a propósito de la carta a dos jóvenes indígenas ecuatorianos escrita por Boaventura de Sousa Santos

publicado en: Opinión | 0
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Viene a colación este texto, porque resulta preocupante que un eminente pensador como Boaventura De Sousa Santos, que ha hurgado desde la periferia en el enjambre de posibilidades epistémicas del mundo Andino, haya postulado una tendencia política basada en una ambigua ontología indígena, producto de 500 años de colonización y anclada en la modernidad.

Me refiero a su ensayística “Carta abierta a dos jóvenes indígenas ecuatorianos“, cuyo contenido ya fuera objetado por el filósofo andino Atawalpa Oviedo, asentuando la clara la inclinación de De Sousa Santos en apoyar al Movimiento UNES del cuestionado correato en la elección presidencial 2021 en Ecuador, sin entender el mundo andino/indígena desde sus raíces o entendiéndolo desde perspectivas eurocéntricas.

Si Oviedo le ha contestado diciendo que “el progresismo en toda América Latina nos ha perseguido, criminalizado, asesinado, y usted (Don Boaventura) nos pide que seamos masoquistas y que votemos por ellos para que nos sigan sometiendo”, no cabe duda el filo político que rige dicha Carta, notable en cobijar aquel proyecto que cometió semejantes atropellos en mi país.

Boaventura De Sousa pasa por alto que aquí dentro, en Ecuador, hemos palpado una línea programática que insufló en el pueblo humilde y la mentalidad de cierta intelectualidad camaleónica, el prurito de un nuevo desarrollo inspirado en un commodity ideológico de uso sectario que sobrepreció la antaña corrupción; ignora que esa línea, no fue sino el Progroms de una  élite que quiere seguir reeditando la república colonial, potenciando las utilidades bancarias o el extractivismo sin fronteras, tal como ocurrió en la llamada “década ganada”, sin que les haya importado el despojo territorial, el desarraigo cultural y el peligroso daño ambiental.

Y lo hemos experimentado con fuego y sangre, bajo el principio de: “escúchenme bien ah, que el Jefe de Estado no es solamente Jefe del Poder Ejecutivo, sino también del Legislativo, Judicial, Electoral, Transparencia y Control Social, de las Superintendencias, Contraloría y Procuraduría”.

De Sousa Santos no se ha enterado que, con aquella afirmación, se definió el proyecto político de la Revolución Ciudadana que enarboló el Estado del Buen Vivir, recordándonos la tendencia del Siglo XVIII en que se traslaba la trascendencia de la fe religiosa a los aparatos del Estado debido a la consolidación de los Estados nacionales y de las Monarquías absolutas, así como al crecimiento de la burguesía y su actividad fundamental: el comercio internacional.

Afirmación que hizo que la República girara en torno a Rafael Correa Delgado, quien entendía el ordenamiento jurídico del Ecuador centrado en él como primera causa, la de un nuevo Dios de una vieja monarquía, la misma causa que esgrimiera el ultraderechista León Febres Cordero y su plana mayor de ministros y asesores (década de los ochenta del s. XX), algunos de los cuales estuvieron en la administración del Estado Correísta; y, quiéranlo o no sus seguidores y Boaventura de Sousa, también en la administración del “traidor” Lenín Moreno Garcés (2017 – 2021); esa causa que hoy dice que el candidato Yaku Pérez apoyó el Golpe de Estado en Bolivia, que aupó las masacres en el altiplano, en Sacaba y Senkata, que es un falso ecologista y que es agente de la CIA, para lo cual ha utilizado todo el aparataje nacional e internacional de espionaje y desprestigio que tiene a su alcance.

Lo demás ya lo legitima a favor del “progresismo” el mismo Boaventura De Sousa Santos en su Carta. Pero lo que sí cabe resaltar es lo que señala Oviedo con debida contundencia en su cuestionamiento: “ni la derecha, ni antes la monarquía, lograron en estos 500 años dividir al movimiento indígena, como sí lo consiguió el Socialismo del Siglo XXI”. ¿Por qué?, porque al parecer existe un PLAN MAYOR que se dirige hacia su desarticulación, considerando que el resurgimiento del Buen Vivir Andino desacredita el colonialismo y se proyecta hacia las futuras generaciones de los países de Latinoamérica como un genuino acontecimiento emancipador, asunto que ha dejado antónitos a la inteligencia mundial y a ciertos intereses dominantes que han puesto a funcionar un trusts de cerebros o think tanks que se hallan revalorando la histórica “conquista” de América como un hecho de desarrollo y progreso de nuestros pueblos.

Tal acontecimiento empieza a trazar un nuevo camino en tanto TERCERA VÍA DE LIBERACIÓN  frente al desgastado progresismo y la clásica izquierda personificada hoy en la grosera actitud “revolucionaria” del correato en mi país; una actitud que pretende justificar la flagrante corrupción y el delito político, en un supuesto lawfare para neutralizar al caudillo, como dice Boaventura, sin saber que la supuesta y “cruenta” persecución corresponde a lo que tal Jefe de Estado dijo en su tiempo ser: “no solo el Jefe del Poder Ejecutivo, sino también del Judicial…”. Y lo fue y lo dejó instalado.

Son 14 años en que pudo haberse marcado un nuevo horizonte de comprensión para romper -si de revolución descolonizadora se trata- con las instituciones de corte eurocéntrico creadas en sus distintas esferas corporativas científicas, ideológicas, religiosas, estatales y de la política del pasado, como quisiera Boaventura de Sousa Santos, o al menos apaciguarlas. Pero no fue así, todo el sentido de liberación que hospedó el Socialismo del Siglo XXI en Ecuador se volvió tan farisaico como lo que inspira ontológicamente al capitalismo.

No negamos, per se, que tal socialismo haya añadido unas últimas páginas para Angel de la Historia, pero tampoco podemos afirmar que haya originado ni abierto el camino hacia otra dimensión social transcivilizatorio. Ese “socialismo”, no es sino, hasta el momento, el símil de las tensiones dialécticas e históricas entre la sociedad civil y el Estado clásico, explicadas (dichas tensiones) por tales leyes con características artificiales. Todo el Estado colonial está intacto y goza de buena salud en Ecuador y América, así como en otras partes del mundo.

Finalmente para decir que he leído con pasión y con ojo crítico -como debe ser toda lectura- la obra de Boaventura de Sousa Santos, sus valiosos aportes deconstructores del desarrollo capitalista, útiles para darnos cuenta lo mucho que falta por recorrer el camino epistémico de los Andes, su otra racionalidad biocósmica-cosmogónica; y de que resulta falsario recurrir simplemente a herramientas intuitivas, bibliográficas y conveniencias econométricas para definir el Buen Vivir, o partir de los preceptos constitucionales de Bolivia y Ecuador para enarbolarlo consentido tecnocrático, preceptos normativos que operaron como un dispositivo que puso a funcionar la inteligencia de los más conspicuos hacedores de historia y cultura que ahora pretenden ser funcionales al Progroms del aspirante presidencial Andrés Arauz Galarza.

Del candidato de la derecha, Sr. Guillermo Lasso, representante del chulquerismo internacional en Ecuador, ya lo sabemos, también viene por más.

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