Acerca del pensamiento y obra de Marcelo Andocilla

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Francisco Hidalgo sociólogo ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, ex director de la carrera de Sociología, ex director de la revista Espacios. Compañero y amigo de Marcelo, en su intervención en la mesa redonda recupera varias facetas de la vida de Marcelo Andocilla al cumplirse un año de su partida.

En primer lugar, deseo agradecer a las instituciones organizadoras de este evento y a la familia Andocilla – Rojas, por considerar la posibilidad de que yo pudiera aportar en alguna medida en este evento de homenaje y de reflexión alrededor del pensamiento y la obra de Marcelo Andocilla.

Estamos advertidos de que contamos con un tiempo breve, entonces la intervención se vuelve un poco telegráfica, y he organizado mi exposición alrededor de 3 puntos:

  • La época histórica en la que ubicamos el transcurrir de Marcelo
  • Las principales tensiones que le comprometieron;
  • Destacar algunas de sus reflexiones articuladas a su vida universitaria.

Pero antes he de indicar que, con Marcelo compartimos algunos trechos de la vida, en momentos de militancia, en especial en los andariveles sociales y políticos. Fuimos amigos y  me congratulo de haber contado con su aprecio.

Destaco sus valores humanos en su compromiso militante, en su compromiso médico y en su compromiso de educador.

Mesa Redonda: pensamiento y obra de Marcelo Andocilla.
De izquierda a derecha: Victoria Cepeda ex directora de la carrera de Literatura, Francisco Hidalgo, docente de la carrera de Ciencias Sociales, Ana Arias, decana de la Facultad de Filosofía, Julieta Logroño docente de la carrera de Educación Inicial, Patricio Aldaz vocero del PCMLE.

Es decir que la vida de Marcelo Andocilla estuvo marcada por esa impronta, que no solo lo determinó a él, sino a toda una generación, que es la ética del compromiso, esto es de que, a partir de una conciencia de la situación de explotación y opresión de los pueblos del Ecuador, está demandaba a la par una práctica de militancia que aportara, contribuyera, a enfrentar esas condiciones estructurales. Se trataba de una auto – obligación de vida. Y eso lo podemos evidenciar con claridad en sus escritos.

Y aquí cabe otro apunte previo, al reflexionar sobre el transcurrir de un militante comprometido, además de manera partidaria, esto es que comprende la militancia como un conjunto orgánico, no es suficiente tomar como referencia los textos escritos, es necesario remitirse a las luchas, a las batallas que emprendió en la actividad militante que se plantea revolucionaria, esto es: de transformación radical, de transformar las raíces de los problemas. Entonces en ese andarivel; ¿Cuáles fueron esas batallas que emprendió, en las cuales se comprometió?

Solo entonces cabe entrar a los puntos que nos hemos propuesto tratar.

En primer lugar, hemos dicho la época histórica en la cual transcurrió su vida y obra comprometida y militante, en la cronología creo que podemos ubicarla en el arco de tiempo de los años 60 – 70 del siglo XX hasta la actualidad.

El gran tema que se le plantea, y del cual ya hemos mencionado algo, es la superación de los problemas estructurales del Ecuador: pobreza, atraso, dependencia, por la vía de un proceso revolucionario: esto es el derrocamiento de un estado y de unas clases poseedoras y dominantes; que debería ser sustituido por otro orden, de carácter emancipatorio. Y articulado a la cuestión de la revolución va el tema de la organización partidaria como el instrumento cardinal que posibilita esa perspectiva de revolución, que marca una conducción de estrategias y tácticas.

La vida de Marcelo Andocilla es la vida de esa militancia orgánica que además está marcada por la impronta de garantizar esa radicalidad, esa perspectiva de cambio radical y profundo. El debate sobre reforma o revolución.

El otro gran tema para el Ecuador en este transcurrir desde los años 70 del siglo XX hasta la actualidad, es el de las relaciones entre la participación social y política de las clases populares y los espacios, las vías institucionales, en los senderos de la constitucionalidad. Donde junto a la cuestión de partido y revolución, están los temas de movimientos sociales y conquistas democráticas. En especial el movimiento estudiantil universitario, del que formó parte Marcelo, y los espacios en la institucionalidad del aparato universitario. Son muy interesantes sus reflexiones alrededor de las experiencias de movimiento estudiantil, en primer lugar, a mediados de los 70, enfrentando a la dictadura militar desarrollista, y luego, a fines de los 90, enfrentando a los regímenes neoliberales en el ropaje constitucional. También están sus inquietudes respecto de la participación electoral y las cuotas de presencia en los organismos locales, como los municipios

Finalmente, está la temática de la construcción de la cultura, de la educación, de la formación, siempre con esa demanda de un norte  de concientización. La tensión entre la institución académica y el fluir, el desenvolvimiento de la reflexión rebelde, crítica, cuestionadora del poder. Desde estos otros niveles constitutivos de la vida de Marcelo: el médico y el docente: ¿desde que perspectivas emprender el desafío del profesional de la salud frente a las condiciones estructurales que marcan condiciones de enfermedad?, ¿desde que perspectivas emprender el desafío del docente en la formación de las nuevas generaciones de profesionales?

Con lo dicho emprendo el tercer punto planteado, el escrudiñar en los textos académicos de Marcelo Andocilla estas condiciones y tensiones planteadas. Debo indicar que no he asumido la revisión de su obra literaria.

Entonces destaco los siguientes pensamientos propios de Marcelo, alrededor de los siguientes puntos: a) estudiante y profesional médico; b) conciencia y militancia; c) transformación en la educación universitaria; d) teoría y práctica educativa; e) ética de vida:

Sus primeras reflexiones maduras las hace en el tránsito de estudiante hacia profesional médico, en la actividad de la medicina rural:

“ Me pude dar cuenta que el problema no era curativo, no era el recetar, no era exclusivamente de orden biológico, no residía en los medicamentos que se les pueda ofrecer, sino que en esa comunidad existía un problema más de fondo: no había agua potable, ni alcantarillado…  El problema iba más allá, era de fon­do: como médico podía resolverlo en el orden biológico, curativo, pero era poco duradero; como persona ligada a la comu­nidad, comprometida con ella, pudimos ampliar la cobertura sanitaria… (pero) El problema era de mayor perspectiva; me di cuenta de que más allá que firmar una receta, lo importante, lo realmente trascendente para cambiar esa situación… era el problema que aquejaba a los centenares de pueblos del país, olvidados por siempre”

Articulado a esta perspectiva desde “los olvidados de siempre”, se emparenta con sus reflexiones respecto de conciencia y militancia. Al respecto dice Andocilla:

“A más de conocer, a más de decidirnos a cambiar, es la militancia por el cambio, la acción organizada y científica por la transformación. Cuando los teóricos del marxismo decían:  “la libertad no es más que la conciencia de la necesidad“, tenían razón por­ que sólo cuando somos conscientes, es decir, cuando conocemos el fondo de las cosas y no solo su superficialidad y hemos decidido actuar para cambiar, organizamos para luchar, allí estamos actuando libremente”.

Nuevamente está acá la tensión “actuar para cambiar”, lo que conduce a “organizarnos para luchar”. Desde este nivel también un Marcelo Andocilla docente, ya con trayectoria, reflexiona respecto de la transformación en la educación universitaria:

“Es necesario crear un sistema de enseñanza que asegure el desarrollo multilateral y armonioso donde se identifique las necesidades del progreso social, científico y tecnológico, en función de la independencia y libertad, esto tiene que ver con los contenidos del conocimiento, pero además con la formulación de los contenidos educativos que revelen la realidad y contribuya a que el adulto profesional concreto incorpore a su visión, esta visión del mundo. Por tanto, es necesario un proceso educativo democrático, cuestionador, participativo, creador y transformador, en todas las manifestaciones de la vida humana. Que al apropiarse de los elementos culturales en realidad los recree en las necesidades del progreso y del bienestar material y espiritual de la sociedad”.

Hay una constante en estos escritos, es la unidad entre teoría y práctica, lo cual lo acompaña en su pensamiento respecto de la educación:

“… es necesario construir una teoría de la práctica educativa, que reconociendo las realidades incorpore una alternativa que permita la expresión democrática del saber. Por tanto, es indispensable promover una práctica educativa que parta de la formulación de una teoría que permita dimensionar la realidad económico social en la que se desarrolla el conocimiento y en esas condiciones se promueva su apropiación de manera crítica, su recreación consciente y la creación de nuevos saberes destinada a la solución de las necesidades del desarrollo social y nacional”.

Finalmente, en este breve recorrido sobre los textos de Marcelo Andocilla, tenemos su obligación con una ética de vida, no solo en el plano de la acción política, de la labor de educador, también en su tarea de escritor y ello le lleva a valorar, a recuperar, la trayectoria de Juan Montalvo. A propósito de la reflexión sobre la obra de Juan Montalvo,  Marcelo Andocilla llama la atención sobre la siguiente proclama de revolucionario liberal ambateño (su coterráneo), a partir de la inquietud ¿Qué es un escritor?:

“Escritor cuyo fin no sea de provecho para sus semejantes, les hará un bien con tirar su pluma al fuego, provecho moral, universal; no el que proclaman los seudo-sabios que adoran al dios Egoísmo y le casan a hurto con la diosa Utilidad en el ara de la impudicia”.

Así concluimos con esta intervención, destacando esa ética de vida que marco la vida de Marcelo Andocilla, cuyo fin sea el provecho para sus semejantes, comprometido con las causas de los olvidados de siempre.

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