revista rupturas Quito Ecuador opinion analisis

Por: Julián Quito

Fotografía: Internet

A la espera de la gota que derrame el vaso

 

 Mientras viajaba en mi auto hacia Quito desde Sangolquí, me hice acompañar de un programa radial de información y opinión, como suelen decir los locutores, tipo I,  informativo, y tipo a, apto para todas y todos. Llegué a mi oficina con un sabor amargo, apesadumbrado, de mal genio, no sabía que el país estaba en tan grave situación económica. El profesional que intervino en el programa radial, con la finalidad de ayudar a los radio oyentes a graficar el estado del desempleo abierto y del subempleo, nos puso en el interior del estadio olímpico “Atahualpa”, lleno, repleto, con unas 45 mil personas. Luego, cuando ya habíamos visualizado mentalmente la masa de gente, al gentío, dio las cifras oficiales tomadas de CEPAL, el Banco Mundial y el FMI, son cuatro millones de desempleados y sub empleados, de siete millones y medio de población económicamente activa. ¡Este dato es desesperante!.

 

Me hizo pensar en una terrible depresión económica donde la gente común y corriente se ve obligada a restringirse en la satisfacción de sus necesidades básicas, no ya de aquellas suntuarias y de recreación; hablamos de alimentación, vestido, educación, salud. La afectación se dirige a la población más vulnerable: niños, jóvenes, ancianos. Ya no se puede pensar en renovar el vestido sino en remendarlo; la dieta alimentaria debe restringirse, porque, además, las colas (Coca, Pepsi, Fanta, Seven, etc.) subieron de precio exorbitantemente con las recientes medidas tributarias nacidas de la inspiración del caudillo; florece la automedicación y se atiborran las unidades médicas públicas; los cursos, las especializaciones, la educación, pasa a segundo plano mientras se busca la subsistencia.

 

 

Mientras hubo abundancia de petrodólares, no se creó un aparato productivo nacional, ni desde el lado del burgués capitalista ni desde la economía popular expresada en el sistema cooperativo. La burguesía vivió del sistema rentista y el sistema financiero de la especulación, no se invirtió en la producción agrícola y pecuaria; no se crearon los sistemas de salud preventiva y alimentación soberana; en suma, no se sentaron las bases materiales y técnicas de una producción intensiva y extensiva que sostenga un modelo de desarrollo y crecimiento.

 

La inversión pública se la hizo en infraestructura cuyos costos quizá los sabremos algún día, pues la información en este Gobierno está sellada para mantener el secreto de los contratos a dedo bajo la figura de emergencias declaradas artificiosamente en todo el país y en todos los sectores hacia donde se dirigió la inversión; no aumentó la producción petrolera y más bien decreció frente a la década anterior; no se “sembró el petróleo”; pero, es más, las centrales hidroeléctricas fueron construidas con créditos afianzados en la producción petrolera y se ha puesto en grave riesgo la reserva monetaria internacional con el manejo prendario impulsado por el caudillo para proveerse de capitales. Se conoce que el costo de metro cuadrado de carretera en el Ecuador es siete veces más alto que en Europa.

 

Hoy, la hecatombe de Manabí, Esmeraldas, Santa Elena, Santo Domingo y Los Ríos, ha desnudado la real situación económica del país: endeudados más allá del 40 % del Producto Interno Bruto a tasas sumamente elevadas, sin liquidez y en medio de compromisos que no se podrá honrar como el Tratado de Libre Comercio con la Comunidad Económica Europea, tan ansiado por las Cámaras.

 

No tiene liquidez el Gobierno. Anuncia que hay líneas de contingencia pero que corresponden a créditos internacionales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional; entre tanto, aún no se ha cuantificado el monto de los daños y perjuicios que ocasionó el terremoto, pero, a “ojo de buen cubero” el caudillo dijo que se trataba de unos tres mil millones de dólares y, si el caudillo lo dice, así tiene que ser; entonces, la pregunta es: ¿quién pone esos tres mil millones de dólares? La respuesta es la de siempre: El pueblo, las masas populares, la gente, el ciudadano, las amas de casa, los trabajadores de la ciudad y el campo, el empleado público, los maestros, los jubilados, porque en gobiernos populistas y de derecha, el peso de toda crisis se coloca sobre los hombros del pueblo.

 

En medio de la crisis, en medio de la recesión, el paquetazo económico y, ahora más, la venta de bienes del Estado en la más vieja usanza de las privatizaciones que en su momento, motivaron respuestas sólidas, fuertes, efectivas de las masas populares pero que hoy, por arte de magia, son anunciadas impúdicamente, incluso en áreas estratégicas expresamente prohibidas por la Constitución de la República.

 

 

¿Qué hubiera hecho el gobierno correísta si el pueblo, el ciudadano, el ecuatoriano de corazón y de alma no hubiera respondido como lo hizo, en solidaridad con nuestros hermanos afectados por el terremoto? “Esta situación no se resuelve con latas de atún” ha dicho muy suelto de huesos el caudillo, pero, repito: ¿qué hubiera sido del Gobierno si esas “latas de atún” no las hubiera movilizado el pueblo, junto a vituallas, comida, enseres, agua, dinero, rescatistas, voluntarios? ¡Prepotente y vacío es el caudillo!.

 

“No confío en el Gobierno. No confío en la Asamblea. No confío en la Contraloría” decía un asambleísta; esa misma desconfianza es la que se riega en las calles, plazas y campos de nuestra Patria, mientras la Corte Constitucional impulsa el trámite de reforma a la enmienda constitucional recientemente aprobada por el rebaño, mediante la cual el caudillo no puede presentarse en este mismo período como candidato a la Presidencia, y el Consejo Nacional Electoral atiza a las hermosas jovencitas con “capacidad de mover montañas”.

 

Existe ayuda internacional por toneladas, material y económica. Los edificios de propiedad del Estado deben estar asegurados; los negocios de importancia, deben estar asegurados; por tanto, desde las compañías de seguros habrá un importante desembolso para la reparación, de ahí que nadie sabe para qué son esos tres mil millones de dólares que el ojo del buen cubero determinó como imprescindible y que origina el paquetazo económico.

 

Municipios, juntas parroquiales, consejos provinciales, también resultan gravemente condicionados en la ejecución presupuestaria, lo que implica desandar lo andado, modificar los presupuestos institucionales, hacer recortes, no pagar a contratistas como tampoco paga la administración central correísta.

 

¿Qué hacer? Por ahora, pedirle al Ministro Elhers que, haciendo turnos, llene el estadio olímpico “Atahualpa” y lleve la felicidad a los desempleados y sub ocupados mediante ejercicios de yoga y meditación, hasta que alguna gota derrame el vaso y la llamarada de la dignidad cobije a nuestra Patria.

 

 

Calcular Page Rank

Las Casas Oe3-128 (entre América y Antonio de Ulloa)

Quito-Ecuador

ISSN 1390-6038

Revista Rupturas © 2015 Derechos reservados