1 de julio celebración de la diversidad

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Tragedia, violencia, anulación acompañan a lo largo de la historia a quienes no confirman el sistema.  Los derechos para el diferente, para el otro no llegan de forma vivencial, como al parecer debería suceder constitucionalmente. Se ha normalizado la frase “ganar espacios”, lo que ha convertido al hogar común en un campo de lucha, de conquista, de resistencia. Donde los derechos se ganan, pues nos son esquivos a muchos, aunque anecdóticamente se nos conozca como minorías.

Sucede esto en la actualidad, cuando la historia nos ha enseñado que la civilización ya nos habita desde que occidente nos enseñó como vivirla. Desde que se impusieron las normas que anulan la voluntad y que vuelven al ser humano funcional al sistema, donde lo que prima es la máscara y el capitalismo es el macabro eje que la sostiene.

Dentro de este contexto se presentan en el calendario fechas que vienen a remecer la cotidianidad y cuestionan al sistema, una de estas y que fue ocasión para sacar a luz a una sociedad encerrada en sus propias tinieblas fue la marcha para conmemorar derechos LGBTI.

Este evento que en Guayaquil se dio por primera vez el 28 de junio de 2008, y que desde entonces ha sido un espacio para celebrar la diversidad, es una de las conquistas de los llamados grupos minoritarios, donde se visibiliza a un sector excluido de la sociedad por su identidad de género. Sin embargo, este espacio se vio vulnerado por el recién posesionado alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, quien indicó que como administrador de la ciudad debe “priorizar el interés colectivo y el orden ciudadano”, por lo que negó el permiso para que la marcha transitara por los sitios tradicionales de esta ciudad, como la Calle 9 de Octubre y el Malecón Simón Bolívar. Resultó curiosa esta decisión, pues se trata de un alcalde que llegó a esta función aupado por un partido político vinculado con la izquierda.

Negar el tránsito por esta ruta a una marcha que durante su recorrido convoca a la fiesta, contagia alegría y abre espacios de reflexión, como una forma de reivindicación a la diversidad, deja ver a una autoridad con una ausencia de sensibilidad política. Una autoridad que no dimensiona la multiplicidad de la sociedad humana y que vulnera derechos de personas que han sido marginadas históricamente.

Quizá esta decisión se debió a que la alegría de esta marcha constituye una amenaza al pensar al cuerpo no solamente como un espacio que reproduce la fuerza del trabajo, sino también como un espacio de identidad, de afectos, de placer, de alegría. Esa alegría de la que habla Deleuze, aquella que invita a resistir y a vivir. Es este sentimiento, precisamente, el que logró que los espacios ganados no se vulneren y este 1 de julio de 2023, finalmente el Movimiento LGBTI, realizó su recorrido por los sitios emblemáticos del Puerto Principal, aquellos que guardan en su historia marcas de libertad, que se reconstruyen y se reactualizan para aterrizar en nuevos contextos sociales que convocan a la construcción conjunta de ciudades inclusivas.

Glenda Viñamagua
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