vía principal para impulsar con éxito la construcción del socialismo, consiste en fortalecer el sujeto de la revolución, educando al pueblo de manera comunista y aglutinándolo en torno al partido, mediante la transformación prioritaria de los seres humanos y elevar su papel poniendo en pleno juego su fervor revolucionario y su capacidad creadora.
El problema de qué principios y métodos escoger para promover este proceso, después de implantado el régimen socialista, se planteó como una nueva tarea histórica ante los partidos que la dirigían. Fue un asunto importante relacionado también con cómo superar las limitaciones históricas de la implementación de la imperante teoría del comunismo.
El marxismo, que se creó cuando la clase obrera, una vez aparecida en el escenario de la historia, emprendió la lucha contra el capital, realizó aportes imperecederos en la misión de dar al traste con las clases y regímenes explotadores y alcanzar la liberación clasista de las masas populares. Sin embargo, a medida que la época cambiaba y la historia adelantaba, no pudo menos que revelar sus limitaciones.
Sin embargo, en el pasado, los de algunos países que acometían el socialismo no llevaron a buen término esta tarea histórica. Como consecuencia aplicaron de manera dogmática las hipótesis existentes, sin tomar en consideración sus limitaciones históricas, alegando que los edificaban con el marxismo como guía directriz, y por otra parte se orientaron a ejercer políticas revisionistas, negando la esencia revolucionaria de esta doctrina.
Desde luego, si se establecen el poder socialista y los correspondientes vínculos de posesión de los medios productivos, se crean las condiciones socio-políticas y económicas para asegurar a las masas populares la posición y el papel de dueñas y promover con rapidez las fuerzas productivas. Esta es una gran ventaja del socialismo sobre el capitalismo. Sin embargo estas condiciones políticas y económicas no pueden ser un factor definitivo que estimula el desarrollo de la sociedad socialista. En cuanto al problema del avance de las fuerzas productivas, por ejemplo, quienes tienen el rol principal y activo en este proceso son las masas populares trabajadoras, encargadas directas de la producción y, a menos que se eleven su entusiasmo consciente y capacidad creadora, no es posible aumentarlas continua y aceleradamente, aunque estén implantadas las relaciones de producción socialistas.
En algunos países, considerando que podían construirla solo si impulsaban la edificación económica, valiéndose del poder estatal y de los medios de producción, no prestaron primordial atención a la transformación de las personas, encaminada a elevar con rapidez el nivel de conciencia y de cultura, y prepararlas plenamente como sujetos de la revolución y su construcción. El resultado fue que estás, dueñas de la sociedad socialista no pudieron desempeñar de lleno su papel como tales y, por consecuencia, no marchó bien la construcción económica y todas las esferas sociales cayeron en un estado de estancamiento.
Además, como no dirigieron la debida atención a establecer formas de política popular, idóneas al requisito intrínseco de la sociedad socialista, debilitaron la unidad y la cohesión del pueblo y no lograron poner en pleno despliegue su facultad creadora para decidir la consolidación y el desarrollo del régimen socialista y el éxito de su construcción.
Para alcanzar el socialismo y el comunismo es necesario fortalecer el poder popular y realizar las revoluciones ideológica, técnica y cultural.
La sociedad es, en una palabra, colectividad de personas. Precisamente es la comunidad en que éstas viven vinculadas por conducto de sus relaciones sociales, disfrutando de bienes materiales. El dueño de la sociedad no es otro sino el hombre, un ente social que con sus atributos de independencia, creatividad y conciencia, forja su destino de manera autónoma y creadora. Según el grado de desarrollo de estas cualidades se determina el nivel de progreso de la sociedad, y conforme a la elevación de la conciencia de la independencia del hombre y de su capacidad creadora, aumentan los bienes de la sociedad y se consolidad los vínculos sociales correspondientes.
Por eso, se debe apreciar a la sociedad teniendo al hombre en su centro, y no poniendo la atención primordial a las condiciones materiales y considerar su desarrollo, no como un proceso de la evolución de la historia natural, sino como el de actividades independientes y creadoras de las masas populares, que son protagonistas del movimiento social.
Desde este punto de vista se puede, se puede afirmar que la sociedad comunista permite a todas las personas ser perfectas dueñas de la naturaleza, de la sociedad y de sí mismas, liberándose una vez para siempre de toda forma de trabas. En la comunista, todos sus integrantes se harán entes sociales de formación completa, provistos integralmente de una conciencia de independencia y una capacidad creadora, correspondientes a la génesis social del ser humano, y las fuerzas productivas alcanzarán un nivel tan alto, como para poder asegurar de modo satisfactorio, en el aspecto material, las actividades soberanas y creadoras de los hombres en todas las esferas de la vida social. Y en virtud de esto, las relaciones sociales se convertirán por completo en colectivistas, en las cuales todas formen un solo ente socio-político y se verifique a la vez, la independencia del individuo y la del colectivo. Dicho en pocas palabras, la comunista es una sociedad donde se materializa plenamente la autonomía de las masas populares. La socialista es la etapa inferior de la comunista.
Para edificar la una y la otra se debe continuar la revolución, aun después de triunfada la primera etapa y establecido el régimen correspondiente. Si en esta empresa la realización de la sociedad comunista es el objetivo final, la implantación del régimen socialista constituye su punto de partida, luego de cumplir con todas las tareas democráticas pendientes.
Cuando se consideran victoriosa la revolución socialista e implantado su régimen, eso significa la formación del esqueleto de la nueva sociedad, donde las masas del pueblo se convierten en sus dueñas al asentarse el poder y las relaciones productivas socialistas. La sociedad socialista nacida con el establecimiento del régimen correspondiente, es nueva de carácter comunista, pero, al mismo tiempo, transitoria pues adolece de muchos vestigios de la anterior. De ahí que, a fin de llevar a buen término la edificación del socialismo y el comunismo, después de establecer el régimen socialista, seas preciso hacer tesoneros esfuerzos para transformar por vía comunista a las personas, a la naturaleza y la sociedad, teniendo como principio fomentar las propiedades comunistas de esta sociedad y superar su carácter de transición.
Para lograr que las masas populares posean la elevada conciencia ideológica y facultad creadora que exige la sociedad socialista, es preciso desplegar de modo enérgico la revolución ideológica y la cultural. En el curso de éstas se lleva a cabo el trabajo de conversión de las personas, consistente en emanciparlas del atraso ideológico y cultural y formarlas como comunistas provistas de ideas correspondientes y con elevado nivel cultural.
La conciencia ideológica del hombre, no de transforma de por sí. Es un error interpretarla como un simple reflejo del mundo real y así pensar que cambiaría con la variación del régimen social y de las condiciones materiales.
La revolución técnica es el medio principal para forjar una base material y técnica conforme a la altura de la sociedad socialista y comunista, mediante la transformación de la naturaleza. Mientras la revolución ideológica y cultural se encamina a preparar el sujeto de la sociedad comunista por medio de la transformación del hombre, la técnica se orienta a crear el basamento material imprescindible para ésta, repitiendo igual operación con la naturaleza. En la sociedad capitalista la reforma tecnológica se aprovecha para satisfacer la insaciable ambición lucrativa de una minoría, en tanto en la socialista la revolución técnica se considera como un relevante tarea revolucionaria destinada a ofrecer a los trabajadores mejores e iguales condiciones de trabajo y vida material, para liberar incluso de las restricciones de la naturaleza a las masas populares, ya exentas de la explotación y la opresión, y para garantizarles así, plenamente, la independencia.
Ahora, fortalecer el Poder Popular y elevar su función y papel son la garantía decisiva para administrar y gestionar de modo adecuado la nueva sociedad e impulsar con éxito el proceso de edificación socialista y comunista.
El Poder Popular implica el mando que representa el derecho independiente de las masas populares, dueñas de la sociedad socialista, y que gestiona de manera unificada la vida general en ésta. De ahí la necesidad de fortalecerlo aún más y elevar sin cesar su función y papel en conformidad con la profundización y el avance de la edificación del socialismo.
B. El frente único antimperialista y la reorientación del movimiento revolucionario internacional frente a la arremetida imperialista en américa latina.
Las amenazas contra la soberanía de los pueblos (Venezuela, Cuba y Nicaragua) fueron tan implacables que una inmensa trama antiimperialista se fue construyendo con el objetivo común de no dejarse pisotear por el Imperio.
En el mundo se levanta con mucha energía los movimientos y frentes antimperialistas para frenar la arremetida de los países imperialistas contra la soberanía de los pueblos y el intervencionismo militar con visos de provocar en América Latina una guerra de incalculables consecuencia para la humanidad.
La reacción de Venezuela y Nicaragua contra la reacción interna han sido encomiables, una turba de gente entrenada por la CIA no fue capaz de derrotar a pesar del inmenso bloqueo a estas dos revoluciones latinoamericanas, que junto con Cuba enfrenten en los últimos años la lucha más encarnizada de su historia revolucionaria contra el imperio y sus aliados en el mundo.
Por ahora, existe una jugada maestra de la RBV para desmontar una a una las cartas de los EE.UU. para aislarlos de la paz de la tierra, a ello contribuye el apoyo de Rusia y China como parte de una lucha mundial por el Poder contra el imperio yanqui.
Los acuerdos unilaterales, bilaterales, trilaterales, cuadrilaterales, multilaterales, que ha establecido la República Bolivariana de Venezuela con cada uno de sus aliados y estos entre sí, han cerrado una cadena de eslabones entrecruzados –o mejor dicho-, una tupida red tanto comercial, como política, diplomática y, sobre todo, económica y militar; que hace inútil la palabrería de Donald Trump, su gesticulación feroz, su aparente falta de coherencia, la explosión final de una política de amenazas dispersa; muy americana, de jugador de casino, alquimista de bolsa de valores, viejo lema precarcelario de “Tolerancia Cero”, permisos indiscriminados (menos a los ciudadanos con antecedentes: negros, hispanos y amerindios, principalmente) para compra y tráfico de armas, y pistola vaquera al cinto.
El capitalismo depredador mostraba su rostro imperialista y el militarismo implacable se convertía en su brazo armado. La Biblia básica de Bush –“La estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos” contenía tantas órdenes ejecutivas integradas, que resultaron de imposible cumplimiento ya que el formidable entramado del poder estadounidense comenzó a descomponerse. Las grietas en su aparato, económico, financiero, informativo e ideológico (Falsimedia), y finalmente, militar, amenazan con hundir el buque mientras la orquesta toca imperturbable, estrofa por estrofa. La suma de todos los poderes reunidos y la fusión en una estructura militar y una doctrina, como elementos de cohesión y práctica internacional derivó en el fascismo.
Basta ahora recordar que uno de ellos proclamaba solemnemente que los EEUU no permitirían que ningún país ni grupo de países (aliados o no, no especificaba ya que el mundo da muchas vueltas), llegasen a tener superioridad militar sobre los propios Estados Unidos. Ahora le tocó a Washington el turno del pánico a perder su poder colosal; su poder arbitrario sobre los demás países y la capacidad de convertir múltiples genocidios en intervenciones humanitarias y democráticas. Soplan vientos contrarios a Washington y cada vez soplarán más fuertes impulsados por los pueblos que se inclinan por el socialismo para vivir dignamente.
La cosa es bien simple, EEUU y su OTAN (resquebrajada también, por cierto) han perdido su superioridad militar, económica, tecnológica, y con ello las posibilidades de desarrollar una guerra de cualquier generación, incluso un bloqueo, contra Venezuela. Rusia, China, Irán, Corea y otros países antes reprimidos, sancionados, bloqueados, bombardeados, pulverizados con uranio empobrecido, o gaseados. El círculo de poder no se cierra en torno a Washington y su OTAN. El dólar está siendo sustituido en algunos mercados fundamentales, la amenaza de crisis sistémica se cierne sobre los propios Estados Unidos y sus alianzas regionales desaparecen, o causan risa como el Grupo de Lima o la OEA.
Estas cuestiones fundamentales Incluyen la “no interferencia en los asuntos internos”, el cumplimiento de los acuerdos internacionales, por ejemplo el 5+1, del que el presidente de los EEUU se ha retirado unilateralmente, convirtiendo la intervención en Irán en un acto de prepotencia y de ruptura; incompatible con cualquier orden internacional civilizado. Un acto de barbarie inconcebible y desacorde con cualquier sentido de la humanidad, de progreso y de supervivencia humana en el planeta.
Putin le recuerda a Trump, y a sus militarotes de la guerra a todo coste, al complejo militar-industrial que había organizado un negocio interminable sembrado con matanzas, el pasado de sus asesores: los Jinetes del Apocalipsis. Se lo recuerda también a los bárbaros de los países colonialistas en la UE, y de los países quisling o serviles, les advierte que no hay premio para tanta ferocidad. Ante la borrachera de poder y de Imperio, ante la barbarie continuada en Siria, Ucrania, Yemen, el Sahel, que son herederas de las terribles masacres en Irak, en Afganistán, en el Líbano, y de los asesinatos masivos en Libia. Todo está entrelazado, en una línea continua o descontinúa, ordenado en el tiempo que decide Washington y la necesidad temporal de guerras de su complejo militar-industrial. Algunas veces los conflictos armados son “improvisados” o realizados por terceros como Arabia Saudita en el Yemen. La aparición de estas guerras locales son también requerimientos de armamentos nuevos que siguen la norma de la industria de armamento que requiere “nuevos envíos de armamento” siguiendo la pauta económica de la “obsolescencia programada”, Es decir: la continuidad de la producción de las industrias de armamentos en todos los sectores productivos.
En relación con Venezuela Putin no ha podido ser más explícito. En primer lugar ha llegado a un acuerdo con Caracas para que las transacciones comerciales entre los dos países se paguen en rublos con intereses bajos. Algo que era imposible hace algunos años y que le costó la guerra a Irak y varios millones de muertos. Venezuela tiene reservas minerales de todo tipo, algunas de ellas sumamente estratégicas, que pueden intercambiar por armas de primera tecnología con acuerdos sometidos a todas las normas internacionales. De este modo; con convenios de suministros, logística y adiestramiento de combate (hoy en día mucho más rápidos y con menos coste que en el pasado), Venezuela ha conseguido un excelente equipo militar integrado por tierra mar y aire, con una distribución geográfica adecuada, de fácil movilización y rápida puesta en situación de alerta y combate.
Venezuela, desde Chávez, ha adaptado la doctrina militar: “defensa de todo el pueblo” a su equipamiento, disposición territorial de las tropas y de la milicia, y a la necesidad de poner en marcha su economía muy castigada por las guerras supuestamente incruentas pero devastadoras que ha puesto en marcha el imperio. Con el asesoramiento de Rusia y de Cuba, Venezuela ha puesto en marcha un sistema de defensa a tres niveles y en tres espacios coordinados de combate: terrestre, aéreo y marítimo, que le asegura la disuasión externa y la posibilidad de combatir con gran éxito si falla esa contención.
-Todas las alianzas estratégicas de los EEUU en América Latina, se están desmoronando, fundamentalmente la OEA y el Grupo de Lima. La capacidad de combate de Colombia y Brasil, fuera de una –poco menos que pintoresca-, oposición diplomática-, se quedará en nada. Argentina, Brasil, Perú, Ecuador, Paraguay, Chile, Honduras tendrán más que de sobra con esforzarse por impedir la formación de un eje continental favorable a la Venezuela bolivariana. Bolivia y Cuba son aliados naturales y políticos de Venezuela, lo mismo que los países del CARICOM.
Putin, por fin, ha alertado sobre los efectos desencadenantes de un desastre de la cualquier intervención o injerencia de los Estados Unidos en Venezuela y se ha prestado para el apoyo –diplomático por el momento-, a Irán.
En diversas ocasiones, cada vez que Trump ha lanzado la carta de las “diversas opciones sobre la mesa”; él, su ministro de exteriores, Serguéi Lavrov; o su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, han contestado asumiendo una responsabilidad concertada de los cuatro países: Venezuela, Rusia, China e Irak, para asumir papeles distintos o conjuntos en la defensa mutua.
Putin, conocedor también de las debilidades de los EEUU ha vendido, previo Convenio misiles de alcance medio móviles y todo terreno –legales según todos los tratados internacionales- que proyectan la defensa venezolana en unas 400 millas-; además de ello, ha facilitado repuestos para un mantenimiento inmediato y personal contratado para un alistamiento efectivo de varios equipos. El equipamiento, muy variado, se completa con vehículos, artillería, cohetes para uso de pequeños grupos de combatientes y armas de uso personal dotadas de medios de localización de diversa tecnología.
Se trata de una gran apuesta contra el predominio imperial en América Latina y el Gran Oriente Medio. Turquía ha ofrecido a Venezuela apoyo en sistemas de producción agrarios y en tecnología avanzada en determinadas áreas de equipamiento doméstico.
Putin demostró la firmeza de su compromiso con la visita de una agrupación de buques dirigidos por la fragata Admiral Gorshkov, a La Habana el día 24 de junio. Es, obviamente un acto de presencia militar y de vigilancia permanente en una de las zonas claves de la guerra contra Venezuela: Cuba.
China ha vendido aviones de combate: cazabombarderos “invisibles”, es decir con poca imagen radar (materiales absorbentes, meta materiales en zonas con más eco; gran proyección de sus medios de detección direccionales: antenas); y contramedidas, incluido el vuelo errático para escapar de las armas que los han detectado. Están dotados con excelentes sistemas de dirección de misiles de trayectoria variable programada por ordenadores en el final de su recorrido. Los misiles son de medio alcance permitidos también por los Acuerdos internacionales sobre Misiles de Alcance Medio. Son los J-20 que se han integrado con los Sukhoi Su-24M. Todos pertenecen a las FANB cuyos profesionales se han adiestrado en el uso, mantenimiento rápido, alistamiento inmediato para el vuelo y alerta permanente y temprana.
Además de eso, los componentes aéreos comprados previo Convenio a la Federación Rusa y a China cubren todos los frentes de la defensa aérea, y participan de la defensa territorial, tal como he explicado en artículos anteriores.
Ahora bien, Xi Jinping, ha explicado, hasta la saciedad, que su apoyo a Venezuela, coordinado con la Federación Rusa se basa en la soberanía de los estados, el respeto a las Leyes, Convenios y Tratados internacionales.
Xi Jinping ha asumido una tarea especial en esta guerra abierta provocada por el Imperio. China –con ayuda de Turquía-, proporcionará alimentos para la demanda continua de los CLAP a los que Maduro ha invitado a integrarse a todos los venezolanos. El Carnet de la Patria y la diplomacia de Paz, cierran el círculo en el que solo se queda fuera la oligarquía dispuesta a vender la Patria, pagando con cuatro millones de muertos.
A estas alturas en el que se desarrolla el 23° Seminario Internacional de SIPRAL, la lucha anti yanqui sigue, nadie pestañea, por tanto el movimiento internacional formado por los partidos de izquierda deben de sumar bloques continentales de coordinación, ejercer presión contra la guerra y levantar las banderas de respeto a la soberanía de los estados, el respeto a las Leyes, Convenios y Tratados internacionales.
En cada uno de nuestros países debemos de iniciar los procesos de creación de los Frentes Únicos Antimperialistas que agrupen a las organizaciones políticas y sociales de profundo corte democrático, dispuestos a defender la vida y la paz del mundo, de acuerdo a la realidad de cada país, hacer la lucha política frente a la derecha y poderes económicos internacionales que actúan como aliados del imperio, forjar los partidos revolucionarios dispuestos a ganar el poder para lo cual es fundamental corregir las desviaciones y defectos que han llegado a pulverizar la presencia de nuestros movimientos ante la arremetida imperial mediante sus partidos y gobernantes títeres.
Realmente la victoria final será la de los pueblos y los países del mundo que luchan por su Soberanía e Independencia, el Socialismo y el Comunismo.
La unidad de los antimperialistas será determinante no solo en una lucha de solidaridad y defensa de la vida humana, sino que expresará los más avanzado de la política nacional, para lo cual hay que levantar un programa acorde a los intereses de las masas populares y servir a éstas con el amor patriótico que debe caracterizar a todo revolucionario.
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